capítulo 39

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carlos sainz

La clasificación del sábado no fue tan terrible, haber visto Sofía el día anterior, me había animado de cierta forma. Después de los libres me pasé toda la tarde buscando en Google qué podría aliviarle el dolor, y aunque la búsqueda no fue muy fructífera (la mayoría recomendaban medicamentos, que estaba segura que la castaña ya habría tomado) pude encontrar algo.

No podría hacer que parase de dolerle, pero al menos la animaría. Lo malo, era que las opiniones que estaba leyendo, eran muy dispares. Algunas preferían dulce, otras salado, otras incluso amargo o ácido, así que... Tuve que comprar de todo.

Bueno, no yo personalmente, se lo pedí a mi asistente, el cual me miró bastante confundido, pero tras prometerle un pequeño extra de dinero si lo conseguía en menos de una hora. Al parecer, no había nada que moviese más a un chico de veinte años que el dinero, y cuando me quise dar cuenta, ya estaba de vuelta, permitiéndome escribir una pequeña nota para la destinataria antes de que fuese a entregárselo.

Por desgracia, la carrera no fue tan bien, y la culpable fue la misma persona. Había estado huyendo de todos, de mí el que más, puesto que alguno de los pilotos sí que pudo verla a lo lejos, al menos.

Yo ni eso, ni siquiera conseguí un mensaje de agradecimiento (el cual ya tenía pensado utilizar para entablar conversación). Nada, absolutamente nada. Max y Checo no se habían atrevido a hablar con ella, puesto que cada vez que lo intentaban, respondía con monosílabos antes de huir.


El único que había conseguido hablar más de tres palabras seguidas con ella fue Charles, cosa que puede que me hubiese puesto algo celoso, pero por lo que el monegasco me había dicho, parecía un poco mejor de lo que yo la había visto el viernes.

En cualquier caso, Lewis había ganado, y todos sabíamos que sus fiestas de victoria eran inigualables. El británico siempre llevaba las cosas a otro nivel, con DJs famosos, los mejores clubs de la ciudad, y cualquier cosa que pudieras imaginar.

Lando y Charles se veían demasiado emocionados por ir, y yo no podía negarme. Se preocuparían por mí y no quería arruinarles la fiesta, especialmente al monegasco, porque el piloto de McLaren ya sabía desde nuestra última conversación que mis malos resultados y lo desanimado que podía llegar a estar tenía una causa, una con nombre y apellidos.

Así que allí fuimos, no tenía muchas ganas de salir así que llevé yo el coche, sabiendo que lo más probable es que volviese pronto, y sin beber alcohol.

Mi plan no fue como lo planeé, bueno, al menos la primera parte, porque es cierto que no había bebido, pero hablando con mis compañeros no sentí como pasaba el tiempo.

— Entonces, ¿nadie ha podido hablar con Sofía? — Daniel fue el primero en hablar

— No, solamente Charles consiguió intercambiar más de dos palabras con ella — El australiano de McLaren habló

— Sigo siendo su piloto favorito — El monegasco bromeó — Aunque no fue una conversación muy larga, solamente le pregunté cómo estaba y ella dijo que bien, me preguntó por mí y en cuanto le contesté, salió corriendo también...

Fue inevitable ver como el francés al que la castaña hasta hace unos días estaba pegada, bufaba a cada cosa que decíamos.

— A Checo y a mí nos evita como la peste, solamente nos ha contestado con monosílabos, si directamente no nos ignora — Apuntó Max, dándole un trago a su copa

— A la única persona a la que le he visto hablar un poco más es con Manuel, y tampoco mucho, como mi coche ha tenido unos problemas con el sobreviraje este fin de semana, él también estaba bastante ocupado... — Esta vez fue el mexicano el que habló, y Pierre no aguantó más

one night stand | carlos sainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora