capítulo 15

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carlos sainz

¿Es normal que no me haya acordado de que Isabel iba a venir? Normalmente siempre me emocionaba que viniera, igual que el resto de mi familia. Aunque sabía que me apoyaban igualmente, verlos ahí era otro tipo de motivación. Especialmente si se trataba de mi novia, que por su trabajo no siempre puede venir, y yo nunca le pediría que lo dejara por mí.

Ni siquiera podía preguntarle a alguien si eso era algo usual. Charles siempre que va a venir su novia tiene un brillo en los ojos que no podría ocultar por mucho que quisiese (y negase), mientras que Lando había desarrollado cierto odio por Sofía, bastante irracional, en mi opinión, por lo que la española había admitido ante la prensa.

En el fondo, creía que se debía a que de cierta forma, él también se sentía atraído por ella. No me sorprendía. La castaña tenía una presencia magnética. Si Sofía estaba cerca, sólo podías mirarla a ella, porque se llevaba toda la atención de una forma hipnotizante que no había vivido nunca con nadie. Ni siquiera con Isa, y desde que sabía que la castaña estaba cerca, era como si mi novia no existiese.

Casi siempre contaba las horas para que llegase, pero esta mañana, cuando tocó a mi puerta del hotel, me fue imposible no sorprenderme al verla allí, puesto que me había olvidado totalmente. El día anterior no había estado por unas cosas que tuvo que atender, y fue como si mi cerebro aceptase directamente que no iba a venir. O como si mi cerebro estuviese pensando en otra cosa. Concretamente una castaña con unas piernas de infarto y una sonrisa que casi hacía que me olvidase de todo lo que dijo de mí.

Además, parecía que el fantasma de esa chica no quería abandonarme. Cuando salí a desayunar con Isa casi pude jurar que la vi en la otra acera, caminando apresuradamente hacia algún lugar desconocido. Incluso por un momento tuve ganas de seguirla para saber a dónde iba.

Cuando llegué al paddock (bastante temprano, como de costumbre), me sorprendí mirando de vez en cuando fuera del garaje para ver si reconocía su cabellera, deseando que esta vez la viese con mi número a la espalda. Estaba tan distraído que hasta Isa me preguntó si estaba bien, mientras que yo sólo respondí con un pobre:

— ¿Eh? Ah, sí amor, sólo que me siento un poco nervioso. Ya sabes, la presión de correr en casa, todos vosotros... No me gustaría decepcionaros

Aunque no fue si esa respuesta fue aún más contraproducente, puesto que desde entonces, la rubia aún más pendiente de mí, asegurándose de que me quedase claro que fuese cual fuese el resultado, estarían contentos con mi carrera.

Estaba a punto de subir ya al monoplaza, cuando mi hermana llegó apresuradamente, dándome cuenta de que, si bien su novio Rodrigo ya llevaba tiempo allí, hablando con Isa, mis padres, y Blanca, la pequeña de las Sainz no estaba, lo que me hizo fruncir el ceño. Eso era bastante extraño.

— ¡Carlos! ¡Buena suerte! A patear traseros — Gritó la recién llegada, para que pudiese escucharla por encima del apretado casco. Yo le di una seña con el pulgar hacia arriba para que supiese que la había escuchado, mientras entraba directo al coche.

Esta vez la sesión pareció que fue a mejor. Un buen tiempo, que me colocaba no de los primeros, pero sí en el top 5 en simulación de clasificación, según Ricky. Y eso eran buenas noticias después del desastroso día anterior. Sin embargo, eso seguía sin ser suficiente para mí. Quería la victoria en casa. Quería esa victoria. Con Isa viéndome, con mis padres, mi hermana, con Sofía viéndome.

Digo, no la castaña me daba igual. Esto era especial por mi familia. Por la gente que me apoya. No por ella. Claro que no. Mierda, ¿ese era Ocon yendo más rápido que yo? ¿Qué coño estoy haciendo? Intenté centrarme lo que quedaba del tiempo de práctica, midiendo bien las curvas, viendo las velocidades con las que podía conducir de forma cómoda sin tomar demasiados riesgos.

one night stand | carlos sainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora