capítulo 16

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sofía ortiz

Creo que nunca deseé que la tierra me tragase tanto como hace unos minutos. Puede que se me hubiese olvidado el pequeño detalle de que Carlos tenía novia. Española. Y que claramente iba a venir al gran premio. Aún encima ni siquiera la reconocí al principio, solamente asumí que era una de las chicas parte del grupo de amigas de Ana.

¿Es normal que me sienta mal porque ella es lo contrario que yo? Ella era rubia. Yo soy castaña. Ella era dulce (o eso parecía). Yo soy bastante bruta. Ella tenía el pelo liso. Yo rizo. Dios, me doy cuenta de lo estúpido que suena, lo sé, de verdad lo hago. Pero no puedo evitar compararme con ella. Y salgo perdiendo.

Pero por lo menos Manuel vino a salvarme, aunque él al principio tampoco se dió cuenta de que estaba encerrada en una congregación de la familia Sainz. Por suerte, conseguí reaccionar, abrazándole mientras le susurraba un "por favor sácame de aquí como sea" al que él accedió, diciendo que le debía una. Gracias a dios, pronto nos sacó de allí, sin darle tiempo a mi padre a decir que no.

— Manuel, ¿entonces eres ingeniero en Red Bull? — Mi padre habló por primera vez, mientras caminábamos hacia el hospitality de dicha escudería

— Sí, estoy en el equipo de Checo, concretamente. Le encanta tener a latinos de su lado, y está bastante contento con mi rendimiento. Llevo sólo una temporada con ellos, pero me encantaría quedarme más.

— ¿En serio? Eso es increíble, siempre pensé que los que llegaban tan alto estaban a otro nivel de los simples mortales como nosotros — El mayor bromeó

— Bueno... Un poco sí, pero un amigo de uno de mis antiguos profesores se jubilaba, y le preguntó si había alguien de su confianza a quien pudiese recomendar para su puesto... Se ve que fui yo, y tras unas entrevistas y prácticas, tenía un contrato en mi correo electrónico, nunca estaré tan agradecido — Admitió el pelirrojo. A pesar de que era tan español como la paella, desde que lo conocí se teñía de ese color, en honor a su madre, que por lo que tenía entendido, había fallecido en su adolescencia, y tenía el pelo de ese color.

— Manuel, siempre has sido un chico con suerte — Bromeé con él, dándole un pequeño empujón — ¿No ves que me conoces? Por eso ya deberías ser el más afortunado.

El chico a mi lado se rió, mientras llegábamos por fin al hospitality, abriéndonos la puerta a mi padre y a mí. Es cierto que Manuel y yo tuvimos algo hace unos años, cuando yo estaba en la universidad. Sin embargo, no duramos mucho. Personalmente, me di cuenta que él no era lo que quería a largo plazo, y lo dejamos en buenos términos. Cosa que ahora mismo agradezco, porque de no haber sido así, es probable que aún estuviese atrapada con la familia del piloto español.

Pronto estuvimos en una mesa, con unos cafés entre nosotros. La gente nos miraba, pero creo que era más por el merchandising que llevábamos, que desentonaba bastante. Mi padre seguía vestido de ferrari, aunque esta vez también llevaba la gorra a juego, y yo por lo menos, llevaba la gorra de red bull, pero el naranja chillón de mi camiseta de McLaren no era fácil de ignorar.

Cuando vi cómo mi padre y Manuel se llevaban bien, me excusé para ir al baño, parece que la tensión de ese encuentro había afectado a mi vejiga. Cuando llegué, estaba ocupado, así que no me quedó otra que esperar fuera, aprovechando para sacar mi móvil, con una mueca en mi cara al leer todo lo que se estaba diciendo, acompañado de las fotos que circulaban de mí en el paddock.

Podía sentir mi sangre hervir. No tenían ni idea de lo que estaba pasando, y aún así opinaban como si lo hiciesen. Como si sólo ellos tuviesen la verdad absoluta sobre mi vida. Es cierto que de alguna forma he "vendido" mi vida a las redes sociales, pero no de esta forma. Carlos Sainz siempre encontraba una forma para joderme la vida. Estaba tan furiosa que ni siquiera medí mis palabras cuando alguien se dirigió a mí, esta vez en inglés.

one night stand | carlos sainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora