La cuarentena... la cuarentena nunca cambia.
En el país se habló de permisos para circular y vivíamos en un constante cambio de "Fases de aislamiento". Se hablaba de fase dos, tres o cuatro, siendo la cuarta la más permisiva; pero en poco tiempo los contagiados volvían a subir y todo regresaba al principio, a la temida "Fase Cero", donde el aislamiento era total y obligatorio. Solo aquellos que tenían permisos especiales podían circular por la calle. Ya se estaba hablando de que Argentina estaba sufriendo el aislamiento obligatorio más largo del mundo. Mientras en otros países se tomaban medidas más permisivas, aquí todo era encierro.
Para nosotros cada fase fue exactamente igual. Hubo pequeños intentos de parte de mis hermanas por salir; pero mi madre fue tajante al respecto: "Si se van, busquen otro lugar para pasar la cuarentena, acá no entra nadie que pueda estar contagiado con ese maldito virus, no quiero que nadie termine muerto". Nadie en mi familia estaba en situación de riesgo, a Alicia eso le daba igual, en su frágil psiquis, todos corríamos riesgo de morirnos si el Covid llegaba a invadir nuestras casas. Pudimos negociar con ella mil cuestiones relacionadas al sexo, pero sabíamos que contra su patológico miedo hacia los gérmenes no tendríamos ni chances. Por eso no insistimos en el asunto.
Las situaciones eróticas que parecían sacadas de la más explícita de las películas pornográficas siguieron ocurriendo en mi casa. Esa fue la forma en la que aprendimos a sobrellevar la monotonía de la cuarentena. Era nuestra vía de escape, nuestra mejor opción para sentirnos libres, aunque sea por un rato.
La que no mostraba mucho entusiasmo por salir a la calle era Gisela, a ella se la veía feliz con Brenda y como podía trabajar desde su habitación, no sentía una desconexión total con el mundo exterior.
Admito que extraño los partidos de fútbol con mis amigos, siento que el día que me toque jugar ni siquiera voy a poder flexionar las rodillas, ya deben estar oxidadas. A pesar de eso, tampoco me desespero por salir. Como le dije a Maca hace unos días: siento que me acostumbré a la rutina de casa, en especial ahora, que no necesitamos escondernos a la hora de tener sexo. Llamenme loco, pero si es por mí, que la cuarentena se extienda por veinte años más.
En especial si se siguen dando situaciones como las que me tocó vivir en los últimos días. Fueron pequeños momentos que ilustran muy bien el libertinaje que se vive en mi familia. Algunos duraron solo unos minutos, otros se extendieron un poco más; pero cada uno de ellos dejó una huella en mí.
Tengo miedo que después de tanto sexo, la pija se me dañe de alguna manera. Voy a contar las escenas que más me gustaron sin ningún orden aparente, porque mis períodos de sueño en la última semana fueron un desastre y no sabría decir qué día exacto ocurrió cada cosa. Quizás yo creo que algo ocurrió un lunes y en realidad era jueves. Me da igual. Dormí mal, a horarios locos, por cortos períodos de tiempo y en cualquier lugar de la casa; pero nunca fui tan feliz con mi familia.
Sin importar en qué sitio de mi casa me encontrara, tarde o temprano ocurriría una situación cargada de lujuria. Incluso a veces podían ocurrir si yo me encontraba encerrado en mi propio cuarto intentando distraerme un poco con algún jueguito de la compu.
Así pasó la vez que estaba jugando... em... ni siquiera me acuerdo lo que jugaba, no es importante para la historia. Lo que sí importa es que la puerta de mi dormitorio se abrió y entró Pilar, estaba acompañada por Macarena. A esta altura de la cuarentena no hace falta que diga que estaban completamente desnudas. Ya nadie usa ropa en mi casa.
Pilar se colocó en cuatro patas sobre mi cama con el culo apuntando hacia mí.
―Estamos haciendo un pequeño experimento ―me explicó, ante mis desconcierto―. Ahora que ya me animé a disfrutar del sexo anal, Maca me dijo que compare la diferencia entre un dildo y una verga real.
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Aislado Entre Mujeres
General FictionNahuel es un chico de 18 años que vive junto a sus cuatro hermanas mayores y su madre. Un día se entera que tendrá que cederle su dormitorio a dos nuevas integrantes de la casa: su tía y su prima. Como si esto fuera poco, se declara cuarentena por c...