35. Gemidos en la Noche.

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La cena no fue tan tensa como me lo había imaginado. Por supuesto, no pude dejar de pensar que Brenda tenía las mejillas rojas porque acababa de coger con mi hermana. Y me atrevo a decir que no fui el único que pensó eso durante la comida. La única que no estuvo presente en la mesa fue Ayelén, y me alegro por eso. Esa chica llegó a un punto de irritabilidad tan alto que ya nadie en la casa la soporta. Ni siquiera su propia madre.

Brenda agradeció una y otra vez que le hayamos brindado, de tan buena manera, el privilegio de quedarse unos días en nuestra casa y aseguró que en cuanto las cosas con su madre mejoraran, se iría. Gisela le dijo, bien clarito, que podía quedarse todo el tiempo que le diera la gana, al fin y al cabo se lo debíamos. Sé leer entre líneas. Ella se refería a todos los años en los que su madre no la dejó vivir en paz. Todos los años en los que tuvo que ocultar su sexualidad.

Me llenó de alegría verla feliz, abrazando a su amiga. Hubo momentos en los que mi hermana se emocionó casi hasta las lágrimas, como si no pudiera creer que esto realmente estuviera ocurriendo. Creo que la única mujer de la casa que no se siente a gusto con las relaciones lésbicas (además de mi mamá) es Tefi; pero ella respeta la felicidad de los demás y en ningún momento hizo un comentario desubicado. Aunque yo me muero de ganas de hablar con ella y preguntarle qué piensa de todo este asunto. Espero que su rechazo al sexo lésbico no llegue a formar una brecha entre ella y Gisela.

A pesar de que la cena marchó bien, y hasta pudimos comportarnos como una familia normal, eso no me preparó para lo que vino después.

Llegó el momento en que todas se retiraron a sus respectivas habitaciones, Gisela y Brenda esperaron a que Tefi y Pilar se marcharan, para hacer lo mismo. Me dio la impresión de que esperaron solo para no parecer tan desesperadas, pero en el fondo se morían de ganas de volver a la pieza, para quitarse la ropa y...

No pienses en eso ahora, Nahuel. ¿Acaso querés que Brenda te vea con la pija dura? Ya suficiente tenés con el video que te pasó Gisela... sí, porque me le pasó. Ese mismo video en el que podría ver, una y otra vez, como entre mi hermana y Brenda le comían la pija al guardia de seguridad de la oficina.

Con esas imágenes en mente entré al cuarto de mi mamá. Tal y como ella anunció, hoy me tocaría dormir ahí... y probablemente debería hacerlo durante varios días, no veía otra opción... a menos que pudiera recuperar mi propio cuarto, cosa que ahora mismo no veo viable, menos bajo las condiciones impuestas por mi prima.

Apenas entré al cuarto, y antes de que pudiera decir algo, Alicia comenzó a desvestirse. Cerré la puerta de inmediato, por puro reflejo. Tuve miedo de que, por casualidad, Brenda decidiera pasar por allí y no quería tener que explicarle por qué mi madre se desnudaba con tanta soltura frente a su hijo de dieciocho años.

Alicia se quedó solo con una sencilla bombacha blanca de algodón, no es la prenda de vestir más erótica que le vi usar, aunque debo admitir que le dan un aire juvenil que le queda muy bien. Cuando se inclinó para acomodar las sábanas pude ver como sus grandes tetas colgaban. Tuve ganas de apretarlas.

Sabía que después de lo ocurrido con Gisela estaba en desventaja, pero si algo aprendí al pasar tanto tiempo con las mujeres de mi familia es que nunca tengo que mostrar signos de debilidad. Por eso intenté actuar como si fuera un día normal... bueno, normal para los estándares de mi familia.

Me quité la ropa... toda la ropa. Quedé con la verga colgando entre las piernas y me acerqué a la cama como si no tuviera nada que lamentar, ni nada que temer. Pude notar como Alicia seguía mi miembro con la mirada.

Me acosté en la cama, sin preocuparme por cubrirme con las sábanas y dije:

―Sé que te vas a enojar por lo que viste, pero si te vas a enojar con alguien, que sea conmigo. La culpa es mía. Gisela no hizo nada malo... y si querés decirle algo al respecto, al menos te pido que esperes hasta el día que Brenda se vaya. Gise merece tener unos días de paz con su... em... amiga.

Aislado Entre MujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora