31. La Mejor Petera del Barrio.

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Lo que más me dolió no fue el fuerte apretón que me dio mi mamá en la verga, hasta podría decir que lo disfruté. Lo que en verdad me dolió fue que Macarena se apartara. Ella estuvo rozando su concha contra todo mi falo durante un buen par de minutos. Desistió porque Alicia no dejaba de decirle cosas como: "Tené cuidado, se te puede meter". "No te olvides que Nahuel es tu hermano". "Esta clase de educación sexual ya llegó demasiado lejos".

Supuse que Macarena diría algo como "Ok, mamá. Lo dejamos por ahora. Ya fue suficiente". Eso hubiera sido lo más sensato. Sin embargo, ella dejó en claro que tenía otros planes.

―La tía Cristela me dijo que a mi edad eras la mejor petera del barrio ―dijo, con una sonrisa desafiante―. ¿Es cierto?

Alicia abrió los ojos como platos y se sonrojó.

―No sé por qué dice eso.

―No te hagas la humilde, Alicia ―intervino Cristela―. ¿Querés que les cuente por qué te ganaste la fama de la mejor petera del barrio?

―No.

―Yo sí quiero saber ―las palabras salieron de mi boca sin que pueda contenerlas. Mi mamá me fulminó con la mirada y volvió a presionar mi verga con fuerza―. Perdón, es que me da curiosidad.

―¿Te da curiosidad que a tu madre le digan "la mejor petera del barrio"? ―Espetó Alicia.

―Bueno, em... sí... ―no sabía dónde meterme―. Me intriga saber quién te decía así, y por qué. O sea... quizás era mentira y lo decían solo para molestarte. A veces la gente puede ser muy cruel.

―Mmmm... bueno... así sí.

Diario de Cuarentena:

<Felicitaciones, cadete Nahuel. Manejó la situación con cautela y logró salir airoso>.

―Dale, tía... contanos por qué a mi mamá le decían así ―insistió Macarena.

―¿Qué decís, Alicia? ¿Les cuento? Esta historia me la sé de memoria, la puedo contar como si yo misma hubiera estado ahí... a, esperá... ¡es que yo estuve ahí! ―Soltó una risita.

―¿De verdad les vas a contar? ―Preguntó Alicia, abatida.

―Ellos merecen saberlo, al fin y al cabo esta es una clase de educación sexual. ¿O no?

―Quizás sea bueno que lo sepan ―dijo mi mamá―. Especialmente Macarena, porque creo que ella está cometiendo los mismos errores que yo cometí a su edad.

―No lo veo como errores.

―Pero Cristela, si vos misma me dijiste más de una vez "Todo esto fue un error".

―Sí, lo sé... pero ¿cuándo te lo dije por última vez? ¿Qué teníamos? ¿Veinticinco años? Pasó mucho tiempo. Tuve tiempo para crecer, aprender y así pude ver las cosas de otra manera. Sé que vos te arrepentís de todo lo que hiciste cuando eras joven, pero yo no. A mí me alegra haberlo hecho.

―¿Todo te alegra?

―Sí, todo. Incluyendo los jueguitos que había entre nosotras... y lo que pasó el día que...

―No, eso sí que no. De eso ni hablar. Eso no se lo vas a contar.

―Ay... ahora me muero de la intriga ―dijo Macarena.

―No me importa. Te quedarás con la duda ―sentenció Alicia―. Y vos, Cristela, prometeme que no le vas a hablar de eso a nadie. Porque si lo hacés, ahí sí que te saco a patadas de la casa.

―Está bien, está bien. Calmate, hermanita. No les voy a contar nada sobre eso. Ya sabés, Maca, no me preguntes sobre ese tema porque no te voy a contar. Lo mismo va para vos, Nahuel.

Aislado Entre MujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora