17.
Shoyo Hinata
Estábamos revisando las imágenes de las cámaras de Nekoma. No habíamos tenido ninguna baja, todo el equipo (excepto Kuroo y Kageyama, quienes se habían quedado investigando en el laboratorio) habían vuelto.
Las imágenes eran grotescas. El Nekoma no se andaba con estupideces a la hora de matar y abrirse paso.
El laboratorio de drogas era enorme y había mucho que investigar. Kageyama me había asegurado que volvería pronto.
De repente, sentí un olor en particular, que alertó por completo todos mis sentidos— Kenma, ¿sientes eso? Huele a gas.
—Puede ser humo, si Lev está cocinando, debe haberse quemado algo —dijo, restándole importancia— suele pasarle.
Sin embargo, una explosión se escuchó en la sala contigua, la cocina. Ambos nos levantamos enseguida al escuchar gritos. Corrimos hacia el origen del sonido y vimos cómo la cocina se incendiaba y se oían alaridos de dolor desde dentro.
—¡Nobuyuki! ¡Fukunaga!— exclamó Kenma— Ellos estaban dentro, tengo que sacarlos...
—¡Kenma! ¡Detente! Es imposible que salgan, los perdimos.
—¡No! ¡No puedo dejarlos!
Lo alejé del fuego al verlo acercarse demasiado y lo obligué a correr hacia la salida. El denso humo comenzaba a formarse en los pasillos y la visibilidad bajó considerablemente.
En el patio, nos encontramos con Inuoka, quien tosía con fuerza después de haber estado cerca de la fuga de gas. Lev salió corriendo de la casa, con la preocupación evidente en su rostro.
—¿Dónde está Yaku? —preguntó Lev.
—Aún no ha salido —respondió Kenma observando para todos lados, con la mirada perdida en la casa incendiándose.
Lev volvió a entrar en la casa y lo seguí, gritándole a Kenma— Quédate con Inuoka. Voy con Lev.
El humo era aún más espeso y las llamas se avivaban por casi toda la casa con rapidez.
—¡Yaku!— Lev empezó a toser y se apoyó en la pared.
Tomé su brazo— Tenemos que salir ya.
Se soltó y siguió caminando por la casa. Encontramos a Yaku cubriéndose la nariz con el cuello de su camiseta mientras intentaba entrar en una de las salas.
—Yaku, ¡tienes que salir! —le gritó Lev, tomándolo por los hombros.
Yaku se liberó la boca y nos gritó—¡Shibayama sigue dentro!— Volvió a golpear la puerta, sus manos se encontraban rojas, supuse que por haber sostenido el pestillo caliente.
—¡Vámonos!— exclamó Lev.
Sabía que Yaku no se iría hasta que sacáramos a Shibayama de allí. Así que lo ayudé a golpear la puerta—Vamos, golpeemos juntos— dije.
Retrocedí unos pasos y golpeé la puerta con todo mi cuerpo. Lo repetí varias veces hasta que se salió de las bisagras.
Yaku entró corriendo—¡Shibayama!
Una voz débil pidió ayuda desde un punto desconocido; Yaku corrió hacia el sonido, pero su pie se atascó en una tabla rota y cayó al suelo. Soltó un quejido al doblar su pie.
—¡Lev, necesito ayuda! —grité, pues Lev no había ingresado en la cocina. Apareció corriendo al instante— Llévate a Yaku, iré a buscar a Shibayama.
Lev asintió. Sin embargo, Yaku gritó— ¡Estoy bien, necesitamos encontrarlo!
Perdió el equilibrio al intentar ponerse de pie, su pierna parecía doler mucho. Lev lo cargó y lo sacó de allí mientras yo me quedaba buscando al chico.
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Partners in crime// Tsukiyama/kagehina
Teen Fiction"Nunca nos llevarás vivos Juramos que la muerte nos separará Llamarán a nuestros crímenes una obra de arte."