capítulo 44

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carlos sainz

Mis amigos eran unos idiotas.

No solamente porque uno de ellos había intentado ligar con Sofía, (aunque eso también influía), sino porque realmente lo eran.

Hace unos años, cuando yo mismo era uno de ellos, no pensaba lo mismo. 

Sólo nos conocíamos de pasar juntos los veranos, nuestros padres se hablaban de vez en cuando por estar en círculos sociales parecidos, pero no teníamos nada en común. Ya no.

Ellos eran unos niños de papá y mamá, no sabían hacer otra cosa que no fuese gastar el dinero de su familia, emborracharse y estar con una chica diferente cada noche. Lo malo es que esta noche, esa chica iba a ser mi chica. Y yo no lo iba a permitir.

Lo único bueno, es que como ya han tenido demasiados escándalos y los tres son parte de una familia importante, estaban obligados a mantenerse todo lo posible fuera del espacio de internet, a modo de evitar que acabaran publicando alguna estupidez, como ya había pasado más de una vez.

Por ello, no se habían enterado de quién era ella. Aunque dudaba que les importase. De hecho, lo más probable es que los animara más a intentar acostarse con ella, solamente por joderme. Eso lo era todo para ellos. Diversión. Y antes  me daba igual. Incluso hasta cierto punto lo respetaba, porque yo mismo fui parte de eso.

Sin embargo, también tenía algo en mi contra. Miguel era jodidamente guapo, yo lo sabía. Muchas veces me había "robado" a tías en el pasado. Era el estereotipo de hombre español, con la piel bronceada, unos ojos marrones profundos, pelo rizado, su acento del sur... Entendía por qué le había gustado.

Y no sabía cómo cojones iba a meterme en medio sin montar una escena...

Aunque bueno, nunca me ha importado crear un buen espectáculo.


***

Joder.

Eso es todo lo que puedo decir.

Sofía podía ser la chica más guapa que había visto en mi vida pero hoy... Hoy era el demonio hecho mujer. Una tentación con piernas (unas que me volvían loco, por cierto).

Estaba acostumbrado a verla con sus rizos desenfrenados, su ropa de uso diario, y como mucho, algún vestido cuando salía. Pero ahora mismo se había alisado el pelo, y su ropa era provocativa, sin llegar a ser vulgar. Mostraba sus curvas y sus atributos y... No podía sacar mis ojos de ella.

Ni yo ni nadie, mierda. Tenía ganas de sacarla de allí ahora mismo, montarla en mi coche, y largarnos de aquí. Ninguna de estas personas merecía ver a alguien tan hermoso como si no fuera algo extraordinario.

Sacudí la cabeza, intentando centrarme en lo que realmente quería. Alejarla del imbécil de Miguel, que estaba pegada a la mujer como una lapa, exhibiéndola como un trofeo.

Lo odiaba. Merecía más que alguien que sólo la presumiera por su físico.

Pero no podía acercarme a la castaña tan fácilmente. Más que nada porque cada vez que lo intentaba alguien se acercaba a mí para mantener conversaciones de cortesía, aunque algunos se abstenían de parecer educados.

— Oye, Carlos, me han dicho que no estás teniendo muy buena temporada

— Si, el coche nos está dando algunos problemas

— Pero a tu compañero le va bien, ¿no?

— Hay muchas cosas que influyen a la hora de correr.

one night stand | carlos sainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora