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Harry abrió la puerta poco a poco, cuánto logro abrirla por completo notó que todas las luces estaban apagadas y en la cama estaba su cita en bragas y con un antifaz negro, eso le pareció jodidamente excitante, así que le quiso seguir el juego.

Sin darse cuenta ya estaba completamente duro solo con ver al chico y sin usar las pastillas.

Se fue desnudando hasta llegar a la cama, ahí encontró el cuerpo más hermoso que haya visto jamás. Era delgado, tenía una hermosa cintura, piernas rellenas, un abdomen formado, y un trasero bastante grande.

Harry se posicionó entre las piernas de aquel chico, y comenzó a besarlo, mientras dejaba leves caricias por todo su cuerpo. La idea de no poder ver la cara de él, le encantaba, era algo que jamás había hecho.

—Eres hermoso Louis, te amo.— dijo Harry cortando el beso.

—Jódete Harry.— dijo el chico quitándolo de encima de él.

—Louis, ¿A dónde vas?, ¿Amor?

Harry se despertó con la respiración agitada, sudaba y tenía lágrimas cayendo por sus mejillas.

Era la tercera noche que soñaba lo mismo, soñaba en la única vez que se atrevió a estar con otro hombre, aun estando con Louis.

Cada vez que soñaba con eso, se imaginaba a Louis en el lugar del chico de aquella vez, había creído los últimos años que ya había superado a Louis, pero desde la vez que volvió a ver una simple fotos de él, su cerebro le jugaba en contra, imaginándolo en sus sueños.

Se preguntaba el "por qué' tenía sueños constantes con Louis, si ya lo había dejado atrás, y lo más importante, ¿Por qué ahora que estaba volviendo a hacer una vida?

Volvió a dormir. Ya después se preocuparía por eso.

[...]

Al despertar, el desagradable ruido de la calle lo hizo comenzar el día con el pié izquierdo.

Se levantó y caminó aún adormilado al baño, miro su cara en el reflejo del espejo y vió un par de canas asomarse entre su cabello rizado.

Nunca le había parecido un problema la edad, pero ya era notorio que se estaba haciendo viejo.

Hizo sus necesidades y lavó sus dientes, camino con pereza a la cocina del pequeño departamento en el que había estado pasando la noche la última semana. Tenía que ir al trabajo más tarde. El padre de Luka le había cambiado el horario de trabajo, esto a petición de Luka, quería evitar encontrarse con Harry en la oficina.

Al estar en la cocina, prendió la cafetera.

Cuando llegó a Corea, había sido un problema el irse a vivir solo, con el tiempo tuvo que aprender a ser un poco independiente.

Al final desayunó sobras de su cena y una taza de café cargado. Necesitaba energía, últimamente se sentía muy cansado.

Mientras desayunaba, Harry se perdió por un momento pensando en su extraño sueño, sabía que estaba mal soñar con su exesposo. Le espantaba que el sueño se sintiera tan real, como si hubiera pasado exactamente por eso antes.

Cuando terminó Harry recogió la mesa y dejo todo sobre el fregadero, la pila enorme de platos lo hacían sentir más pereza.

Miró su teléfono y aún faltaba una hora para ir al trabajo. Tenía tiempo para darse un baño y recoger un poco su departamento. Se había convertido en un hombre descuidado y desordenado, el vivir con Luka lo hizo ser de esa forma.

Una hora más tarde, se encontraba a la mitad del tráfico horrible de la ciudad. Su nuevo departamento se encontraba más lejos del trabajo que donde vivía con Luka. Odiaba el tráfico, esa era una de las razones por las que extrañaba Doncaster, sus calles eran más tranquilas.

Al llegar a la oficina, pudo sentir las miradas de todos ahí sobre él.

Quizás se había vuelto más guapo, creyó Harry.

Al entrar a su oficina, el chico que trabajaba como su secretario entró detrás de él.

—Señor Styles, el jefe quiere verlo en su oficina.

Harry rodó los ojos, había estado tratando de evitarlo a toda costa. Ahora entendía que por qué no es bueno salir con el hijo del jefe.

Dio media vuelta y salió de su oficina.

Camino al elevador y subió al último piso del edificio. Muy cliché, pero la oficina del jefe estaba en el último piso.

No tenía ganas de verlo, después de la cena incómoda que tuvieron, no podía verlo a la cara, literalmente había tomado los sueños del señor y los había tirado a la basura.

Al estar frente a su oficina, respiró un par de veces. No es que estuviera nervioso o le diera miedo, pero no se podía esperar una buena noticia.

Abrió la puerta sin tocar (como acostumbraba a hacerlo), y se encontró con el padre de Luka y Luka ahí.

Todo era un silencio muy incómodo.

—Pasa Harry, siéntate por favor.— dijo el señor con una formalidad extraña.

Harry obedeció, se sentó a un lado de Luka. Lo miró de reojo, el menor tenía los ojos hinchados y miraba a la nada.

—Verás Harry, cuando tú llegaste a la empresa, fue por tu increíble desempeño en la empresa Fender. El día de ayer tuve una junta con el consejo, y hemos notado que hay un desempeño deficiente de tu parte.

Harry entendió por dónde iba todo, y no le gustaba para nada. Había trabajado los últimos cinco años ahí dando siempre lo mejor que podía.

—Y bueno, como sabrás, no podemos aceptar eso.

Harry asintió.

—Aun así hay una forma de arreglarlo. Podría hablar con ellos para que consideren las cosas, pero debería justificar tu bajo desempeño, no sé, podría decirles que estás ocupado planeando una boda, o quizás estás esperando un bebé, ya sabes ese tipo de cosas.

—¿Y si no acepto?— preguntó Harry. Temía perder su trabajo solo por no querer casarse con el hijo de su jefe.

—Bueno, en ese caso nos veríamos en la penosa necesidad de buscar a alguien que pueda cubrir tu puesto.

Todo era una mierda.

Quizás ya era tiempo de volver a Inglaterra.

—Entonces tendrá que buscar mi remplazo rápido, por qué me voy del país la próxima semana.

Por fin regresaría a casa.

TRAMPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora