03. Una Noche con Macarena.

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―¿De qué querés hablar? ―Preguntó Macarena.

Puse a funcionar mi cerebro, en un esfuerzo por olvidar el detalle de que mi hermana y yo estábamos en ropa interior... en la misma cama. Ella con su bombacha rosa y yo con un bóxer gris que, en cualquier momento, me traicionaría. Si mi pene creía apenas un poco, se notaría el bulto y no podría disimularlo.

―No sé... yo solamente quiero que te sientas bien.

―Si me salís con la frase: "Dale a tu cuerpo alegría, Macarena", te juro que te echo a patadas.

―Prometí no molestarte más con eso ―dije, riéndome.

―¡Mejor! Porque esa puta canción me va a torturar toda la vida.

―Solamente dejame decir que "Tu cuerpo es pa' darle alegria y cosa buena".

―¡Tarado!

Agarró una almohada y empezó a pegarme, al menos ya se estaba riendo. Algo que creí imposible. Maca aún debía estar asimilando que su amante, su profesor de la universidad, había contraído el virus, y seguramente ella también... lo que la hacía culpable de contagiar a toda su familia. Esa sí que era mucha información para procesar.

―No sé si me molesta más la canción en sí ―dijo, cuando terminó de azotarme con la almohada―, o que sea una de las canciones favoritas de mamá.

―Para colmo vos sos muy del rock...

―Totalmente. Ni siquiera sé cómo se llama la banda que canta "Macarena", solo sé que los odio; yo me quedo toda la vida escuchando La Renga, o Rata Blanca.

―Y Divididos... también jodés mucho con ellos.

―Muy cierto. Puede que algún día cumpla con mi objetivo en la vida: lograr que mi hermanito escuche algunas de esas bandas.

―Las escucho, pero me dan lo mismo ―dije, encogiéndome de hombros―. A mí la música me da un poquito igual.

―No digas eso delante de mí, porque se me parte el alma. Vas a terminar como mamá, escuchando cualquier cosa, porque todo le da lo mismo.

―Me parece que no te llevás nada bien con mamá.

―Antes nos llevábamos mejor, pero últimamente está actuando cada vez más raro. Creo que esa mujer está loca.

―Siempre estuvo loca.

―No, Nahuel. Lo digo de verdad ―me miró con un semblante sombrío, indicándome que hablaba muy en serio―. Me refiero a que está clínicamente loca. Tiene actitudes muy raras, cambios de humor muy repentinos.

―Vos estudiás psicología. De eso sabrás más que yo.

―Sí, pero apenas estoy en tercer año. Sin embargo muchos de los trastornos de los que nos hablan, encajan muy bien con las actitudes de mamá.

―¿Por ejemplo?

―Mmmm... como el trastorno bipolar.

―¿El de la doble personalidad? ―Pregunté, intrigado.

―No, gil. Eso es otra cosa. Muchos psicólogos piensan que no existe tal cosa como la "doble personalidad". Sino que es una persona que se comporta de formas muy diferentes, dependiendo del contexto en el que está. Pero no deja de ser la misma persona.

―¿Entonces qué carajo es el trastorno bipolar?

―Es complejo. Resumiendo: se caracteriza por cambios de humor brusco. Una persona puede estar muy feliz en un momento, y a los diez minutos, sin causa aparente, está deprimida o enojada.

Aislado Entre MujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora