.5.

568 69 18
                                    

5.

Kei Tsukishima

Entré al baño y encontré a Tadashi limpiándose la sangre del rostro.

—¿Estás bien?

Me miró, sus ojos reflejando un cansancio profundo—No, Tsukki. La verdad es que no. Matar me resulta repugnante a la larga, pero sé que soy el único del equipo que puede hacerlo de manera tan directa y a sangre fría. Shoyo nunca mataría a nadie, y Kageyama lo hace a distancia, sin demasiado contacto.

—¿Y qué opinas de mí?

Dejó de frotarse la cara y me observó fijamente—Tú no tienes las agallas de matar. Solo has matado personas como daños colaterales de tus explosiones.

—Si me lo pidieras, mataría por ti.

Suspiró y negó con la cabeza—Todavía no es necesario. Puedo encargarme.

Lo abracé, y él se recargó en mi cuerpo. Estaba cansado y triste, y eso me dolía más que cualquier herida. Lo aferré más fuerte, deseando poder aliviar su carga.

—¿Osamu, el hermano de Atsumu, no será un problema después de lo que hicimos? —pregunté.

—No —respondió— Osamu se contactó conmigo. Le expliqué todo y entendió que las acciones de Atsumu eran imperdonables. Osamu podrá ser un asesino, pero nunca lastimaría a un niño como lo hizo Atsumu.

—No confío demasiado en su palabra.

—Yo tampoco, pero por ahora estamos a salvo de ellos. Nuestro único problema ahora es la policía.

—Akiteru me dijo que hay un oficial dedicado a encontrarnos. Tienen mucha información sobre la pandilla y ya saben que estamos detrás de la desaparición de Atsumu.

—Encargaré a Yachi que elimine la información de su sistema. Dejaré que la policía encuentre el cuerpo de Atsumu. Quiero dejar un mensaje.

Asentí, entendiendo la gravedad de la situación. Sabíamos que estábamos jugando un juego peligroso, pero aun asi resultaba emocionante.

 Sabíamos que estábamos jugando un juego peligroso, pero aun asi resultaba emocionante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sawamura Daichi

Estaba en mi oficina, observando a mi pequeño equipo de oficiales mientras debatíamos sobre qué hacer con respecto a los Ravens. Había formado este equipo con cuidado: Asahi, Sugawara, Shimizu y Akiteru. Cada uno eran de mi total confianza.

—Son difíciles de encontrar —dijo Akiteru frustrado.

Sugawara frunció el ceño—¿Por qué sabes tanto de ellos?

Akiteru levantó las manos en un gesto de inocencia—He tenido que presenciar cómo varios oficiales trataban de encontrarlos y se rendían. No quiero pasar por eso de nuevo.

—Los encontraremos uno por uno, hasta llegar al líder— dije tratando de sonar convencido.

Akiteru meneó la cabeza—No estoy tan seguro de eso.

—¡Toda la información se está borrando!— gritó Shimizu desde el escritorio.

Nos apresuramos a ver la pantalla y, efectivamente, todo estaba desapareciendo.

—Han conseguido un hacker —murmuró Asahi.

—Y uno muy bueno, al parecer —agregó Akiteru.

En la pantalla apareció un mensaje: "Lo hicimos por los niños" y luego una ubicación. Me giré hacia Asahi.

—Reúne a una patrulla y vayan a ese lugar, ¡rápido!

Asahi salió de la oficina de inmediato. Shimizu, todavía en shock, comentó—Buscaré alguna firma del hacker, ellos siempre dejan algo.

Sugawara parecía confuso—No entiendo a qué se refieren con esa frase, es muy particular...

Repetí el mensaje en voz baja, tratando de encontrarle sentido. De repente, mis ojos se abrieron con sorpresa. Saqué las carpetas con la información que habíamos impreso.

—¿Qué haces, Daichi? —preguntó Akiteru.

—¡Todo se basa en el perfil! —Abrí la carpeta, mostrando el perfil que habíamos realizado de la pandilla—. Se creen justicieros.

—No entiendo— dijo Suga.

Levanté la mirada, con la respuesta clara en mi mente—"Lo hicimos por los niños" significa que Atsumu tenía algo que ver con lastimar niños.

Hubo un silencio pesado en la sala mientras todos procesaban la información. La gravedad de la situación se hizo más evidente. Era hora de actuar, y sabía que este equipo tenía lo necesario para enfrentarse a los Ravens y descubrir la verdad.

Partners in crime// Tsukiyama/kagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora