63.
Tadashi Yamaguchi
Nos llevaron a todos al hospital, aunque no sé si "llevar" es la palabra adecuada. Nos arrastraron, nos empujaron, nos colocaron en camillas sin pedir permiso.
El camino hasta allí fue un borrón de sirenas y luces intermitentes. Por un momento, pensé que por fin podría descansar, pero no fue así.
Mi cuerpo estaba bien, o al menos no tenía heridas graves. Físicamente, estaba entero, pero mi mente... mi mente estaba destrozada. Mi corazón roto en mil pedazos. El cansancio pesaba en mis hombros como una losa, hundiéndome más y más en el asiento de la ambulancia.
Cuando llegamos al hospital, me subieron a una camilla.
No quería estar allí, no quería que nadie me tocara, mucho menos un desconocido, pero estaba demasiado agotado como para protestar.
Un doctor se acercó y empezó a examinarme. Sus manos se movían con profesionalismo, pero cada toque me producía una incomodidad que casi me revolvía el estómago.
—Estás bien— dijo finalmente con una voz tranquila, aunque poco consoladora— No hay lesiones graves. Necesitas descansar.
Asentí, aunque no sentía ninguna tranquilidad en sus palabras. Apenas podía procesarlas. Tan pronto como salió de la sala, cerré los ojos y respiré hondo, intentando calmar el torbellino en mi cabeza.
Pero el descanso no duró.
Unos segundos después, la puerta se abrió de nuevo, y al levantar la vista, vi a Tsukishima entrando.
Su expresión era de puro agotamiento, una que reflejaba perfectamente cómo me sentía por dentro.
—Tsukki...— mi voz sonó frágil, casi rota, cuando lo llamé.
Se acercó lentamente, como si el peso del mundo también estuviera sobre sus hombros. No dijo nada al principio, solo me miró, sus ojos llenos de una tristeza que nunca le había visto antes. Me sentí aún más culpable al verlo así.
—Todo esto... es mi culpa— murmuré sintiendo cómo la culpa se enroscaba en mi pecho como una serpiente, apretándome, robándome el aire— Si hubiera sido más fuerte, si hubiera hecho algo diferente...
—No digas eso, Yams— interrumpió— No es tu culpa. Nada de esto lo es.
Pero sabía que lo decía solo para consolarme, los dos sabíamos que no era verdad.
Yo había fallado, una y otra vez, y por eso habíamos perdido tanto.
No fui un buen líder.
Sentí las lágrimas acumulándose en mis ojos de nuevo, pero las reprimí. No quería que él me viera así, no ahora.
—Es un caos, Tsukki...— dije finalmente, mis palabras apenas sonaron como un susurro— Todo... todo es un caos.
Tsukishima se sentó en el borde de la camilla y me miró con una intensidad que me dejó sin aliento.
—En medio de ese caos, estabas tú— respondió con su voz teñida de una emoción que rara vez dejaba ver. Sus palabras me sorprendieron, me golpearon con más fuerza de la que esperaba. Me miró a los ojos, y en ese momento, sentí como si toda la angustia, todo el dolor, se condensara en un solo instante entre nosotros— Te estuve buscando, Tadashi. No podía... no podía pensar en nada más que en encontrarte. El caos no importaba tanto como saber que tú estabas bien. Entraría en el caos sin dudarlo solo por ti...
—Eso es lo único que me importaba también— murmuré.
Antes de darme cuenta de lo que estaba pasando, nos acercamos el uno al otro.
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Partners in crime// Tsukiyama/kagehina
Teen Fiction"Nunca nos llevarás vivos Juramos que la muerte nos separará Llamarán a nuestros crímenes una obra de arte."