capítulo 28

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carlos sainz

No sabía que iba a hacer ahora. Estaba tumbado en la cama de mi habitación, sabiendo que ella estaba en el mismo hotel a tan sólo unos metros de mí. Mi parte más irracional había pensado en bajar a la recepción y preguntar por su habitación, pero tenía la certeza de que al verla, sería incapaz de controlar lo que saliese de mi boca. 

Con ella siempre era lo mismo, daba igual cuál fuese mi intención. Y la situación ya era la suficientemente tensa, como para meter aún más la pata. Caco me había confirmado lo que yo ya sabía: no se iba a rendir. 


Ya estábamos de camino al hotel, ambos con la lengua un poco más suelta que de costumbre, gracias al champagne que nos había dado Red Bull a modo de celebración. Qué irónico. Para ellos era motivo de alegría, y lo entendía, porque estaba seguro de que Sofía era increíble en su trabajo. Pero para mí, acababan de cavar mi propia tumba. 

Ambos decidimos dar un paseo, con la intención de que nos diese un poco el aire. Los dos sabíamos que había un tema pendiente del que hablar, pero ninguno se había atrevido a sacarlo, aunque después de unos minutos en silencio, fue mi primo el que comenzó.

— He intentado hablar con ella, y ha dicho que tú has hecho esto personal, ¿qué se supone que le dijiste en ese hotel? — Se le notaba enfadado. Era lo normal, desde que el nombre de la castaña había salido de mi boca, no habíamos tenido más que problemas.

— Ya te lo dije, se me fue un poco de las manos y...

— Define exactamente qué es que "se te fue un poco de las manos" — Me interrumpió, haciendo comillas con las manos al final

— Bueno... Puede que le haya dicho... Un par de cosas feas — Respondí algo avergonzado, masajeándome la nuca con la mano.

— ¿Me estás diciendo que la has insultado? — No se lo podía creer. Yo nunca fui alguien violento ni de malas palabras hacia los demás. Al menos, no sin razón, y sabía que en este caso, no lo había.

— No exactamente. Fueron... Palabras hirientes, más que insultos — Confesé

— A veces me pregunto si tienes la cabeza hueca o si realmente tienes un cerebro — Soltó

— ¡Oye! — Exclamé

— ¿Qué? ¿Acaso te vas a excusar? — Alzó una ceja — Si ya sabes como es, ya lo demostró en el paddock, ¿vas tú y le echas más leña al fuego?

— No lo puede evi...

— Me da igual si no lo pudiste evitar. ¡Tenías que hacerlo! — No me dejó acabar la frase — ¿Sabes cuanto dinero le ofrecí? Le da igual, ni siquiera quiere cifras de seis ceros. ¿No podías tirarte a una cazafortunas sin más? ¿Tenías que ir a por una loca vengativa?

— Cállate — Prácticamente gruñí — No digas eso de ella — De nuevo, no estaba controlando lo que estaba diciendo. Eso se estaba volviendo un hábito últimamamente — Ni es una cazafortunas, ni una loca, ¿vale? La cagué yo. Sí, fui yo, desde el principio, yo la metí en esta mierda y ella llevaba cuatro años con un perfil bajo. Por dios, pudo decirlo hace muchísimo y no lo hizo — Si mi mánager estaba antes enfadado, yo ahora lo estaba incluso más — No la culpes por algo que yo hice. Tiene razón, soy un imbécil, lo he sido desde el principio, ¿contento? — Mi primo estaba sin palabras, con los ojos muy abiertos de la sorpresa — Así que dejadla tranquila, tú y todos, esto es cosa mía y ya la resolveré — Me largué de allí, viendo como ya estaba la puerta del hotel cerca, caminando más rápido para llegar antes y así huir de él.

one night stand | carlos sainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora