.4.

651 71 23
                                    

4.

Tadashi Yamaguchi

Esperaba en la camioneta, atento a cualquier señal de que todo estuviera en orden. Tenía el auricular bien ajustado en mi oreja, escuchando cada pequeño sonido que venía del equipo.

Cámaras desactivadas —avisó Yachi con una voz tranquila, era una chica bastante eficiente.

Estoy tratando de entrar a la casa —respondió Shoyo, su voz apenas un susurro.

Conduje con cuidado hasta el callejón al lado de la casa, manteniendo la camioneta en marcha lenta para no hacer ruido. Sabía que cada segundo contaba y cualquier error podría costarnos caro. Me detuve en el lugar indicado y esperé, mi corazón latía con fuerza.

Unos minutos después, Tsukki entró en la camioneta y se sentó en el asiento del copiloto. Se bajó la capucha y me sonrió ampliamente, algo raro en él—Lo logramos —dijo.

Miré hacia la parte trasera de la camioneta y vi a Shoyo y Kageyama subir, trayendo consigo a un chico más, con las muñecas atadas y los ojos tapados. La adrenalina aún corría por mis venas, pero ver a todos a salvo me dio una sensación de alivio.

—Buen trabajo —dije, mientras ponía en marcha la camioneta.

Nos dirigimos a la casa segura, el ambiente dentro de la camioneta estaba cargado de tensión, pero también de un sentido de logro. Cada paso que dábamos nos acercaba más a nuestro objetivo, pero también aumentaba el riesgo.

—Todo salió bien, pero tenemos que mantenernos alertas —dije, más para mí mismo que para los demás.

Tsukki asintió, su expresión volviendo a la seriedad habitual.

—Lo sé. Pero por ahora, disfrutemos este pequeño triunfo.

Seguí conduciendo, con la mente ya en el próximo paso. Sabía que no podíamos bajar la guardia, pero por un momento, permití que la satisfacción del éxito me inundara.

 Sabía que no podíamos bajar la guardia, pero por un momento, permití que la satisfacción del éxito me inundara

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kei Tsukishima

Estaba en la sala insonorizada, observando al chico secuestrado que me miraba con una calma inquietante. Me sentía aliviado de estar usando una máscara; al menos no podría reconocerme.

—¿Sabes por qué estás aquí? —le pregunté.

—Quiero conocer al líder.

—Qué demandante— suspiré— Eso no te servirá aquí.

Me miró de arriba abajo, evaluándome.

—Tú tienes pinta de líder —dijo con una sonrisa sarcástica.

—Te equivocas. Yo soy solo el detonador.

Sus ojos se abrieron con sorpresa—Admiro tu trabajo, de veras.

Partners in crime// Tsukiyama/kagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora