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Tadashi Yamaguchi

Llamé a Shoyo para saber cómo iba todo. Después de un par de tonos, escuché su voz al otro lado de la línea.

—Yams, ¿qué sucede?

—¿Cómo va todo por allí?

Todo bien —respondió con un suspiro—. No me dejaron acompañar a Kageyama.

—No te preocupes, Kageyama sabrá resolver cualquier problema que se presente.

Eso espero.

Hubo un pequeño silencio en la línea, y supe que Shoyo quería decirme algo más.

—¿Qué sucede? ¿Hay algo más?

Quiero hablar contigo de algo importante —respondió, resoplando.

—Adelante, dime qué es. Deja de lado formalidades, háblame como tu amigo, Shoyo.

—Yamaguchi, ¿estás saliendo con Tsukishima?

La pregunta me tomó tan por sorpresa que me atraganté y empecé a toser. Cuando finalmente me calmé, respondí con la mayor claridad posible—No, no estoy saliendo con Tsukishima.

Antes de que pudiera preguntar por qué me lo había preguntado, cortó la llamada abruptamente. Me quedé mirando el teléfono, sin entender nada. ¿De dónde había salido esa pregunta?

 ¿De dónde había salido esa pregunta?

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Tobio Kageyama

Estaba en lo alto del edificio elegido, observando a través de la mira del rifle, tratando de localizar a mis objetivos. La adrenalina corría por mis venas mientras barría la zona con la mira telescópica. Finalmente, vi a un grupo de personas agrupadas frente a la puerta.

Utilizando el auricular en mi oído, avisé a Kuroo:

—Los tengo en la línea de fuego.

Espera— respondió con calma:

Suspiré y traté de calmar mi nerviosismo. No era fanático de asesinar, pero hacer esto era la única manera en la que me sentía satisfecho con mi trabajo y sentía que hacía algo por los Ravens. Volví mi vista a la mira y noté que algunos ya habían entrado. Avisé de nuevo a Kuroo—Solo quedan dos afuera.

Estamos en posición. Dispara —ordenó.

Respiré hondo y apreté el gatillo. La bala impactó en la cabeza de uno de los hombres. El otro se alertó, pero disparé de nuevo, eliminándolo también. Observé ambos cuerpos en el suelo y sentí una opresión en el pecho. Luego vi cómo el equipo del Nekoma entraba en el lugar. Permanecí vigilante, buscando cualquier otra amenaza, pero todo parecía estar en orden.

Agarré la radio y marqué la línea de la casa segura del Nekoma.

—Shoyo, estoy bien —dije esperando que estuviera escuchando.

Te espero.

Sonreí, a pesar de todo—Llegaré en cuanto Kuroo me diga que está todo en orden. Por ahora tengo que seguir vigilando.

Está bien. Te quiero.

—Yo también te quiero —contesté con mi corazón latiendo rápidamente.

¿Acaba de decirme que me quiere?

Partners in crime// Tsukiyama/kagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora