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Tadashi Yamaguchi

Estaba recostado sobre el pecho de Tsukishima, ambos tirados en la cama. Quería disfrutar de esa paz, pero sabía que él no estaba allí solo para consolarme.

—¿Qué sucedió?— pregunté.

—Puede esperar. En verdad, todo está bien —respondió, pero su voz no sonaba del todo convincente.

—Dímelo sin rodeos, Kei. No soy de cristal, no voy a romperme por una situación.

Suspiró y comenzó a contarme, tratando de sonar con el mayor tacto posible—La base de Nekoma se incendió y hubo pérdidas.

Mi corazón se detuvo un instante—¿Kageyama y Shoyo están...?

—Están bien —me interrumpió— Shoyo inhaló humo, pero ya salieron del hospital y están en camino, junto con algunos del Nekoma.

—¿Quiénes vienen? —pregunté, tratando de asimilar todo.

—Kuroo, Kenma y un chico llamado Lev. Inuoka estuvo muy cerca del gas y tiene que quedarse un rato por supervisión. Yaku se lesionó el tobillo y se quemó las manos, está en el centro de quemados junto a Shibayama, quien había quedado atrapado y se quemó los brazos.

—Está bien, debemos prepararnos para recibirlos.

Me levanté de la cama y revisé en el armario. Teníamos ropa de todos allí mezclada. Tomé una camiseta, me quité la que tenía y me coloqué la nueva.

—Deberías tomarte las cosas con calma —dijo con su mirada preocupada puesta en mí.

—No, soy el líder y debo dar el ejemplo.

Sabía que no podía permitirme mostrar debilidad. Tenía que estar fuerte para los demás, especialmente ahora que todo se estaba desmoronando.

 Tenía que estar fuerte para los demás, especialmente ahora que todo se estaba desmoronando

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Estaba fuera de la casa de los Ravens, esperando a las visitas. Sentía una mezcla de nervios y emoción, especialmente al pensar en volver a ver a Kageyama y Shoyo.

Una camioneta se estacionó en la calle de enfrente y, al bajar los invitados, casi quise llorar de alivio al ver a mis amigos en perfecto estado. Sin embargo, no lo haría en público.

Abrí los brazos y Shoyo me abrazó con fuerza. Lo atraje hacia mí y le susurré palabras de aliento, sabiendo lo mucho que detestaba el fuego. Kageyama se mantuvo cerca y le hice una seña para que se acercara, se unió al abrazo, y los envolví a ambos con mis brazos.

Luego de unos segundos, los solté y me dirigí a los del Nekoma. Saludé a Kuroo con un apretón de manos y le dije que eran muy bienvenidos.

—Gracias — respondió—. No causaremos muchos problemas.

—Los ayudaremos a descubrir qué pasó —le aseguré, y él asintió agradecido.

—Yamaguchi— saludó Kenma con un movimiento de cabeza.

—Kenma, bienvenidos. Estoy feliz de verte.

—Yo también, tan solo me gustaría que fuera en otras condiciones.

—Por supuesto.

Kuroo interrumpió la conversación señalando a un chico alto— Este es Lev Haiba.

No lo conocía de rostro, solo de lo que me habían dicho otras personas. Le extendí la mano para que la tomara, pero Lev me abrazó. Solté una risa y lo abracé también.

—Mejor entremos —dijo Kuroo carraspeando. Como si estuviera harto de ese tipo de muestras de afecto.

Guié a los del Nekoma por los pasillos y les presenté a Yachi, nuestra nueva hacker. Kenma murmuró que era bonita y Kuroo hizo una mueca de celos. Entendí lo que sucedía y me pregunté si en el Nekoma no tenían aquella regla extraña que prohibía a los miembros ser pareja.

—¿Dónde está Tsukishima? —preguntó Kuroo.

—Sigue en la habitación —le respondí.

Kuroo se dirigió en esa dirección, mientras me acercaba a Shoyo.

—Debemos hablar —le dije, tratando de sonar calmado.

Sabía que había mucho que discutir, y no solo sobre el incendio. Estaba preocupado por todos, pero especialmente por Shoyo. Tenía que asegurarme de que estuviera bien, no solo físicamente, sino también emocionalmente.

 Tenía que asegurarme de que estuviera bien, no solo físicamente, sino también emocionalmente

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Kei Tsukishima

Estaba sentado en la cama, tratando de controlar mis emociones. Sentía que le estaba fallando a Yamaguchi como su mejor amigo. Comencé a sollozar en silencio, con todo el peso del dolor y la impotencia de no poder hacer nada por él.

Los golpes en la puerta me distrajeron. Me sequé rápidamente las lágrimas y me volteé, encontrándome con Kuroo.

Sonreí y me levanté para saludarlo. Nos dimos un abrazo afectuoso.

—¿Cómo va todo con la creación de tus propios explosivos? —preguntó Kuroo, tratando de sonar casual.

—Me va bien —respondí—. Aprendí del mejor.

Kuroo se puso más serio y me miró con preocupación—¿Y cómo va con Yamaguchi? ¿Has podido dar el paso?

Hice una mueca y negué con la cabeza.

—No, y ahora, como están las cosas, es probable que nunca suceda.

Puso una mano en mi hombro y me dio una sonrisa alentadora—Yo pensaba lo mismo con respecto a Kenma, y ahora estamos juntos.

—Felicidades —dije sinceramente, aunque mi voz sonó un poco quebrada.

Quería creer que las cosas podrían mejorar, pero todo parecía tan complicado. A veces me preguntaba si alguna vez podría ser completamente honesto con Yamaguchi sobre mis sentimientos.

—Eso no debería importar ahora, ¿cómo estás con el tema del incendio?— pregunté desviando el tema.

—Aun estoy tratando de procesar todo, ya sabes, no es fácil. Nunca pensé sentirme tan mal...

—Perdiste a dos de tu equipo, es normal sentirse así.

—Lo sé, lo sé. Es que, esperaba que al ser el líder, podría soportarlo un poco mejor. Pero, creo que se siente aún peor.

—Lo superarás.

—Eso espero.

Partners in crime// Tsukiyama/kagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora