1.
Sawamura Daichi
Eran muchas noches sin descanso, y esta no era la excepción. La luna creciente apenas iluminaba las calles desoladas de Sendai, me encontraba en mi oficina rodeado de papeles desparramados por el suelo y el escritorio. Me froté las sienes, tratando de aliviar la tensión y el estrés acumulados.
Llevaba semanas tratando de localizar a una pandilla responsable de una serie de delitos: asesinatos, robos, vandalismo. Eran peligrosos, y no podía permitir que continuaran actuando impunemente.
Justo en ese momento, oí un suave golpe en la puerta. Sugawara, mi compañero, entró y me miró con preocupación.
—Daichi, ¿no tienes sueño? —me preguntó, acercándose al escritorio abarrotado, colocó sus dos manos sobre mis hombros y los masajeó con cuidado.
Negué con la cabeza, aunque la verdad era que el cansancio me pesaba en cada músculo.
—No puedo permitirme dormir, Suga. Tengo que encontrar a estos chicos. Son una amenaza real.
Sugawara asintió y tomó una silla, sentándose frente a mí.
—Cuéntame todo lo que tienes. Intentaré ayudarte.
—Hemos identificado a varios miembros de la pandilla, pero las cabezas aún no han sido descubiertas, son un misterio. Nadie quiere decir nada, prefieren pasar tiempo en la cárcel, que delatar a los suyos.
—¿Qué saben de los que han arrestado?
—Sabemos muy poco de ellos— le pasé un dossier lleno de fotos, reportes y fotos— Sus nombres son Chikara Ennoshita y Ryūnosuke Tanaka, son veinteañeros —empecé, señalando el perfil de cada uno de ellos—. Están organizados, y parece que su objetivo principal es enviar un mensaje claro: quieren demostrar que pueden operar sin consecuencias. Actúan rápido y siempre parecen estar un paso por delante de nosotros. Esta es la lista de los crímenes recientes que hemos vinculado a ellos: Asesinatos en el distrito norte, robos en tiendas y casas, vandalismo en propiedades públicas. Todo indica que están ganando territorio y poder.
Sugawara ojeó el dossier con atención, sus ojos reflejando la misma determinación que yo sentía.
—¿Estás seguro de la edad? Algunos de estos crímenes parecen hechos por chicos mas jóvenes...—preguntó, con una ceja levantada.
Asentí con seguridad.
—Sí, estoy seguro. Hemos corroborado esta información varias veces. Son todos hombres jóvenes, lo que les da la ventaja de ser ágiles y rápidos. Y de alguna forma, logran ocultarse con facilidad después de cada crimen.
—Esos detalles son importantes. Si son tan jóvenes, probablemente se conocen bien entre ellos, tal vez crecieron juntos o se unieron por alguna causa común. ¿Has pensado en explorar sus posibles conexiones personales?
Me apoyé en el escritorio, cruzando los brazos.
—Sí, lo he considerado. Pero hasta ahora, no hemos encontrado ningún vínculo claro que nos lleve al líder. Saben cómo cubrir sus huellas.
—¿Y qué hay de las cámaras de seguridad? —preguntó, sin apartar la vista de los documentos.
—Las hemos revisado todas, pero siempre encuentran formas de evitarlas o desactivarlas. Es frustrante.
—¿Qué tal si revisamos los patrones de los delitos? Tal vez haya un patrón que no hemos visto aún. Algo que nos indique dónde atacarán la próxima vez.
Me levanté de la silla, estirándome un poco.
—Es una buena idea. Vamos a repasar cada incidente de nuevo, buscar cualquier cosa que se nos haya pasado por alto.
Y así, nos sumergimos en la montaña de papeles, buscando la pista que nos llevaría a poner fin a la ola de crímenes que asolaba nuestra ciudad.
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Partners in crime// Tsukiyama/kagehina
Teen Fiction"Nunca nos llevarás vivos Juramos que la muerte nos separará Llamarán a nuestros crímenes una obra de arte."