cincuenta y dos

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Harry había despertado esa mañana solo, en enorme cama, tenía tiempo sin dormir solo. Las últimas dos semanas había estado durmiendo con Louis. Dormían abrazados, Louis siempre hecho bolita y Harry lo cubría para que no pasará frío.

Cuando Louis dormía, Harry aprovechaba para decirle cuánto lo amaba. Lo mejor para Harry era poder acariciar su pelo y ver cómo respiraba tranquilamente.

Ahora eso era algo que veía muy difícil repetir.

La tarde anterior había ido a casa de Liam y Zayn. Habían pensado él la propuesta de Sam y habían tomado juntos una decisión.

Liam se iría a Corea. Liam le dijo que era lo mejor, Harry había sido ascendido hacía apenas un par de meses, mientras que él llevaba más de un año en el puesto. Aparte de que Liam creía que Harry debería quedarse para arreglar las cosas con Louis.

Ahora no podía decepcionar a su amigo, tenía que impedir que Louis le pidiera él divorció.

Esa tarde le darían la noticia a todos. Esperaban que se lo tomarán de buena manera, Harry no se sentía listo para poder manejar una empresa en un país que no conocía. Sam les había enviado un correo diciéndoles que el trabajo en Corea no sería completamente por ellos.

Allá igual que en Doncaster, habría alguien más que los apoyara, el hijo de su socio estaría al frente de la empresa con alguno de ellos.

Ahora mismo se dirigía al centro comercial, pasaría antes de ir al trabajo. Le compraría un obsequio a Noah y Bear para el bebé.

Entró a la primera tienda que encontró y comenzó a buscar algo lindo entre todas las cosas.

Se detuvo a la mitad de su búsqueda, por un momento pensó como habría sido su vida si hubiera tenido más hijos con Louis. En sus planes estaba tener muchos hijos, pero con el trabajo de Harry, habían decidido que lo pensarían más a futuro, cuando pudieran educarlos juntos y no solo Louis en el caso de Noah.

Encontró mamelucos de animales, todos eran hermosos, pero el que más le había gustado, era uno de borreguito. Era blanco, y muy suave. Lo tomó y siguió caminando, le estaba siendo difícil la tarea de buscar un buen regalo. No tenía ni idea de que comprarles. Cuando Noah era bebé, la que se encargaba de comprar la ropa de él era Jay.

Más adelante vio unos trajecito de ositos, le pareció lindo que vinieran en par.

—Disculpe, quiero llevarme uno de estos. ¿Los tienen por separado?.— preguntó Harry al chico que acomodaba las prendas.

—Lo siento señor, solo nos quedan en par.— dijo el chico dejándolo solo.

Harry los tomó de igual manera, nunca estaba de más llevar uno extra.

Caminó en dirección a la caja y pago. Pidió que le envolvieran los trajecitos para regalo y salió de ahí.

Condujo rápido a su trabajo, iba con diez minutos de retraso.

Al llegar a su oficina, su secretaria lo recibió como de costumbre, con un café amargo y el reporte diario. Él le agradeció y se adentró a su lugar de trabajo.

Se sentó frente a su escritorio y comenzó a revisar los documentos que anteriormente le había dado su secretaria.

Entre todos los documentos, estaba el contrato del que había hablado Sam antes. Supuso que a Liam me había llegado uno igual, pues Sam aún no sabía que ellos ya habían tomado su decisión.

Lo hizo a un lado y comenzó a trabajar. El día se le pasó bastante rápido. Cuando menos se dio cuenta, Liam ya estaba tocando a su puerta diciéndole que ya era hora de irse.

—Zayn me ha llamado diciéndome que nos están esperando, creo que ellos igual tienen una noticia que darnos.

—De acuerdo, vamos.— dijo Harry. Ambos salieron de ahí y subieron al auto de Harry. Ya que Liam no había llevado el suyo esa mañana, pues no creía necesario usar un auto cada quien cuando se dirigirán al mismo lado.

—¿Y esto?, ¿Serás papá de nuevo?.— preguntó Liam al ver la caja de regalo envuelta en papel decorativo con ositos, en él asciendo delantero.

—Eso quisiera, es un regalo para alguien.— dijo Harry tomando la caja y pasándola a la parte de atrás para que Liam pudiera sentarse a su lado.

Harry comenzó a conducir, en el camino ambos ensayaban cómo les darían la noticia todos.

Ambos reían en el auto con sus exageradas actuaciones.

Cuando llegaron se extrañaron al ver cuatro autos estacionados en la entrada de la casa de Liam. Según ellos solo serían sus familias y listo.

Harry estacionó frente a la enorme casa y bajaron ambos, hasta la entrada.

—Ya regreso, olvide algo.— dijo Harry regresando a su auto.

Cuando Liam entro estaba ya ahí Louis, Noah y Sam, y un par de caras que no había visto nunca en su vida. Todo el mundo estaba en silencio, algo que le extrañó mucho, pues cada vez que la familia Tomlinson los visitaban, la casa era todo menos tranquila.

Zayn se levantó a recibir a su esposo con un beso y lo llevo a presentar a los demás.

—El es Liam, mi esposo.— dijo al estar frente a todo.— Él es Niall y él se llama Shawn, ambos son los otros socios del proyecto.

Liam saludó a todos y se sentó a un lado de su familia.

—¿Mi papá no venía contigo, tío Liam?.— preguntó Noah. Justo en ese momento el timbre de la casa sonó. Pero nadie se levantó. Todos esperaban a que Louis hicieron lo mismo que Zayn había hecho antes con Liam, pero él solo se quedó en su lugar.

—¿No irás?.— preguntó Zayn en voz baja a Louis.

—Ah si, claro. Ahora vuelvo.— dijo levantándose de su lugar y caminando a la entrada.

Lo último que quería era que Harry le arruinara el día.

Cuando abrió, Harry se encontraba arreglando su camisa y su cabello. Cuando ambos se vieron a los ojos, se sentían como unos malditos adolescentes, ninguno sabía qué decir.

—Amor, yo...— dijo Harry dando un paso adelante.

—¿Y eso?, ¿Para quién es?.— preguntó Louis señalando la caja que llevaba Harry en las manos.

TRAMPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora