capítulo 14

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sofía ortiz

La sensación en mi estómago sólo crecía, mientras veía como la pequeña de los Sainz tomaba su café con parsimonia, como si no hubiese hecho la mayor de las confesiones. Tal vez ella esperaba que lo de tener sexo con su hermano no hubiese ocurrido, tal vez me odiaba por eso. Dios, ¿qué clase de amiga se acuesta con tu hermano? Era algo despreciable y...

— Dime por qué dijiste eso. Por qué decidiste hablar de él delante de todo el país — Interrumpió mis pensamientos con una voz extremadamente calmada, casi parecía aterradora. Me aclaré mi garganta mientras el calor subía por mis mejillas

— Yo... No lo pensé, la verdad— Decirlo en voz alta lo hacía parecer aún más inmaduro — Mi parte más impulsiva pensó que si él no se había censurado hablando de mí, yo podía hacer lo mismo...

— ¿Y qué más? — Realmente quería ocultar el resto de la verdad, ni siquiera era mentir, sólo omitir una pequeña parte. Pero incluso años después, me conocía lo suficientemente bien como para saber que había un trasfondo mayor

— Sólo voy a decir esto una vez, y no voy a volver a admitirlo en voz alta jamás, ¿vale? — Dije, y vi como la chica asentía en frente de mí — Puede, y sólo puede, que me jodiese que él no me volviese a llamar. — Pude ver cómo abría su boca de la sorpresa

— ¿Te quedaste prendada de Carlos? — Elevó un poco el tono de voz, pero cuando el resto de gente en el pequeño establecimiento (que sólo eran dos) nos miraron, recuperó su tono normal — No me digas que tú, Sofía Ortiz, doña "yo nunca me quedo a dormir", "los tíos piensan que su polla es un regalo para la humanidad" y todo ese blablabla desapareció porque un chico que te gustó no te habló la noche siguiente

— ¡Sabes que todo eso es cierto! Y no me quedé a dormir con él. En cuanto me desperté prácticamente entré en pánico al recordar que era tu hermano — Admití — Y no me enamoré de él ni nada de eso, sólo... Esperaba algo. No sé. Lo de esa noche fue raro. No es porque considere que soy la chica más guapa ni nada de eso, sólo fue que sentí... Algo extraño. Tampoco creo que quieras oírlo, sigue siendo tu hermano

— ¡Y tú mi amiga! Puedo ignorar que estamos hablando de alguien emparentado conmigo durante unos minutos. Venga, cuéntame.

No pude evitar sonreír, sintiendo que las cosas eran un poquito como antes otra vez. Con ella todo siempre había sido fácil, así que fue imposible no empezar a hablar de todo lo que pasó aquella noche (evitando los detalles sexuales, probablemente si fuese otra persona no lo haría, pero estaba segura de que la chica no quería escuchar eso) mientras podía por fin tomar el café, puesto que el agujero en su estómago se había recuperado casi milagrosamente.

Podía sentir como mi amiga estaba de vuelta, como esta era su forma de decirme que me creía, que sabía que no me había aprovechado de ella. Me perdonaba por lo que había dicho, incluso. Y eso pensé que sería imposible.

Relaté todo, la química que sentí, la complicidad, como realmente no todo fueron coqueteos (que, como era de esperar, hubo mucho de eso, pero también mucho más), los pequeños gestos que le hacían revivir aún una extraña sensación por todo su cuerpo. Y, aunque de forma un poco más abstracta, como sus cuerpos parecían hechos el uno para el otro.

— Sofía Ortiz, ¿me estás diciendo que mentiste en televisión?

— ¿Cómo te puedes quedar solamente con eso? — Exclamé, mientras fruncía el ceño, aunque los colores en mis mejillas eran obvios — En mi defensa, sabía que me iban a preguntar por él, pero en el momento fue... Lo que se me ocurrió, y ojalá decir que fue cierto, eso haría las cosas más fáciles — Me quejé nuevamente

one night stand | carlos sainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora