capítulo 32

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carlos sainz

Estaba enfadado. No, furioso. Me hervía la sangre. ¿Es que ahora eran sus amigos? ¿Por qué la defendían así? Ella era la mala en todo esto, y parecía que era el único que lo veía.

— Tío, te has pasado.... — Checo habló, ahora ya estábamos en la pista de pádel, intentando decidir cómo distribuirnos ahora que Yuki se había ido, diciendo que había quedado con Pierre

— ¿Yo? No dije nada que no penséis vosotros, sólo que no os atrevéis porque no la conocéis — Respondí, sintiendo como la rabia comenzaba a acumularse en mi cuerpo

— Puede que no la conozcamos tanto como tú, tampoco es que me interese en ese aspecto... — Ricciardo se metió — Pero eso no significa que seamos totales desconocidos

— Venga ya, ¿vais a defenderla? ¿Después de lo que hizo? — El británico rebatió en mi favor

— ¿Qué hizo? ¿Poner a Sainz en su lugar? Solamente por eso deberíamos hacerle un altar — El actual campeón se rió, botando la pelota en el suelo

— Ja-Ja — Fingí una risa — Qué gracioso estás, Verstappen, ¿has pensado en dejar las Fórmula 1 y hacerte comediante? Apuesto a que te morirías de hambre

— Eso te pondría las cosas demasiado fáciles, españolito. Sin mí en la pista te aburrirías. Además, ¿por qué te importa tanto Sofía? Supuestamente, es sólo una chica para ti — Me quedé paralizado por unos segundos, porque eso era lo que realmente aún no entendía. No sabía por qué me afectaba tanto todo lo que hacía

— No me importa — Mentí — Me molesta su presencia, si a eso te refieres. Dudo que si alguien dijese públicamente esas cosas de ti estuvieses tan a gusto a su alrededor

— Además se ha metido aquí solamente como venganza personal, todos sabemos que no ha llegado a Red Bull por su talento — El piloto de McLaren me secundó nuevamente

— Aún así ha sido mejor que todas las directoras de redes que hemos tenido — El ojiazul se encogió de hombres — Además, yo también me hubiese vengado si siempre te comportases conmigo como hiciste con ella hoy. No tienes excusa

— Yo creo que deberíamos volver al pádel... — El mexicano solamente buscaba la paz

— ¿Y tú qué? ¿Por qué la defiendes tanto? ¿Es que quieres acostarte con ella? — Le recriminé, mirándole de forma desafiante, pero él solamente sonrió burlón

— Bueno, está claro que si te tiene es que lo hace muy bien — El neerlandés respondió, y yo me acerqué a él, cogiéndole del cuello de la camiseta que llevaba ahora y alzándole apenas unos centímetros

— Repite eso si tienes cojones — Amenacé

— Vaya, vaya, Carlos... ¿Tan mal te trae? ¿Quién lo diría? Sainz doblegado por una mujer... Una pena que no le intereses, ¿eh? Debe ser duro para ti, ¿cómo llevas tu primer rechazo, niño bonito? — En ese momento levanté el puño, listo para golpearle, pero antes de poder hacerlo, Danny nos separó bruscamente.

— ¡Eh! ¡Ya basta! Aquí si tenéis un problema lo solucionáis en el coche o en la cancha, si queréis, pero no a golpes. — Dijo, alterado — A menos de dos metros os quiero

— Déjalo Ric, Sainz ya ha tenido suficiente con el DNF, no podría soportar una derrota al pádel — El rubio no paró de provocarme, y yo siempre caía.

Sí, claramente, jugamos al pádel. Acabamos en empate. Cuando el ganó la primera vez, le pedí la revancha, y así partido tras partido. Llegó un punto en el que ni siquiera nuestros amigos nos pudieron seguir el ritmo. Seguimos nosotros sólos, y ni así llegamos a un punto medio.

one night stand | carlos sainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora