cincuenta y nueve

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—Soy Bear, amigo de Noah, un gusto.— dijo Bear para ahorrarse una pelea con el señor, había escuchado los comentarios que había hecho sobre Louis y no quería pasar por lo mismo.

—Mucho gusto amigo de Noah.— dijo Des remarcando la palabra "amigo" y guiñando un ojo hacia Noah, quien se ruborizó en el momento.

—Bueno, yo creo que mejor dejamos que hablen un poco. Pasemos a la sala.— dijo Anne a los chicos.— Haz crecido mucho, recuerdo cuando eras apenas un bebé.— decía mientras caminaban junto a los demás a la sala, dejando solo a Harry con su padre.

—Harry, yo quería disculparme por ser un idiota contigo todo este tiempo. Me he dado cuenta de que la vida puede cambiar de un día para otro y no vale la pena vivir molesto con la vida.— decía Des.— Toda la vida me educaron de una forma y a estas alturas es muy difícil para mí cambiar mis ideales, solo te pido que me perdones si alguna vez te he hecho sentir mal. Te quiero y no me gustaría irme sin que lo sepas.

—¿Irte?, ¿De qué hablas?— preguntó Harry.

—Ayer por la mañana recibí los resultados de unos estudios médico que me realice. Tengo un tumor en el cerebro y me han programado para cirugía la semana que viene, el médico ha dicho que todo puede pasar, puedo salir bien de la operación o puedo simplemente no salir de ahí.— dijo Des tranquilo haciendo parecer que solo le sacarían una muela.

Harry no sabía cómo procesar tanta información de un solo golpe. Su esposo estaba con otro, sería abuelo, y su padre estaba casi literalmente viviendo lo que podrían ser sus últimos días de vida.

Harry corto la poca distancia entre él y su padre y lo abrazo, comenzó a llorar como si fuera un niño. Su padre lo abrazó de vuela y lo acaricio sus rizos mientras trataba de decirle que todo estaría bien.

—No te preocupes, no pasará nada malo, y si es así, quiero que sepas que siempre te amé. Estoy muy orgulloso de ti y admiro realmente lo valiente que eres, me has demostrado de que puedes con todo. Y aunque me duela admitirlo, me duele que tú y Louis ya no estén juntos, el era el indicado para ti.— Cuando terminó de hablar, beso las mejillas mojadas de Harry, y se imaginaba a su pequeño Harry de tan solo 16 años llorando, cuando el mismo lo había corrido de su casa. Tan indefenso e inexperto a punto de enfrentarse solo a la vida, solo para lograr sacar a adelante a su familia.— Perdóname por todo el daño que te hice, yo nunca quise lastimarte, he hecho ya mi testamento y hemos estado de acuerdo tu madre y yo de que todo quedará a nombre de Noah. El pequeño está a punto de convertirse en hombre y sé que será uno muy bueno igual que tú, ojalá le vaya bien con su bebé.— dijo Des palmeando el hombro de Harry.

—¿Tu cómo sabes del bebé de Noah?.— preguntó Harry.

—Ese chico, Bear, tiene un brillo diferente en los ojos, y Noah la misma mirada que tú cuando lo estaban esperando. Cuando alguien va a ser padre, sus ojos brillan de diferente forma, justo como los tuyos ahora.— dijo Des dándole un leve golpe con su codo a Harry, quien solo río y negó, pues no era su situación—. Aparte de que me lo ha dicho Gemma.— dijo Des.— Mejor platícame que ha pasado con Louis.

—Es una historia muy larga, pero básicamente he sido un idiota con él y ahora creo que tiene a alguien más.— dijo Harry agachando la cabeza.

—Si me permites darte un consejo, no te rindas hasta que vuelvan a estar juntos, así pasen dos, tres, o cinco años, intenta recuperarlo y demuéstrale que lo amas.

—Lo intentaré, ahora creo que será mejor que me vaya, los chicos mañana tienen escuela y yo trabajo.— dijo Harry.— Gemma me ha dicho que se quedarán en un hotel, ¿Por qué no vienen a mi casa?, Ahí hay mucho espacio y un par de habitaciones libres.

—No queremos molestarlos, nosotros ya estamos viejos y ustedes necesitan su espacio.

—Ni creas que dejaré que duerman en un hotel, mejor se quedan en mi casa. No acepto un no por respuesta.— dijo Harry saliendo de la cocina.

Cuando entró a la sala de estar donde todos los demás se encontraban, vio a su madre acariciando el pequeño vientre de Bear, el cual apenas y se notaba.

—Muchas felicidades chicos, no dejen que nadie les diga que no pueden.— decía Anne.

—Mamá, nos vamos, se quedarán en mi casa esta noche. Los chicos tienen escuela mañana y no deben dormirse tan tarde.— dijo Harry.

—De acuerdo, ahora vuelvo.— dijo Anne levantándose de su lugar y caminando a la cocina.

—Vámonos chicos, es tarde. Y muchas gracias por avisarme Gemma.— dijo Harry abrazando a su hermana.

Cuando su madre volvió, traía una caja de cartón llena de galletas de chispas de chocolate. Al percibir el olor a galletas recién horneadas, Noah tuvo un pequeño recuerdo muy borroso de cuando las probó por primer vez.

Al final todos salieron de casa de Gemma despidiéndose de ella y subiendo cada quien a sus autos.

—¿Quieren ir a casa de Louis o los llevo conmigo?.— preguntó Harry cuando encendió el auto.

—Con papá, en tu casa no tengo casi ropa y Bear viene así que necesitamos algo más grande para él.— dijo Noah

Harry comenzó a manejar casa de Louis, sus padres lo seguían, cuando llegara a casa de Louis les diría que solo iba a dejar a los chicos, de cualquier forma les quedaba de paso.

Manejo por unos veinte minutos hasta que estuvieron en casa de Louis, al llegar notó que no solo el auto de Louis estaba estacionado ahí, sino que había uno más a un lado. Las luces de la casa estaban apagadas.

No era idiota, sabía lo que pasaba. Encendió de nuevo el auto y aceleró.

—Iremos a mi casa mejor, así dejamos que Louis disfrute la noche.— pensó Harry en voz alta.

Al día siguiente arreglaría ese asunto.

TRAMPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora