treinta y siete

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Harry conducía en dirección al lugar en donde había acordado que se encontraría a Ernest. 

Ya se imaginaba de que trataba la sorpresa que él le tenía a Louis.

Ernest sabía que a Louis le gustaban los bebés, por lo cual Harry asumía que Ernest llevaría a su bebé para que lo conocieran.

Se sentía emocionado por el simple hecho de imaginar la carita de Louis al ver a su hermano después de tanto tiempo.

Llegó a el Mc Donald's y se estacionó. Bajo y con busco a Ernest con la mirada. Lo encontró sentado en una de las mesas que había en el lugar. Le pareció extraño verlo solo con Josh, su primer hijo.

Caminó hacia él y se sentó frente a él.

—¡Harry!, Por un momento pensé que me dejarías esperándote toda la noche.— dijo el ojiazul al notar la presencia de Harry.

—Siento tardar tanto, pero estaba un poco ocupado.— dijo Harry disculpándose.— Me dijiste que querías hablar.

—Ahh si, claro, Josh, ¿Puedes ir a jugar un rato en lo que hablo con tu tío Harry?.— le dijo a su hijo.

Josh solo asintió y corrió a los juegos del lugar

—Pensé que vendrías con Maya y su bebé.— dijo Harry para establecer una conversación.

—Yo... No sé cómo empezar.— dijo soltando un enorme suspiro. Y soltando algunas lágrimas.

—¿Todo bien entre ustedes?, ¿Dije algo malo?.— preguntó Harry palmeando el hombro de Ernest para transmitirle confianza.

—Ella... ella y el bebé, no sobrevivieron al parto.— dijo Ernest soltándolo de una.

Harry sintió un enorme escalofrío recorrer su cuerpo. Jamás se imaginó que esa fuera la razón por la que Ernest estuviera de vuelta en Doncaster.

Se levantó de su lugar y se sentó alado de Ernest. Lo abrazo y dejo que esté llorará en su hombro, como si se tratara de un niño de cinco años que había perdido un juguete.

La gente que pasaba los miraba de forma extraña y algunos comentaban cosas entre ellos. A Harry no le importaba una mierda lo que los demás pensaran

Estuvieron así por más de diez minutos hasta que Ernest logró tranquilizarse. Harry limpió la cara del ojiazul con una servilleta.

—No sabes cuánto lo siento. ¿Hay algo que pueda hacer por ustedes?.— preguntó Harry, claramente no sabía qué hacer en ese tipo de situaciones.

—Yo... lo único que quiero es ver a Louis y a Noah, hace mucho que no los veo, de seguro Noah está enorme.— dijo con nostalgia.

—Sí, está enorme. Me da miedo que está creciendo demasiado rápido.

—¿Y cómo van las cosas con Louis?, ¿Si has tratado bien a mi hermanito? Porque no quiero tener que romperte la cara.— preguntó Ernest de una forma más seria.40

Harry se puso completamente rojo, sabía que Ernest era muy protector con Louis, aunque él era menor que él.

Ernest notó la cara de Harry y se comenzó a reír.

—Tranquilo, era una broma.— dijo Ernest aun riendo.

—Bueno, ya dejémonos de eso.— dijo Harry para no seguir hablando del tema.— ¿Tienen en donde quedarse?

—Estaba pensando pasar la noche en un hotel hoy, y mañana tal vez conseguir un lugar pequeño solo para los dos.— dijo mirando que Josh caminaba hacia ellos.

—¿Qué dices? Ustedes no tienen ninguna necesidad de ir a dormir a un hotel. Recuerda que Jay les dejo la casa a ambos. Sin problemas pueden quedarse ahí el tiempo que quieran. Louis se pondrá muy feliz.

—Muchas gracias. No sabes lo agradecido que estoy contigo en este momento.— dijo Ernest abrazando a Harry. Siendo correspondido obviamente.

Los tres salieron del lugar y caminaron al auto de Harry. Dejaron las pocas cosas que llevaban en la parte trasera del auto.

—¿Louis está en casa?.— preguntó Ernest.

—No lo sé, supongo que debe estar ahí.— respondió sinceramente Harry, pues él tampoco sabía si Louis estaba o no.

Ernest no dijo nada más todo el camino. Le pareció extraño que Harry no supiera si Louis se encontraba en casa o no, pues hasta donde él recuerda ellos siempre se contaban todo y se tenían demasiada confianza. Pero no quiso hablar del tema.

Al llegar bajaron los tres del auto y Harry les ayudo a meter sus cosas.

—Pueden usar tu habitación. Está libre.— dijo Harry llevando las maletas de Josh a la antigua habitación de Ernest.

—Claro.— contestó entrando a su habitación, y viendo que se encontraba casi intacta a como la había dejado. Aun tenía sus pósters pegados en la pared, una foto de el y Louis cuando eran más pequeños justo alado de su cama.

—Bueno, te dejo para que te instales, iré a ver si Louis está en la habitación.— dijo caminando a la habitación, con la esperanza de encontrarlo ahí.

Al entrar vio que no estaba y tampoco había rastro de que hubiera llegado. Pensó en llamarlo, pero al buscar su teléfono recordó que se había quedado en el auto.

—¿No está?.— preguntó Ernest entrando a la habitación de Louis.

—No, supongo que no tarda en llegar, al igual que Noah.

Escucharon como un auto se estacionaba frente a la casa y Ernest quería darle la sorpresa de que había llegado a si hermano, así que cerro la puerta de la habitación.

—Yo me meteré en el baño y lo sorprenderé cuando entre, tu busca la forma de llevarlo ahí, ¿De acuerdo?.— preguntó Ernest. Al terminar de decirle su plana Harry, comenzaron a tocar la puerta de la habitación.

—Sí, corre a esconderte, mientas yo abro la puerta.

Y mientas Ernest se dirigía al baño, Harry camino a la puerta y abrió. Tenía pensado recibirlo con un beso, o ya tan siquiera con una abrazo. Pero fue sorprendido por Louis, empujándolo y comenzando a gritar cosas que él no comprendía.

— ¡¿Qué haces?!.— preguntó Harry al ver a Louis aventando toda la ropa que tenía en el clóset.

—¡¿En dónde mierda lo metiste Styles?.

—¿De qué hablas?.— dijo Harry al recibir golpes por parte de Louis.

—Y pensar que de verdad estaba pensando en perdonarte. ¡Eres un puto idiota!.— dijo Louis aventando a Harry a la pared, para después comenzar a darle pequeños golpes en el pecho.

Ernest no comprendía de que hablaba Louis, ni la actitud que estaba tomando, él solo pensaba que su hermano se había convertido en un psicópata y celoso.

Temió al escuchar la puerta ser abierta de una forma tan violenta. Justo cuando la cortina fue abierta, pudo ver a su hermano de una forma en la que nunca en su vida lo había visto.

Tenía la cara roja, los ojos llorosos, y no tenía cara de querer hablar.


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