CAPITULO 110 (¿EMBARAZADA?)

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Modesto: pues, qué yo sepa, Dante y esa señora no se conocen. ¿Estás segura que se hicieron señas? 

Adela: sí, bueno, más bien ya no sé, seguramente estoy viendo moros con tranchetes, no me haga caso 

Modesto: a lo mejor si porque para los tiempos en que el patrón Severiano y la señora Catalina rescataron a Juan y a Pedro, Dante casi no venía por aquí, por Santa Catalina 

Adela: entonces no hay forma de que se conozcan, pues ¿cómo? 

Modesto: pues a menos que se conocieran en otro lado, porque Dante no convivió con los muchachos hasta que viniveron a vivir aquí, ya que los habían adoptado 

Adela: ah, pues, entontes sí 

...

Dante se encontraba tumbado en la cama, los golpes que había recibido por parte de Pedro le dolian y mucho

Alguien llama a la puerta, él abre dudando de que pueda ser Pedro o algún complice de él, así que toma su arma y abre la puerta

Déborah se asusta al ver el arma

Déborah: ¿qué te pasa? ¿Por qué me estás a puntando? (asustada) 

Dante: pensé que era Pedro 

Déborah: ¿qué te hizo? 

Dante: las cosas con él van de mal en peor 

Déborah: bueno, ni que lo digas, hace rato me pregunto que si tú y yo éramos amantes, lo negué, por supuesto, pero no logré convencerlo 

Dante: Pedro sabe que yo maté a Henry 

Déborah: todo por culpa de ese maldito escuincle chismoso (quejándose) lástima que no pude terminar con ese problema hoy 

Dante: te dije que no le hicieras nada al niño 

Déborah: cálmate, pues si no le hice nada al niño, se cayó de las escaleras, pero Sara logró atraparlo y fue ella la que se golpeó en la cabeza 

Dante: ¿se encuentra bien? ¿Fue con el doctor? (preocupado) 

Déborah: la revisó el médico en la casa, no tiene nada grave. Dime ¿por qué te golpeó Pedro? 

Dante: el muy idiota quiso darle la vuelta a Juan y lo acusó de fraude, Juan y sabía todo, incluso estaba enterado de que el verdadero ladrón de la empresa del Monte era Pedro 

Déborah:...

...

Juan, Pedro y el resto de la familia, excepto Sara, estaban en el despacho 

Juan: te lo voy a volver a preguntar. ¿Estás seguro de que quieres renunciar a la vicepresidencia de la empresa? 

Pedro: (suspira) bueno, primero quiero ofrecerles una disculpa a todos, especialmente a ti, Juan, yo nunca quise hacerte daño, yo solo defendí la empresa porque pensé que estaba en peligro y creo que eso es algo que cualquiera de nosotros hubiera hecho ¿no? 

Mateo: bueno, ya, está listo, a ver, un abrazo y ya dejen esa rivalidad tan absurda que se traen 

Lucas: y ya por favor no le echen las culpa a Sara, sabemos que ustedes tienen bronca desde hace muchos años 

Simón: todos te queremos, Pedro. Eres muy importante para la empresa. ¿Vas a quedarte? 

Pedro: solo si Juan está de acuerdo 

Juan: yo jamás acepté tu renuncia

Simón: entonces vamos a salir adelante juntos como los profesionales que somos 

LA  HERENCIA, UN LEGADO DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora