—Shoyo, ¿tienes alguna manera de localizar a Kageyama?
—No, cuando se fue, dejó su teléfono, así que no podemos rastrearlo.
Tsukki suspiró y cruzó los brazos— Deberíamos buscar en cada rincón.
—Es una pérdida de tiempo— comenzó a decir Kuroo pero fue interrumpido por Kita.
—Enviaremos a nuestra gente a investigar. Somos la pandilla más numerosa, después de todo.
Kuroo asintió, aunque con cierta reticencia— El Nekoma hará lo mismo.
—Los Ravens nos quedaremos junto a Bokuto por si Keiji vuelve con buenas noticias respecto al Kamomedai— les aseguré.
Bokuto me sonrió, su optimismo inquebrantable— Keiji volverá pronto, estoy seguro de que logrará convencer rápidamente al Kamomedai de regresar. Tengo fe en él.
El Nekoma y la Madriguera se retiraron, dejándonos solos junto a Bokuto, quien me sonrió y dijo— Voy a navegar en la red, quizás encuentre algo útil— se fue de la sala hacia la zona de computadoras.
Shoyo volvió a murmurar, con la voz temblorosa— Creo que Kageyama no es el traidor.
Tsukki frunció el ceño empleando un tono más duro de lo habitual— Los hechos dicen lo contrario— Luego, se volvió hacia mí— ¿Qué haremos si resulta que Kageyama sí es el topo?
Me tomé un momento para responder, el dolor asomando en mis palabras —No lo sé, Tsukki. Pero me dolerá mucho si resulta que lo es.
Nos sentamos en círculo, tratando de idear un plan. La tensión en el aire era palpable.
—Necesitamos una forma de rastrear a Kageyama sin su teléfono— dije intentando mantener la calma.
—Podríamos tratar de recordar sus patrones de movimiento, los lugares que solía frecuentar.
—Eso no servirá, si es el traidor no lo encontraremos en esos lugares, estará oculto— dijo Tsukki negando con la cabeza.
—Podríamos buscar en las cámaras de seguridad cercanas— sugerí— Tal vez captaron algo útil.
—Eso podría funcionar— respondió Shoyo con su voz un poco más esperanzada.
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—Bokuto, ¿puedes revisar las cámaras de seguridad?— pregunté acercándome a él.
Me sentía un idiota por no haberlo pensado antes.
—Ya revisé las cámaras del edificio— dijo enseguida— Pero las cercanas a la sala de interrogatorios fueron apagadas.
—Entonces fue alguien con acceso a las computadoras. No hay otra forma de apagarlas.
