CAPITULO 113 (LA EMPRESA CAMPO VERDE)

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Cornelio: esa desgraciada me las va a pagar (super enojado) ¿cómo se atreve a tocar a mi hijo? maldita vieja, he cometido errores porque soy humano, pero aún estoy a tiempo de enmendarlos 

Adela: sí, Cornelio, si tú te arrepientes de verdad, de corazón, Dios perdona

Cornelio: a mí, pero la que no tiene perdón a Dios es Déborah, ella también soltó una lana para que le pegaran a Simón del Monte 

Adela: ay, ánimas benditas, es que esa mujer es un monstruo 

Chavita: Adela, por favor, cuídese, porque esa señora Déborah cada vez se vuelve más peligrosa 

Adela: es que no puedo creer que esa señora sea madre de la niña Sara, ella es muy buena 

Cornelio: ¿saben qué? Voy a hacer algo que jamás pensé hacer 

Chavita: por favor, no hagas más locuras. No le des más mortificaciones a tu padre  

Cornelio se va 

Adela: ¿qué haces aquí, Bryan? ¿Qué no fuiste a la hacienda?

Bryan: no voy a ir, ya no quiero trabajar ahí. Don Chavita ¿me daría chamba de mesero aquí en los adoloridos? 

Chavita: (sorprendido) 

...

La tienda textil estaba siendo clausurada 

Aurora: no debieron hacer esto sin la presencia de la dueña 

Paloma: es una orden judicial, señora. El negocio se irá a juicio por las inconsistencias del contrato 

Rosa: y muy bien, porque esta es mi tienda, yo soy la dueña, tiene que regresar a mí. La ventajosa de Déborah Portillo quiso tomar ventaja, pero fíjese que no 

Déborah: (llegando) ¿que? ¿Sellos de clausura? ¿Cómo pudieron hacer esto sinvergüenzas? Están actuando con alevosía y ventaja 

Rosa: el burro hablando de "ojeras"

Próspero: de orejas 

Rosa: de lo que sea

Paloma: todo se está haciendo conforme a derecho, señora. El rey del sarape, como está denominado este negocio y no la reina del sarape, como usted lo nombró está infringiendo la ley, y aquí tengo la orden del juez donde dice que tenemos que clausurar, hasta que no se resuelva la situación 

Déborah: ¿y tú quién te crees que eres para decirme esto, muchachita de quinta? 

Paloma: soy la abogada de los señores Millán

Déborah: ¿ahora resulta que la hija del cantinero es abogada? 

Paloma: (asiente) 

Déborah: y tú, pobretona ¿no te alcanzó para un abogado de mi nivel? 

Rosa: no me busques, Déborah, porque me vas a encontrar 

Déborah: te voy a encontrar, pero pepenando cuando los deje en la calle 

...

Todos los trabajadores hablaban por teléfono acerca de los contratos que estaban siendo rechazados por los inversionistas 

Simón: Sara, aquí está la carpeta de los clientes actualizada 

Sara: muchas gracias, Simón. Oye, hiciste muy buen trabajo, gracias 

Beatriz: (entra) el licenciado Pedro sigue sin contestar las llamadas, todas se van a buzón 

Sara: bueno, a ver, comunícame con la empresa... 

LA  HERENCIA, UN LEGADO DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora