Mi casa se transformó en un puticlub.
Bueno, en realidad no sé cómo es un puticlub, nunca estuve en uno... pero se entiende la analogía.
A la tarde, cuando salí de mi pieza, me encontré con Pilar y Macarena sentadas en el sofá. Completamente desnudas las dos, como corresponde. Se estaban besando la una a la otra mientras se metían los dedos en las conchas, tenían las piernas bien abiertas y yo pude ver el espectáculo durante unos segundos.
No me quedé demasiado tiempo allí, porque detrás de la barra americana, preparando la cena, estaba mi mamá... con sus grandes tetas a la vista.
Decidí divertirme un poco con ella y probar qué tan abierta está su mente hoy en día.
La arrimé por detrás y su reacción fue inmediata, paró la cola y se preparó para lo que iba a venir. No le tuve tregua. Penetre su concha sin ningún tipo de preámbulo y empecé a darle duras embestidas. Ella tuvo que dejar de picar vegetales, ya no podía manejar el cuchillo con tanto movimiento. Tuvo que aferrarse a los bordes de la mesada para poder contener la fuerza de mis penetraciones. Estuve allí, dándole durante unos segundos, hasta que se nos acercó Macarena.
―Permiso ―dijo mi hermana, apartándome con una mano.
Se arrodilló detrás de Alicia y sin decir nada más, comenzó a lamerle la concha. Mi mamá recibió este gesto de buena gana. Al que no le hizo mucha gracia fue a mí, porque me interrumpió en un buen momento. Sin embargo no me dejó sin agujero para meter la concha.
Desde el living Pilar me hizo señas para que me acerque a ella. Me esperó con las piernas levantadas y la concha abierta.
Me acerqué a ella a toda velocidad y sin perder el tiempo, se la metí. Dios, qué calentita la tiene. Mucho más húmeda que la de mi mamá. Me encanta.
Mientras cogía con Pilar, pude ver que Alicia ya había subido una de sus piernas encima de la barra americana y miraba como yo me cogía a su hija, sobándose las tetas.
Realmente cambió mucho... y Pilar también. En otro momento ninguna de las dos se hubiera quedado tan tranquila en una situación como esta.
La estábamos pasando de maravilla; pero Macarena tenía reservada para nosotros una escena de lo más pornográfica.
Trajo a Alicia hasta los sillones del living y le pidió que se arrodillara sobre uno de ellos, con el culo apuntando hacia nosotros.
―Vení, Nahuelito... ya sabés qué hacer. Rompele el orto a esta puta...
―Pero... ¿Y Pilar?
―Por mí no te preocupes, nene... yo también quiero ver cómo le rompés el orto a esa puta.
―Muy bien, si me lo piden de esa manera.
― ¿Puedo sugerir algo? ―Dijo Alicia.
―No, mamá... vos no tomás las decisiones acá ―dijo Macarena, con severidad―. Te van a romper el orto y punto. No busques excusa.
―No pretendía poner una excusa. Solo quiero que alguna de ustedes me chupe la concha mientras Nahuel me la mete por el culo.
―Ah, bueno... eso se puede hacer. Yo me encargo ―aseguró Pilar.
Ella se sentó en el piso y empezó a comerle la concha a su madre. Macarena hizo lo mismo con el culo y entendí que lo estaba preparando para mí.
Metérsela por el orto a Alicia es una tarea bastante sencilla, teniendo en cuenta que ya lo hice en más de una ocasión. La verga le empezó a entrar sin problemas.
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Aislado Entre Mujeres
General FictionNahuel es un chico de 18 años que vive junto a sus cuatro hermanas mayores y su madre. Un día se entera que tendrá que cederle su dormitorio a dos nuevas integrantes de la casa: su tía y su prima. Como si esto fuera poco, se declara cuarentena por c...