the end

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Narrador omnisciente | 4 años más tarde

La pareja pudo asentarse por fin después de tantos altos y bajos. Sofía se negó a dejar su apartamento en Madrid que tanto tiempo le había costado conseguir, así que cada vez que volvían a España, se quedaban ahí, después de que el piloto vendiese su propia vivienda allí.

Aún así, la mayor parte de su tiempo lo pasaban en Mónaco, en el penthouse que Carlos tenía hace tiempo. El cual, por cierto, tenía un aspecto totalmente distinto a cuando la chica se había mudado allí. Con la mujer vinieron una cantidad sorprendente de plantas, libros, decoraciones de colores vivos y mucho más que acabó convirtiendo ese espacio en un hogar.

Lo mejor de todo para la castaña, es que Max vivía en esa misma calle, por lo que su amistad se veía fortalecida incluso cuando estaban lejos de temas laborales.

Oh, Max. Él también encontró a alguien después de tanto tiempo. Kelly era una mujer bastante agradable, al principio se sintió un poco intimidada por la relación que su pareja mantenía con la española, más aún cuando se enteró que realmente hubo algo en su momento, pero después de largas charlas con los dos, parecía entender que solamente eran amigos.

Unos amigos algo disfuncionales pero fieles uno alotro. El neerlandés era la única persona que entendía a la perfección la relación que la chica tenía con su padre y viceversa, así que eran la persona a la que siempre acudían cuando alguno de sus progenitores hacía algo... Cuestionable.

Después descubrieron un cariño fraternal que nació de forma natural para acabar convirtiéndose en mejores amigos. Ahora las dos parejas quedaban siempre que podían a cenar o tomar algo.

Planes que siempre acababan en un sinfín de risas, especialmente por la dupla de los dos trabajadores de Red Bull, mientras eran observados por sus amantes con verdadero amor en sus ojos.

Respecto a la familia de Sofía, incluso ahora, después de cuatro años, seguía sin resolverse, al menos no del todo. Su padre y ella comenzaron a hablarse aproximadamente un año después de que sucediera aquello. Mayormente eran conversaciones vacías que no duraban más de cinco minutos y derrochaban cortesía, no afecto.

Ahora duraban algo más, puede que un cuarto de hora hablando entre ellos dos sea lo máximo que han alcanzado, pero por lo menos Francis ya no suelta comentarios pasivo agresivos y ella intenta no sentirse dolida por todo lo que una vez escuchó salir de él.

Su madre y su hermana eran otra historia. Noelia derrochaba amor hacia sus hijas por todos los poros, y Noa siempre llamaba al menos una vez a la semana para preguntar por su hermana pequeña, las dos habían venido a algunas carreras para pasar algo de tiempo juntas.

Por parte de los Sainz, no había ni un ápice de tensión. A la chica le costó bastante adaptarse a una familia tan... Así. El cariño que mostraban incluso a alguien desconocido como ella era apabullante, y totalmente diferente a lo que ella estaba acostumbrada.

Eran una gran familia, incluso Carlos tuvo que escribirle en un papel el nombre de todos para que no se los olvidase, papel que incluso a día de hoy siguen guardando, porque también han descubierto que Sofía no es tan buena con los nombres como creían, y tras equivocarse cuatro veces con el nombre de la abuela Sainz, pensaron que era lo mejor.

Las hermanas habían adoptado a la periodista como una más, especialmente Ana. Pudieron retomar esa relación, ahora sin rencores ni secretos, solamente sinceridad desde lo más profundo de su corazón.
En general, puede que ella no compartiese el apellido, pero era aceptada por todos ellos como si lo fuera.

Hablando de eso, fue este mismo verano, en Mallorca, donde padre e hijo se sinceraron uno con el otro. Incluso hubo unas cuantas... Confesiones.


one night stand | carlos sainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora