CAPITULO 142 (FUNERAL)

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Julieta iba llegando a su casa 

Rosa: ¿qué haces aquí? ¿No dijiste que no querías verme nunca más? ¿Por qué se lo dijiste? 

Julieta: él tenía derecho a saberlo, mamá 

Rosa: ¿por qué crees que no tuve valor de decírselo todos estos años? Porque no quería romperle el corazón 

Adela: por qué no se calman y lo platican...

Rosa: no se lo dije porque tu padre no es Severiano, tu padre es Próspero, ese hombre que ahora me desprecia y quiere que yo me vaya de la casa (lágrimas) Próspero Millán, mi esposo y el amor de mi vida, él es tu padre y siempre va a ser tu padre, no importa lo que diga un examen de ADN

Julieta: no, mamá, no intentes hacerme sentir culpable. Todo esto lo provocaste tú, no yo 

Betrha: señora Julieta, no le hable así a su madre 

Rosa: Déjala, Bertha. A mi hija le cuesta mucho trabajo reconocer sus errores, pero le es muy fácil señalarme a mí 

Julieta: ¿fácil? ¿Te has preguntado cómo sería mi vida y la de mis hermanas si hubieras respetado nuestra individualidad? No tienes ni idea de lo que estoy sufriendo, mamá 

Adela: Julieta, a una madre se le respeta no importa los errores que cometa. Ella te dio la vida 

Julieta: ese es el problema, Adela. ¿De qué sirve que me dé la vida si me hará miserable la existencia? ¿Hasta dónde llega el derecho de los padres de destrozar el futuro de sus hijos? Él único que siempre me apoyó fue Próspero, mamá, y ahora hasta eso me quitaste. ¿Cómo quieres que le diga? ¿Papá? 

Adela: Julieta, tu padre es el hombre que siempre te ha amado, quien sostuvo tu mano en tus peores momentos, que se quedó cuando todos te dieron la espalda. El único hombre que va aser el pilar de toda tu vida. Un padre, Julieta, hace todo por protegernos y alejar el mal de nosotros. No lo pierdas, Julieta, porque cuando se vaya de este mundo y no esté aquí, vas a llorar las lágrimas más amargas de toda tu vida 

...

Pedro: lo siento, no pude hacer nada. Murió frente a mis ojos 

Alondra: hay que avisarle a su familia (sollozaba) 

Lucas estaba en el suelo, acariciando el cuerpo de don Agustín que ya se encontraba sin vida. Sollozaba, dándole las gracias por todo lo que le había enseñado 

...

Adela: (llamada) dígame, señorita Sara 

Sara le había dado la noticia del terrible fallecimiento de su padre. No dudaba en llorar. Su corazón se estaba partiendo en pedazos, al igual que el corazón de sus hijos, quienes llegaron al cuerpo de su abuelo, abrázandolo y llorando. Pidiendo a gritos que el hombre despertara

Minutos después, Adela había llegado, mirando todo lo sucedido

...

Alguien, misteriosamente, estaba entrando a la oficina de Juan, buscando aquel paquete que Dante le había entregado. Abriendo uno de los cajones con llave, logró encontrar lo que estaba buscando

...

En la hacienda, todos estaban presentes ante el funeral del señor Agustín, despidiéndose de él 

Adela: ¿por qué Dios no me dejó despedirme de él, niña? (triste) ¿Por qué me lo arrancó dejándome un hoyo aquí? 

Sara: él sabía cuándo lo amabas, Adela (la abraza) 

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⏰ Última actualización: Aug 16 ⏰

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