ocho

136 9 0
                                    

Louis despertaba a los mellizos, había recibido una llamada de Sam diciéndole que había vuelto a la ciudad.

—Yo no quiero ir con Sam, estar con Noah es más divertido.— dijo Freddie.

—Si papi, mejor hay que quedarnos con Noah.— dijo Aidan siguiendo a su hermanito.

—Les prometo que vendremos a visitarlo mañana, ¿De acuerdo?

Asintieron rendidos y tomaron sus cosas, aún era muy temprano, por lo que nadie en la casa despertaba aún.

Louis ayudó a los mellizos a subir al auto.

Cuando llegó a su casa, vio el auto de Sam abierto, al igual que la casa. Estacionó y vio a Sam salir directo a su auto para tomar una caja y llevarla adentro.

Los niños entraron corriendo a la casa jugando a las carreras, Louis espero a que Sam saliera de nuevo.

—Lou!, Ya estás aquí. Ayúdame a bajar un par de cajas más y podremos hablar.— dijo Sam dejando un casto beso en los labios de Louis.

Louis confundido lo ayudo, y unos minutos después ya habían sacado todo lo que el auto tenía.

Eran solo unas cuantas cajas y unas maletas.

—¿Puedes ir por los niños, babe?, Les quiero dar la noticia a todos juntos.— dijo Sam.

Louis subió a la habitación de los niños y los encontró jugando con un par de figuras de acción.

—Sam quiere darles una noticia, bajen y después juegan de nuevo.

Los niños dejaron los juguetes a un lado y siguieron a Louis a la planta baja. Obvio él ya sabía cuál era aquella noticia, y no le gustaba para nada.

Sam esperaba con un par de cajas de regalo en sus manos, los niños corrieron directo a él.

—¡Sam!, Estás aquí.— dijo Freddie tomando una de las cajas sin tomarle importancia a Sam.

Aidán hizo lo mismo, solo que él no se molestó en dirigirle la palabra a Sam.

—¿Les gustan sus regalos?.— preguntó Sam.

Se trataba de unas pijamas, una completamente igual a la del otro. Sam estaba cansado de verlos, siempre usando la vieja pijama de osos, le gustaba, pero creía que necesitaban algo más.

Los pequeños asintieron en respuesta, fue Aidan quien habló primero.

—¿Por qué no estuviste en nuestra fiesta de cumpleaños?— pregunto el pequeño mirando a Sam con sus enormes ojos esmeralda.

—Bueno... ustedes saben que trabajo demasiado, pero ya no lo haré más, les prometo que pasaré más tiempo con ustedes ahora que me venga a vivir aquí.

Louis y los pequeños miraron extrañados a Sam, él siempre había dicho que jamás se iría a vivir a casa de Louis, que no era buen lugar para alguien como él.

—¿Vivirás con nosotros?— pregunto Freddie asustado de recibir un "si" por respuesta.

—Sí, de hecho, mañana mismo traeré las demás cosas que me faltan y podremos vivir juntos, cómo la familia que somos.— dijo Sam abrazando a Louis de la cintura.

Se creó un enorme silencio incómodo, los niños miraban a Louis esperando que les dijera que se trataba de solo una broma.

—Pero no pongan esa cara, es más, ¿Qué les parece si vamos a comer helado al centro comercial?, Después podemos ir al cine o a comprar juguetes si eso quieren.

Los mellizos saltaron de alegría y fueron directo a Sam para abrazarlo, era imposible que dos niños no se emocionaran con eso.

—Entonces suban a cambiarse de ropa, yo aquí los espero.— dijo Sam después de abrazar a Freddie y Aidan.

Louis se quedó junto a Sam, esperando una explicación.

—Y bien, ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?— dijo Louis cuando sus hijos ya no estaban con ellos.

—He logrado hacer un par de negociaciones, eso me deja un poco más de tiempo libre, quiero pasar más tiempo contigo y los niños, al final somos una familia, ¿No es así?

—Sam... yo he estado pensando, y creo que deberíamos darnos un tiempo, a los niños no les hace nada bien que estés ausente todo el tiempo, yo sinceramente no quiero hacerles daño.— dijo Louis tranquilo, mientras acariciaba la mano de Sam, tratando de transmitirle tranquilidad, y así evitar una discusión.

—Pero Lou, estamos mejor que nunca, con mi tiempo más organizado, podemos estar más tiempo juntos, ¿No crees que eso es bueno?.— dijo Sam tomando con suavidad a Louis de ambas mejillas.— Piénsalo, los niños y yo pasaremos más tiempo juntos, y podríamos pensar en tomar unas vacaciones con ellos, lo nuestro mejorará, ya verás.— dijo ahora dejando un casto beso en los labios de Louis.

Los mellizos bajaron corriendo las escaleras de la casa, ambos tenían una enorme sonrisa en su rostro,

Sam tomó la mano de cada uno de un lado y salió de la casa. Louis sabía que ahora sería más difícil librarse de él.

Los mellizos en el camino jugaban a mirar las nubes, Sam solo miraba el camino y en cada semáforo tomaba la mano de Louis, y dejaba un beso en donde su anillo de compromiso estaba. Louis solo sonreía y volteaba a mirar a otro lado. Aunque el anillo no tenía ningún valor para Louis, lo ayudaba a alejar a los tipos de él.

Al llegar al centro comercial, los niños quisieron ir directamente a un pequeño lugar, en donde había un carrusel enorme.

Con ayuda de Sam subieron al juego, y dieron un par de vueltas. Odiaba ver lo bien que Sam podía fingir, tener una familia perfecta y sin problemas en público, era algo necesario, pues muchos en la ciudad los conocían.

—Vamos amor, quita esa cara, ¿No estás feliz de ver a los niños divertirse?.— preguntó Sam abrazando a Louis por la cintura.

Louis solo asintió y dirigió su mirada hacia sus hijos.

—Yo... ammm, debo ir al baño, te veo en un momento.— dijo Sam apartándose repentinamente.

Louis lo miró extraño, pero no dijo nada, cuando regresó su mirada a sus pequeños, pudo ver qué se habían metido en problemas.

—Lo siento mucho, mi hermanito no se dio cuenta de que usted estaba ahí.— dijo Freddie disculpándose con la mujer frente a ellos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 22 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

TRAMPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora