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Daichi Sawamura

Estaba en mi oficina, absorto en la pantalla de mi computadora, tratando de encontrar cualquier pista que pudiera ayudar en el caso de los Ravens, revisaba informes, buscando patrones y conexiones.

—Daichi, creo que he descubierto algo —dijo Asahi ingresando en la oficina.

Levanté la mirada de la pantalla—Habla.

Se acercó a mi escritorio, con una carpeta en la mano—Encontré una galería de arte donde se pueden encontrar piezas muy especiales.

—¿Y qué tiene eso que ver con el caso? —pregunté con un poco de insistencia.

—Algunas de las obras representan asesinatos, robos y otras cosas. Lo extraño es que son increíblemente parecidas a los crímenes cometidos por los Ravens.

Me incliné hacia adelante, observando las fotos con más atención. Las imágenes eran inquietantes, cada detalle parecía reflejar los crímenes que habíamos estado investigando.

—Pásame la dirección de esa galería. Ahora.

Asintió y anotó la dirección en un papel antes de entregármelo.

—Aquí está.

Guardé el papel en mi bolsillo y me levanté—Vamos a echar un vistazo. Puede ser la pista que necesitamos.

Llegamos a la galería y comenzamos a observar las obras en cuestión

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Llegamos a la galería y comenzamos a observar las obras en cuestión. Las pinturas eran inquietantes, cada una parecía contar una historia oscura.

—Debemos hablar con el dueño— dije.

—¿Les interesa esta obra?— me giré hacia la derecha sobresaltado al oír una voz. Era un chico de baja estatura, quien contemplaba la pintura con ojos brillantes.

Levanté una ceja—No me dice mucho, sinceramente.

—Para mí, representa un crimen— murmuró Asahi.

El chico se volteó hacia él—Tienes buen ojo, pero es mucho más profundo que eso. Es más una entrada en la locura, poco a poco— sonrió y extendió su mano— Yū Nishinoya, dueño de la galería, mucho gusto.

Le di un apretón de manos— Daichi Sawamura, oficial de policía, y mi compañero Azumane Asahi.

—¿Qué quieren dos oficiales de policía en mi galería? No parecen interesados en el arte.

—Tenemos preguntas con respecto al artista que pintó esta obra y muchas otras.

Se encogió de hombros—El artista es anónimo. No sabemos quién es.

—Toma las obras como evidencia, Asahi— ordené.

Nishinoya protestó—No pueden hacer eso. Esas obras las vendo a muy buen precio.

Partners in crime// Tsukiyama/kagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora