capítulo 37

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carlos sainz

Toda la puta noche igual. Max aquí, Max allá. Hablando, riendo, tan compenetrados como si se conociesen de años. Era yo. Era a mí a quien conocía de años, no a él. ¿Por qué a mí no me miraba así? ¿Por qué ni siquiera me había mirado?

Estaba cabreado, mucho. Ni siquiera lo pensé cuando hablé por primera vez desde que llegamos a la habitación, y solamente para confirmar si realmente había ocurrido lo que creía. Pero su respuesta me descolocó más, casi podía sentir como la vena de mi cuello palpitaba de la furia.

Y después, la puta foto. Era cierto. No estaba en mi imaginación. Era él. El de esa noche siempre había sido él. Cuando fui a verla después de mi pelea con Isa y estaba semidesnuda, porque había sido él quien la había desvestido.

No me contuve, aunque lo intenté, cuando le cogí del cuello. Lo único que me impedía pegarle era la mirada de la castaña fija en mí, que aunque no se la estaba devolviendo, sabía que lo estaba haciendo. Yo siempre podía sentir cuando eran sus ojos los que estaban en mí.

El neerlandés ni siquiera intentó evitar lo que estaba a punto de pasar. Avivó más la furia cuando aún después de haber confirmado gracias a Checo que habían tenido sexo, bromeó al respecto. Porque yo sabía que ese comentario no era para Sofía, ni para nadie que no fuese yo. Mi puño ya estaba en el aire, pero se detuvo en cuanto oí la puerta ser azotada, y entonces noté la ausencia de la cálida presencia de la española.

— ¿Qué? ¿Ya no me vas a pegar? Darías un gran titular, últimamente es lo que te gusta.. — Me siguió provocando, y yo le zarandeó levemente, como una advertencia a que se callase

— ¡Max! Cállate, joder, ¿eres idiota? — Daniel habló, claramente alterado

— O pégale, no es nada que yo no quisiera hacer desde 2021... — Hamilton apuntó

— Venga, pégame. ¿Tan herido está tu ego? — El piloto de Red Bull siguió presionándome, y yo solamente le acerqué más a mí. Él ni siquiera se estaba resistiendo.

— ¿Qué coño te pasa? ¿Eh? ¿Quieres una hostia? — Alcé la voz

— No — Una sonrisa apareció en su cara — Quiero verte perder el control por una chica que supuestamente no te importa.

— ¿De qué cojones hablas?

— No te mientas, Sainz. — Rió — Ardes de celos, lo haces desde hace semanas. Desgraciadamente tú y yo nos conocemos demasiado — Habló, sin deshacerse de la sonrisa socarrona que portaba — Llevas así desde después de Barcelona. Dices que no la soportas y no aguantas no estar cerca de ella, no ser su centro de atención, joder, ni cuando estabas en Toro Rosso conmigo te vi comportarte tanto como un adolescente hormonal — Soltó una risa nuevamente, mientras mi agarre en él se aflojaba, a medida que sus palabras hacían mella en mi mente — Y ahora estás a punto de pegarme por acostarme con ella, como si fuese tuya. Puede que tú no sepas lo que sientes, pero está bastante claro.

Me quedé inmóvil. Sofía no me importaba, claro que no me importaba. No más allá de lo que provocaba en mí laboralmente. Y personalmente. Y psicológicamente. No podía dejar de pensar en ella, pero eso era solamente porque me estaba jodiendo la temporada... ¿Verdad?

Celos... ¿Era eso lo que sentía realmente? No estaba seguro de si eso me había pasado alguna vez. Mi única relación realmente seria había sido Isa, y nunca me había sentido así. Incluso cuando sabía que eran personas que intentaban coquetear con ella delante de mí. Ni siquiera era algo que me molestase.

Pero si veía a alguien con esas intenciones cerca de Sofía... No podía evitarlo. Me sentía molesto de una forma que no sabía explicar, algo que no había experimentado jamás y eran... ¿Celos? ¿Por qué?

one night stand | carlos sainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora