capítulo 13

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sofía ortiz

anaa_sai

(Ubicación)

Te espero a las 8 allí, que tengo que llegar pronto al paddock.


Ese fue el mensaje que recibí ayer a última hora, una vez todas las prácticas habían terminado. Por ello, cuando mi padre quiso salir a dar una vuelta por la noche, tuve que negarme, para así poder ir a dormir pronto y despertarme a una hora decente. Aunque conciliar el sueño fue imposible para mí. No hacía más que imaginar todos los escenarios posibles que podrían ocurrir a la mañana siguiente.

¿Me odiaría? ¿Me vendería a los medios como una cazafortunas? Estaba acojonada. Por ello sólo pude dar vueltas en la cama hasta la madrugada, cuando acabé venciendo ante el cansancio de un día con tantas emociones, pero debido a la cita que tenía con Ana, no fueron más que un puñado de horas.

Por suerte, mi yo del día anterior ya lo había planeado, por lo que me había despertado la alarma con suficiente tiempo como para maquillarme y parecer una persona decente frente a ella. O por lo menos, una persona que haya tenido las suficientes horas de sueño. Casi podía oír la voz de María diciéndome "Si vas a estar triste por lo menos tienes que arreglarte, no puedes estar triste y fea el mismo día" lo cual me hacía sentir un poco menos de presión en el estómago.

Cuando me siento nerviosa es imposible frenar esa sensación de vértigo que crece en mi garganta, unas náuseas que probablemente me atormenten hasta que aclare todo lo que pasa en mi mente. Había practicado en mi mente innumerables veces qué es lo que le diría a la pequeña de las Sainz en un intento desesperado por calmarme durante la noche, pero sabía bien que, conociéndola, su comportamiento sería impredecible, así que no había forma de tener consuelo en un discurso practicado.

Cuando llegué a la ubicación que me había mandado, encontrándome en una pequeña cafetería de barrio con poca gente, pude divisarla sentada en un rincón, mirando fijamente a su taza. Caminé hasta allí, y la sensación en mi barriga cada vez más presente, y sentándome al frente de ella.

— Buenos días — Empecé diciendo, un poco para romper el hielo y la situación un tanto incómoda que nos rodeaba

— Hola Sofi, ¿dormiste bien? — A veces olvidaba que a pesar de nuestra relación más bien intermitente, me conocía bastante bien. Y es que éramos muy parecidas, puesto que yo también notaba el maquillaje en su rostro, y sabía que lo decía porque notaba que yo no había descansado.

— Casi tan bien como tú — Le sonreí, pues las dos sabíamos de lo que estábamos hablando.

Cuando se acercó la camarera le pedí un café con leche sin lactosa, ya que necesitaba algo de energía líquida para despertarme, mientras que Ana se pedía otro para ella, el segundo por lo que podía ver en su taza ya vacía. Seguimos hablando de un par de cosas más banales, hasta que la trabajadora volvió con sus dos tazas. Fue entonces cuando la chica en frente de mí suspiró, mirándome directamente.

— Te aprecio, y nunca podré agradecerte lo mucho que hiciste por mí en aquel entonces. Si no fueras tú la que estuviese envuelta en esto, sabes que no te daría esta oportunidad, así que, tienes dos minutos para explicarme qué coño está pasando contigo y con Carlos si no quieres que yo empiece el verdadero escándalo — Me espetó como si no fuera la gran cosa, mientras tomaba un poco de su nueva taza

Me mordí el labio, buscando por dónde empezar para que mi historia tuviese la suficiente coherencia. Sabía que si a ella no le gustaba lo que le diga, no dudaría en empezar una guerra mediática. Tampoco sería la primera vez que lo hace al haberse encontrado con algunas personas que sólo buscaban aprovecharse de ella por su hermano o su padre. Pero yo no.

one night stand | carlos sainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora