CAPITULO 127 (LAS VERDADES SALEN A LA LUZ)

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Estaban regresando a la hacienda, la misa había terminado. Se mantenían en silecio, era momento de hablar con honestidad

Juan: ¿cómo fue que pasó? 

La mirada de Juan reflejaba triste, sus ojos estaban llenos de lágrimas que no podía contener, su corazón se detuvo unos segundos 

Juan: quiero la verdad, ya no quiero más mentiras (lágrimas) 

T/n y Sara se miraban, debatiendo quién empezaba a hablar primero 

Juan: ¿es verdad lo que dijo Pedro? 

Pedro era el único que no estaba presente

Sara: sí. Lo que dijo es verdad, estoy embarazada 

Estaba seguro que en cualquier momento podía desmayarse

Sara: yo nunca quise lastimarte, en verdad pensé que te amaba, pero... tarde me di cuenta que no fue así, nunca te amé 

Juan: ¿te enamoraste de mi hermana? 

Sara: (asiente) nunca había sentido esto que siento por nadie, ni siquiera con el hombre que me hizo tanto daño. Lo siento, lo siento por no haber sido sincera, por... no decirte la verdad 

Juan trataba de retener sus lágrimas

T/n: antes de que tú y Sara estuvieran juntos sabía que la amaba, pero traté de no interponerme, porque tenía miedo a tu reacción, prometí no volver a amar, pero al verla no pude contenerme más, mi corazón me pedía a gritos que debía estar a su lado sin importar las consecuencias. Mi intención nuna fue enamorar de ella, hermano, de verdad

Juan: ¿hace cuánto te enteraste que estas embarazada? 

Sara: hace un par de semanas

Juan: ¿tú lo sabías? 

T/n: sí, Sara me lo dijo unos días después. Yo tenía mucha ilusión de tener un hijo como tú, y cuando ella me dio esa noticia, no pude resistir a la felicidad. El sueño de mi padre era que yo tuviera un hijo que fuera parecido a él, y ahora que ese sueño puede cumplirse, todo puede ser diferente 

Mateo: ¿por qué nunca dijeron la verdad? 

Sara: yo le pedí a T/n callar nuestra relación, aún no estaba lista a confesarles lo que sentía por ella, y te agradezco haberlo hecho, agradezco tu silencio por tanto tiempo, pero sabía que en algún momento se enterarían y ya no podía callar más 

Juan: ¿Pedro como se enteró? 

Sara: no lo sé, nunca se lo dije, los únicos que sabían eran mi madre, Beatriz y Lucas

Lucas: yo no le dije nada, yo pensé que tú le habiás dicho 

Sara negó 

Juan: me imagino que todo este tiempo que estuvieron juntas fue porque en verdad lo que dicen sentir es real ¿no? Nadie decide a quien amar, el corazón elige y no puedes detenerlo

T/n: lamentamos mucho no haberte dicho la verdad desde un principio, debí haber sido honesta conmigo, como tú lo has sido con todos nosotros 

Juan: no puedo odiarte porque eres mi hermana y eres una parte importante en mí, me duele que me haya enterado de está manera, pero tarde o temprano las verdades salen a la luz y... no me interpondre en sus decisiones, si quieren ser felices juntas pueden serlo, no me opondré

Todo lo que decía le dolía, pero no podía forzar a Sara a amarlo si no sentía lo mismo que él siente por ella, ahroa iba a comenzar una vida con Julieta y su hijo, la igual que ellas

LA  HERENCIA, UN LEGADO DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora