61. La Versión de Alicia.

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La habitación se llenó de un silencio sepulcral. Todos miramos a Alicia, expectantes. Por primera vez en muchos días se animaría a hacerle frente a su madre... y me atrevo a decir que por primera vez en la vida. Sí, ya la vi discutiendo con Fernanda, y le dijo unas cuantas verdades; pero esta vez... esta vez le va a dar con todo, sin guardarse nada.

Ya me quedó claro que los traumas en mis hermanas (y quizás los míos también) provienen de la crianza que nos dio nuestra madre. A pesar de esto, no podemos echarle la culpa a ella. Alicia está mucho más dañada que todos nosotros juntos... y eso es por culpa de su madre. La abuela Fernanda. La raíz de todo mal.

Me pregunto si la maldad será hereditaria. Eso explicaría por qué Ayelén es así.

—Sos una yegua malparida... y una mentirosa de mierda —fueron las primeras palabras de Alicia. Arrancamos tranqui—. Hija de mil puta. Me cagaste la vida. Podríamos haber sido muy felices, como una familia extraña; pero funcional. Pero no! La señora tenía que dejar salir todos sus putos prejuicios sobre cualquier cosa que esté asociada al sexo. Y todos esos prejuicios me los tuve que comer yo. Por culpa tuya crecí sintiéndome una degenerada, una desviada sexual, un parásito que infecta a los demás con su sola presencia.

Me resultó curioso que mi madre explicara su malestar apelando al contagio y a la enfermedad, teniendo en cuenta su miedo patológico a los gérmenes. Me pregunté si todo esto estaría relacionado de alguna manera.

—Lo que más bronca me da es que no tenés ni la menor idea de todo el daño que me causaste. Te pasaste la vida echándome la culpa de todos los males, para no hacerte cargo de tus propias desviaciones sexuales. Te juro que... uf... ah...

De pronto Alicia comenzó a gemir. Cerró sus ojos y su furia pareció borrarse de su rostro. Quedó serena, disfrutando de lo que estaba haciendo su hija mayor. Gisela se había agachado detrás de ella y le estaba chupando la concha. De inmediato entendí que había hecho eso para tranquilizarla. De lo contrario mi mamá hubiera tenido una crisis de nervios.

—Nahuel, ayudala vos también —me dijo Macarena.

Me costó un poco reaccionar, como si mi mente estuviera flotando a la deriva. Cuando volví a la realidad comprendí lo que tenía que hacer. Mi verga aún estaba dura y ya tengo muy en claro cuánto disfruta Alicia al chuparla... también recordé las veces que dijo que chupar vergas para ella podía ser relajante. Por eso se la metí en la boca.

Mi madre se prendió a mi verga al instante. Comenzó a succionarla y a lamerla mientras Fernanda nos miraba con los ojos desencajados, como si fuera la primera vez que veía un acto incestuoso. Su reacción me pareció demasiado exagerada y supuse que, en realidad, estaba fingiendo. ¿Para qué? Para que nos sintiéramos culpables. Esa es su forma de manipular a la gente. A través de la culpa.

Vieja de mierda.

Alicia se quedó comiendo verga durante unos segundos, hasta que consiguió tranquilizarse. Por mi parte me dediqué a disfrutar. A mí también me venía bien un poco de calma emocional. No quería insultar a Fernanda, no por una cuestión de respeto, sino porque ésta no era mi lucha, era la de mi madre. Ella debía encargarse de todo a partir de este momento. Todo nuestro trabajo en los últimos días fue para que Alicia pudiera hacerle frente a Fernanda.

—Mamá —dijo Macarena—. ¿Por qué no nos contás tu versión de los hechos? ¿Cuánto de lo que contó la abuela es verdad, y cuánto es mentira?

Soltó mi verga y respiró, Gisela siguió lamiendo su vagina durante un poco más y luego se sentó en la cama, para escuchar lo que su madre tenía para decir.

—Lo que contó no es del todo falso —dijo Alicia, con mucha más calma de la que la creía capaz. Ella también se sentó en la cama. Me di cuenta que evitaba el contacto visual con todos los presentes—. El problema no es lo que contó, sino cómo lo contó. Lo hizo de forma tal que yo quedara como una puta que la arrastró a ella a prostituirse, y en realidad fue todo lo contrario. Debo aclarar que yo tardé mucho tiempo en darme cuenta que fue así, de hecho... ustedes me ayudaron a ver las cosas desde otra perspectiva. Pasé años creyendo que la versión de Fernanda era la correcta, la única posible. Ahora entiendo que no, que fueron puros engaños, para que ella pudiera desligarse de toda la responsabilidad.

Aislado Entre MujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora