46. Reunión Familiar.

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La situación podría parecerle muy extraña a cualquiera de nuestros vecinos que, por casualidad, pudiera espiar el living de mi casa. Se hubieran quedado impactados al ver tantas mujeres desnudas, y a mí con la verga dura. En especial si supieran que esas mujeres eran parte de mi familia, a excepción de Brenda.

Todos estábamos completamente desnudos, por órdenes de Macarena, ella se negó a iniciar la reunión si alguien mantenía la ropa puesta. "La mejor forma de abrirnos es estar todos en igualdad de condiciones", dijo Maca. Y tiene razón. No me hubiera sentido tan cómodo al saber que algunas de mis hermanas aún tenían la ropa puesta. También creo que eso hubiera puesto más nerviosa a Brenda. En cambio la chica sonrió y se mostró muy relajada al verle las tetas y la concha a todas.

Sabía que aún quedaba la parte más importante, la reunión en sí misma; pero me sentía mucho más confiado y relajado. Tenía el presentimiento de que todo iría bien. La forma en la que se dieron las cosas sirvieron para romper el hielo.

Lo único que me tiene preocupado es Gisela. Aunque ahora no es el momento indicado para analizar ese tema. Tendrá que esperar.

―Antes de que digan algo, me gustaría disculparme por mi actitud ―dijo Brenda.

―No sé por qué insistís con eso ―le respondió mi madre―. A la que se le cae la cara de vergüenza es a mí. ¿Por qué deberías disculparte vos?

―Porque ustedes me invitaron a compartir su casa, me dieron de comer, me hicieron sentir como si yo fuera una de la familia a pesar de que ni siquiera me conocían. Y yo... siento que no les devolví el gesto con el respeto que se merece. Estos últimos días estuve fría, distante, ni siquiera participé de las charlas durante el almuerzo y la cena. Esa no es forma de pagar la hospitalidad. Además está lo otro... el jueguito con Gisela. ―Miró a mi hermana mayor―. Gise, ¿puedo contarles sobre eso? Necesito hacerlo, para que entiendan por qué me comporté de esa manera.

―Está bien, podés contarles.

―Aclaro que no les voy a contar esto como una excusa. Sé que me comporté de forma inapropiada. Y tampoco quiero responsabilizar a Gisela por lo que pasó...

―Yo acepto la responsabilidad. No hace falta que me defiendas, Brenda. Cualquier problema que yo tenga con mi familia, lo voy a manejar personalmente.

Me dio escalofríos escuchar a Gisela hablando en ese tono... o mejor dicho, a Celeste. Porque esa, definitivamente, no es mi hermana. No es la chica amorosa y tímida a la que le molesta la confrontación. Hasta su postura es diferente. No tiene los hombros encorvados como de costumbre, como si intentara ocultar sus pechos. Su espalda está recta y sus grandes tetas parecen más firmes que nunca, con los pezones apuntando en ángulo ascendente. Es como si dijera: "Estoy orgullosa de tener este par de tetazas".

―Está bien, perdón. No pretendía hablar por vos ―dijo Brenda, cabizbaja―. Solo quiero explicarle a Alicia por qué me comporté de forma tan inapropiada.

―Si vas a hablar de esto, hacelo con la vista al frente ―le dijo Gisela―. Mirala a los ojos.

―S... sí. Tenés razón ―le costó, pero al final consiguió mirar a mi madre a los ojos―. Te pido perdón Alicia. Lamento mucho si en estos días te hice sentir mal de alguna forma. ―Mi madre parecía conmovida por la sinceridad en las palabras de Brenda―. También te quiero pedir disculpas si te hice ilusionar de alguna manera. Todo lo que pasó con vos no tuvo ninguna mala intención de mi parte, solo fue un juego.

Alicia guardó silencio durante unos segundos, parecía tensa y quizás algo molesta.

―¿En qué consistía ese juego? ―Preguntó.

Aislado Entre MujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora