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Tobio Kageyama

Yamaguchi me llamó a su oficina, y cuando llegué, noté enseguida su mirada seria. Desde que Yams se había vuelto el líder, rara vez veía su sonrisa verdadera, ¿Por qué duele tanto?

—Kageyama, el Nekoma te necesita para una misión en la capital —dijo sin rodeos.

Ahogué un pequeño sonido de sorpresa y fruncí el ceño—¿El Nekoma?— pregunté— ¿Estás seguro de enviarme a la capital?

Asintió con firmeza. —Sí, estoy seguro. Además, no irás solo. Shoyo te acompañará.

Sentí un alivio inmediato al escuchar que Shoyo estaría conmigo. Con él a mi lado, cualquier misión se volvía un poco soportable.

—Está bien. Si Shoyo va conmigo, acepto.

—Buena suerte, Kageyama. Confío en que lo harás bien.

Nos encontramos con Kenma en la estación de tren. El lugar estaba lleno de gente, pero nos aislamos en una esquina para discutir la misión. Kenma nos explicó rápidamente el objetivo: desmantelar una red de narcotráfico en la capital.

Si que era algo interesante, pero, ¿por qué me habrán elegido a mí?

—Necesitamos tu precisión, Kageyama. Tu objetivo será despejar el camino para que podamos entrar —dijo Kenma con tranquilidad, como si no fuera algo importante.

Abrí un mapa en mi celular y comencé a murmurar para mi mismo—Creo que puedo posicionarme en este edificio. Tiene buena visibilidad y está lo suficientemente lejos para no ser detectado fácilmente...

El tren llegó y subimos. Mientras el tren avanzaba, Kenma se había concentrado en un videojuego en su consola por lo que, seguí buscando el mejor lugar para situarme.

Shoyo, medio dormido, dejó caer su cabeza en mi hombro.

Me recosté un poco más en el asiento para que estuviera más cómodo. Dejé el celular a un lado, disfrutando de la cercanía de Shoyo. Sentí su respiración tranquila y, por un momento, el peso de la misión se aligeró.

Este pequeño instante de paz era algo raro en nuestras vidas, y quería aprovecharlo al máximo. Con él a mi lado, quisiera estar siempre de esta forma.

Kenma seguía concentrado en su consola, ajeno a todo lo demás. De todas formas, a veces lo sentía observarnos de reojo.

 De todas formas, a veces lo sentía observarnos de reojo

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Sawamura Daichi

Fui hasta donde estaba Shimizu, quien estaba absorta en su computadora tratando de descifrar la firma del hacker.+

—Creo que he descubierto algo —dijo, tocando unas teclas rápidamente. En la pantalla apareció un nombre.

"Cibersombra".

Partners in crime// Tsukiyama/kagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora