capítulo 49 (nota importante al final!!)

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carlos sainz

Fue mi culpa.

Sé que lo era. Max tenía razón, no nos habían pillado mientras estábamos en aquel pueblo a casi hora y media de la ciudad (aunque habríamos tardado más si yo hubiese respetado los límites de velocidad, pero la pequeña risita que soltaba Sofía cada vez que aceleraba me empujaba a hacerlo).

Fue todo lo que ocurrió después. El querer acompañarla hasta la puerta para aprovechar nuestros últimos minutos junto. El besarla allí, sin ni siquiera pensar en quien podría estar ahí fuera. Joder, era tan irresponsable. ¡Claro que iba a haber paparazzis! ¡Todo el jodido equipo Red Bull se alojaba ahí, y estaban jodidamente sedientos de cualquier contenido. Y nosotros se lo habíamos regalado.

Sentía que estaba viviendo de nuevo los días después del GP de Barcelona. Solo que esta vez, aparte de odio hacia la castaña, también estaban las fotos que nos habían sacado.

Mi teléfono vibraba con mensajes de Caco. No había leído mucho, solamente un par de palabras entre todas las notificaciones.

Idiota.
Voy a dimitir.
Tu padre me ha llamado.

Esas eran algunas de ellas. La que más me había puesto alerta, sin ninguna duda, eran las últimas. Si había alguien que odiaba los escándalos, ese era Carlos Sainz Sr.

En toda su carrera de automovilismo los había evitado, aunque el mundo era dado a ellos. ¿Posibles engaños? Imposible, mi madre iba a casi todas sus carreras, y en cuanto tuviese unos días libres, volvía a España para estar con ella. Daba igual que tuviese que hacerse 12 horas de viaje. ¿Fiestas? Jamás demasiado borracho, todas las fotos que habían de él después de una noche de juerga eran impolutas.

Así era con todo, y así nos lo inculcó. Ana lo siguió con facilidad, alejándose de las cámaras. Blanca también, con pareja estable casi desde que el periodismo se intentó fijar en ella por su apellido. Yo, de cierta forma, era la oveja descarriada.

Él lo había permitido, aunque con alguna que otra bronca, porque sabía lo exigente que era el deporte más que nadie. Sabía que siempre tergiversarían cada foto, cada palabra, cada puto momento para sacar un titular que invitase a ser leído.

Mis fiestas eran normales, para alguien de mi edad trabajando en un espacio como este. Y aunque algún que otro vídeo con demasiadas copas encima había aparecido por redes sociales, nunca se hizo un gran drama.

Así que sí, este era mi primer escándalo. Y uno muy gordo. Yo era un infiel, sí, ¿pero ella? Se estaba llevando la peor parte. Cazafortunas probablemente era lo más suave que había leído.

¿Que si estaba leyendo todo lo que se estaba diciendo de ella? Sí. Ella era lo que más me preocupaba. Me daba igual ser el infiel. El cabrón. El hijo de puta que le hizo daño a una buena mujer (a pesar de que no era cierto, la propia Isabel me había hablado preocupada por todo lo que estaba pasando, preguntando por Sofía... Empiezo a creer que le cae mejor ella que yo).

Tampoco tenía claro qué hacer. Tal vez debería, ¿llamarla? No, eso era demasiado intrusivo. Necesitaba su tiempo, está claro. O tal vez no. ¿Estaría enfadada por no hacerlo? Es posible que esperase un mensaje por mi parte. No quería que pensase que era un capullo.

Osea, mucha gente decía que lo era. Sobretodo ahora mismo. Pero ellos no eran Sofía, y a mí sólo me importaba ella.

Suspiré, con el chat abierto en mi mano. Me estaba volviendo loco. ¿Qué era lo correcto? Con Isa... Isa... No, nunca nos había pasado esto. ¿Pero qué hubiese hecho?

Me quedé estático ante la pantalla, la cual era diferente a hace unos segundos.

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one night stand | carlos sainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora