capítulo 45

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sofía ortiz

En ese momento no me importaba nada más.

Me daba igual Miguel, que se había dedicado toda la noche a enseñarme por ahí y manosearme. Me daba igual el hecho de que tuve que soportarle toda el tiempo diciendo un montón de estupideces. Incluso me daba igual la chica esa a la que el piloto estuvo pegado hasta hace un momento.

Ahora mismo sólo éramos Carlos y yo.

Había sido capaz de refrenar las ganas que tenía de besarle desde hace ya dos meses. Pero cuando le tuve a apenas unos centímetros, mirándome con esos ojos que me volvían loca cada vez que me miraban, con ese aspecto varonil que me encantaba, con esa expresión que ponía cada vez que yo le enfadaba. Cada vez que le provocaba.

Sí, estaba sorprendida por lo que me había dicho, pero no me dio tiempo a meditarlo demasiado antes de juntar mis labios con los suyos. Pude notar como fue una acción inesperada para él, incluso lo fue para mí. Tardó unos pocos segundos en responderme, probablemente, fruto de la sorpresa, pero cuando lo hizo, joder, fue el mejor momento de mi vida.

Rodeó mi cuerpo con sus dos brazos, atrayéndome más contra él, si es que eso era posible. Era gentil, aunque fuerte. Podía notar como él había querido esto tanto como yo, prolongándolo hasta que se vió obligado a separarse de mí, solamente porque no nos quedaba aire. Apoyó su frente en la mía, con una gran sonrisa adornando su rostro.

— Mierda... — Murmuré, con la respiración agitada

—¿Tan malo ha sido? —Bromeó

—Idiota —Me reí, alejándome de él un poco —Si, ha sido terrible —Dije irónicamente

—¿Ah, sí?—Alzó una ceja—Bueno, supongo que entonces habrá que repetirlo...— Y con eso la poca distancia que había ganado hace unos segundos, la volvió a acortar, esta vez con un beso mucho más exigente, que nos dejó a los dos sin aliento—¿Ahora mejor?

—No sé, igual deberíamos probar otra vez...—Hablé, mordiéndome el labio para ocultar la felicidad que asomaba en mi cara.

Continuamos así durante un tiempo, simplemente disfrutando el uno del otro, tanto que incluso el gloss que estaba llevando al principio de la noche ya no estaba en mis labios, sino en los de Carlos. La vista me hizo soltar una pequeña carcajada cuando lo vi.

—¿Qué pasa? —Él parecía preocupado, y eso sólo me resultaba aún más gracioso

—Qué estás preciosa con todo mi pintalabios en la cara...— Usé el femenino a propósito, solamente para molestarle

—Qué chistosa estás hoy, vas a tener que montar un club de la comedia... —Rodó los ojos—Aunque no me importa, así todo el mundo sabrá lo que estábamos haciendo...— Susurró en mi oído, de forma provocadora

—Bueno, a mi no me molesta que cierta persona lo sepa... — Murmuré

—¿Realmente estabas celosa?

Me molestó durante un tiempo, aunque yo no tardé en seguirle el ritmo. A ninguno de los dos nos había gustado como el otro pasaba el tiempo con otra persona. Hasta le desvelé que mi plan desde un primer momento era acabar exactamente así, aunque no habíamos contado con la presencia de su antigua amiga.

Hablábamos entre besos robados, sin separarnos en ningún momento, riéndonos, simplemente disfrutando ese rato que los dos habíamos deseado que llegase durante tanto tiempo.

—Vámonos— Suelta de repente, a lo que yo frunzo el ceño

—¿Qué?

—Sí, no hacemos nada aquí, y escuché a Pablo decir antes que ya íbamos de vuelta a tierra, no puede tardar tanto...— Miró a su alrededor, intentando averiguar cuánto nos quedaba de viaje—Yo creo que en cinco minutos llegamos— Me sonrió, y no pude negarle nada en cuanto me miró con esos ojos llenos de ilusión, como si fuese un niño pequeño.

one night stand | carlos sainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora