―Em... Brenda... ¡qué sorpresa! ―dije, mirando hacia el interior de la habitación.
Fue un movimiento poco sutil, pero efectivo, con esto le comuniqué a Pilar que estábamos metidos en un lío. En uno bien grande. Mi hermana saltó de la cama y arrojó los consoladores dentro de cajones, luego se puso una remera vieja y estirada que por lo general usa para dormir. Su atuendo no era muy diferente al de la misma Brenda, incluso podía ver su concha asomando de la misma manera. La principal diferencia radica en el tamaño de las tetas, las de Brenda apenas son pequeñas lomas y sus pezones se marcan en la tela. Lo de Pilar es un efecto mucho más... pornografíco. Sus grandes tetas estiran la tela de la remera hasta su límite e intentan escapar por el amplio escote en V.
Pilar se apresuró y asomó la cabeza para ver a la novia de Gisela.
―¡Ay! Brenda ―dijo, tan temerosa como yo―. Em... no pienses nada raro de esto ―señaló mi verga erecta―. Este... em... ¿querés pasar a mi pieza? Así te explicamos todo.
No sabía qué tenía en mente Pilar, pero la mejor idea era llevar la situación a un ambiente controlado donde pudieramos conversar sin que nadie más se entrometiera. La situación de por sí ya era complicada, no necesitábamos complicarla más.
Brenda no parecía muy entusiasmada por entrar, sus ojos saltaban desde mi verga hasta la entrepierna de mi hermana que se asomaba por debajo de la remera.
―Pasá ―insistió Pilar―, así de paso me contás qué tal la estás pasando con Gisela.
A Brenda no le quedó más alternativa que entrar a la pieza porque Pilar la tomó del brazo y prácticamente la arrastró.
Entré con ellas y cerré la puerta apoyando mi espalda. Me aparté rápidamente de ahí porque no quería que Brenda se sintiera acorralada.
―No hace falta que me expliquen nada ―dijo la chica.
―Igual lo vamos a hacer, no queremos que haya un malentendido ―dijo Pilar, mientras se sentaba en la cama―. Sé que esto te parecerá muy raro, en especial si lo sacás de contexto; pero... em... en esta casa nos acostumbramos a andar sin ropa. Cuando vos llegaste tuvimos que adaptarnos y... como verás, a veces podemos cometer errores, por la costumbre.
―Así es ―dije―, salí de la pieza así por la costumbre de andar sin ropa.
―Acaso... ¿son nudistas? ―Preguntó Brenda, confundida.
―Algo así. Es medio largo de explicar ―dijo Pilar.
―Si hablás con Gisela, te va a explicar todo ―se me ocurrió decir―. Te sugiero que lo charles con ella, porque le tenés más confianza.
Este era un burdo intento de sacarnos de encima la responsabilidad. Además me dio miedo que Pilar se fuera de boca. Sé que es discreta, pero está más nerviosa que yo... y eso le puede jugar en contra.
―Exacto, Gisela te va a explicar todo ―siguió Pilar―. Y hablando de ella... se nota que la están pasando bien. Hasta acá llegan los ruidos.
―Ay, perdón por eso... no es mi intención incomodarlos.
―Quedate tranquila, nena ―Pilar mostró una sonrisa muy simpática―, en cuanto a la incomodidad... ya estamos a mano ¿no es cierto?
―Em... creo que sí ―de nuevo la mirada de Brenda escudriñó mi verga y la concha de Pilar, que estaba completamente a la vista―. Podemos hacer de cuenta que esto nunca pasó. Qué les parece?
―Perfecto ―dijo Pilar, sin borrar su sonrisa―. Y nosotros hacemos de cuenta que no escuchamos ningún ruido raro proveniente del cuarto de Gisela.
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Aislado Entre Mujeres
General FictionNahuel es un chico de 18 años que vive junto a sus cuatro hermanas mayores y su madre. Un día se entera que tendrá que cederle su dormitorio a dos nuevas integrantes de la casa: su tía y su prima. Como si esto fuera poco, se declara cuarentena por c...