58. La Maldita Incertidumbre.

431 14 0
                                    

Las palabras de Pilar me dejaron mal.

¿Y si Tefi tiene sexo conmigo solo porque soy su única opción?

En un principio, no tendría por qué molestarme que mi hermana no quiera tener sexo conmigo. Somos hermanos, se supone que no deberíamos hacer esto... ni siquiera una vez. Sin embargo, durante todo este tiempo que compartimos, pasamos grandes momentos. Coger se volvió casi una costumbre para nosotros. Nos gusta hacerlo... bueno, al menos a mí me gusta mucho hacerlo con ella. Porque ahora no sé si Tefi realmente disfruta pasar tiempo conmigo o si, como dicen Macarena y Pilar, solo me tolera para no quedarse sin su dosis de verga.

Tenía ganas de hablar con ella. Fui hasta su cuarto y entré sin golpear. La encontré acostada en su cama, completamente desnuda y con las piernas semi-abiertas. Tenía el control de la PlayStation en la mano.

—Hola —me dijo con una sonrisa encantadora. Esto me dio un vuelco al corazón. ¿Cómo podía ser que con un simple "Hola" puede generar algo así en mí?

—Hola, vine a ver cómo andás —dije, mientras me sentaba a su lado. Miré la pantalla, ella parecía muy concentrada en el juego—. Hey, qué raro que estés jugando a Spider-Man.

En pantalla mi super héroe favorito repartía acrobáticas patadas a los villanos de turno.

Mi hermana se encogió de hombros.

—Ya casi no tenía a qué jugar. Deberíamos comprar juegos nuevos, pero no sé cuáles. Yo no entiendo mucho de esto. Simplemente fui probando todos los juegos que tenés y éste me pareció divertido.

—Bueno, si querés comprar uno nuevo, después te ayudo a elegirlo.

—Dale, eso estaría buenísimo... ay, la puta madre. Perdí otra vez.

—Podés bajarle la dificultad...

—No, porque sino me aburro. Me gustan los desafíos. Además, quiero aprender a jugarlo.

—Em... si te gustan los desafíos deberías comprar algún Dark Souls, Sekiro... o Bloodborne.

—Me estás hablando en chino, hermanito.

—Este... son juegos que son conocidos por ser bastante difíciles. Por eso yo no los compré nunca. Una vez jugué a Dark Souls en la casa de un amigo y me dio mucha bronca perder a cada rato.

—Eso ya me gustó. Me gusta comprar juegos que te hagan llorar. Después me fijo qué precios tienen en la tienda digital.

—Muy bien... ah, por cierto. Muy lindas las fotos que subiste a internet. Las estuve mirando.

—Aja... ¿solo mirando? —Mostró media sonrisa burlona.

—Bueno, mirando y un poquito más. Este... eso significa que las fotos cumplen con su propósito, deberías alegrarte.

—Gracias. Me las sacó la tía Cristela. Tendrías que ver las que está subiendo ella.

— ¿Ah sí? ¿Y le está yendo bien?

—Sí. ¿No te contó?

—Es que... hace rato que no hablo con la tía. La tengo un poco olvidada. Seguramente me va a hacer algún reclamo dentro de poco.

—Es muy posible. Le está yendo re bien. Es una madura pelirroja, tetona y con una carita preciosa. Mucha gente se muere por ella. Hombres y mujeres. No me extrañaría que en unos meses esté ganando más que yo.

—Qué bueno... me alegro por ella. Ahora ya no va a sentir que es un estorbo o que "vive de arriba". Va a tener sus propios ingresos.

—Sí, y van a ser muy buenos. Che... ¿querés coger? —La propuesta me tomó de sorpresa, lo dijo como si me estuviera invitando a mirar una película—. Me vendría bien hacer una pequeña pausa. Llevo jugando cuatro horas seguidas.

Aislado Entre MujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora