capítulo 27

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sofia ortiz

La verdad, era una locura lo acogedores que eran los trabajadores de Red Bull. Puede que como espectadora externa a lo que realmente ocurre en las cuatro paredes de la oficina, me hubiese creído la narrativa de que eran un equipo bastante despiadado. Nada más lejos de la realidad.

Se deshicieron en saludos afectuosos, incluso alguien me consiguió una copa para hacer un brindis. Ya había conocido a los ingenieros principales, entre ellos el famoso GianPiero, el único capaz de aplacar a Max, que me advirtió que el chico era duro de roer. Podía verle a través de la multitud, y sentía que debía hablar con él. Christian ya lo iba a hacer, porque para él, Verstappen era como su hijo predilecto, y le contaría la verdad. Pero él no sabía todo lo que había pasado entre nosotros.

Estaba dispuesta a acercarme cuando una voz que conocía muy bien se dirigió a mí.

— ¡Sofía! ¡No me habías dicho nada! — Manuel se hizo oír a través de la multitud, quienes le dejaron pasar al ver que ya nos conocíamos de antes. — ¿Realmente vamos a trabajar juntos? No me lo puedo creer... — Yo le abracé en cuanto se acercó a mí con cierta emoción

— Lo sé... — Alargué la última palabra — Siento no habertélo confesado antes, era un secreto... Y en parte también una sorpresa — Le mentí — Realmente ni siquiera sabía hasta el GP de España que trabajabas aquí, y cuando me enteré preferí sorprenderte

— Vaya si es una sorpresa, joder. Tantos años separados y ahora vamos a vernos casi todos los días. ¿No es emocionante?

— Si lo es... Yo también te eché de menos, bobo — Nos separamos del abrazo que habíamos compartido, antes de que él me presentase de nuevo ante todos

— ¡Eh! Estudiamos en la misma universidad, así que más os vale tratarla bien — Exclamó — Tenemos muchísima suerte de tenerte, siempre fuiste de las más talentosas, y sé que esto era tu sueño... — Murmuró esta vez para que solo lo escuchase yo, y sentí como el agujero en mi estómago se hacía más grande.

Era mi sueño, sí. Pero no me lo había ganado, solamente estaba ahí porque tenía un efecto en Carlos que no comprendía, pero le desconcentraba. Y eso les era útil, puesto que era quien más guerra les estaba dando. Sin embargo, no había llegado a ese empleo por mis méritos, por mi trabajo duro, por mi destreza innegable sabiendo manejar las redes... Solamente me estaban usando. Y yo a ellos para vivir mi sueño. Se sentía mal, pero no tenía tiempo para eso.

Me disculpé con el equipo que quedaba a mi alrededor, diciéndoles que tendríamos mucho tiempo de conocernos este fin de semana, ya que tenía muchas ideas en mente para llevar a cabo (lo cual era cierto).

Localicé a Max, que si bien se había alejado, me estaba mirando aún, y podía distinguir algo de... ¿Decepción? Lo entendía, sinceramente. Le hice un gesto para que me siguiese, y asumiendo que lo había entendido, me alejé de la sala, dando con un pasillo que supuse llevaba a otras salas y le esperé allí, viendo como llegaba a los pocos minutos, probablemente entretenido por alguien que quiso hablar con él. El piloto solamente se quedó allí de pie, mirándome, dándome pie a empezar, y yo ni siquiera sabía que le iba a decir aún.

— Lo siento — Comencé — Christian te contará la verdad después, pero creía que debía hacerlo yo primero... — Me mordí el labio, nerviosa — No me aproveché de ti, aunque entiendo que lo pienses. Bueno, ya lo hacías antes... — Suspiré — No llevamos meses negociando como he dicho, aunque eso será lo que se diga a todo el mundo. Así que supongo que ya te imaginas la verdadera razón por la que me han contratado. — Continué, no muy segura de lo que decía, pero el hombre no se movía — No iba a aceptarlo pero... Bueno, han pasado ciertas cosas, sé que no somos amigos, ni siquiera me atreví a escribirte. Por irónico que parezca, sólo vi la nota cuando ya había firmado el contrato. Pensé que escribirte te haría pensar aún más que todo era una manipulación — Admití, sintiendo como mis manos temblaban un poco de los nervios — Pero si quieres podemos olvidar todo lo que pasó y ya está. No pasa nada. Puedo ser profesional. A pesar de la razón por la que he llegado aquí, sigo siendo buena en mi trabajo.

one night stand | carlos sainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora