23. Hermana en Venta.

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Estuve dándole muchas vueltas al asunto entre mi mamá y mi prima Ayelén. No sé si podré resolverlo de forma definitiva, pero estoy dispuesto a hacer todo lo que esté a mi alcance para que Alicia ya no tenga que vivir bajo el mandato dictatorial de Ayelén.

Aparentemente el problema tiene que ver con el dinero... por eso la primera persona que llegó a mi mente fue Estefanía. Hace unos días le dije que yo no quería dinero, todo lo que ganara se lo podía quedar ella. Ahora tengo que intentar convencerla de lo contrario, sin contarle para qué quiero ese dinero. Si le cuento, no sé cómo podría reaccionar. Sé que ella es la única persona de la casa que mínimamente tolera a Ayelén; pero si se llegara a enterar que nuestra madre se ve obligada a chuparle la concha a esa rubia arpía, creo que sería el inicio del conflicto bélico más grande del barrio.

Golpeé la puerta del cuarto de Tefi y desde adentro ella gritó: "Pasá". Entré y me sorprendí al verla completamente desnuda, acostada boca abajo en su cama, mirando hacia el televisor, tenía su precioso culo en pompa. La forma en la que esas nalgas se unen con la curva de la espalda todavía me corta la respiración. Tefi tenía un joystick en la mano y no tardé en darme cuenta de que estaba jugando a la Play.

―Hey, ni siquiera preguntaste quién era el que golpeaba.

―¿Para qué? Si a esta casa no entra nadie ―dijo, sin apartar la mirada del televisor.

―Pero... estás desnuda.

―¿Y? A mí sinceramente ya me da un poquito igual que cualquiera de la casa me vea en concha. Si no me acostumbro a que ustedes me vean desnuda, menos me voy a acostumbrar a que me vean la concha los que me compran fotos.

―Es un buen punto.

―¿Y qué querés, Nahuel?

―Nada, solamente vine... a jugar un rato, si no te molesta.

Me miró y una radiante sonrisa se dibujó en su rostro. Me sentí extraño, como si entre Tefi y yo estuviera naciendo... una verdadera relación entre hermanos, en la que incluso disfrutamos al pasar tiempo con el otro.

―No me molesta ―dijo―. Al contrario, hace rato que tengo ganas de darte una buena paliza en Mortal Kombat. Estuve practicando mucho y estoy bastante segura de que no podrías ganarme... ni una vez.

Miré la pantalla y, efectivamente, ella estaba jugando Mortal Kombat 11. Supuse que podía jugar con ella un rato, tantear su estado de ánimo y esperar al momento más apropiado para plantearle el tema del dinero.

―Hermana, juego a la Play desde mucho antes que vos. ¿Qué te hace pensar que podés ganarme en algo?

―Que soy mejor que vos, tan sencillo como eso. Vení, sentate acá...

Con un pie le dio un par de golpecitos a una almohada. Fui a sentarme allí y me sentí muy afortunado, desde esa posición podía ver todo su culo... y su concha. Ella incluso tenía las piernas ligeramente separadas, lo que me permitía hacer una observación más minuciosa de esos labios vaginales.

Tomé el segundo joystick y me dispuse a enseñarle a mi hermana quién es mejor en esto de los videojuegos.

―¿Tenés algún personaje favorito? ―Preguntó ella.

―No sé... me dan un poco igual, en la compu jugué bastante al Mortal Kombat 9, y me iba bien con Scorpion.

―Entonces jugá con ese, cuando pierdas, no quiero que me salgas con la excusa de "estaba usando un personaje que conozco". Normalmente yo juego con Cassie Cage.

―Ese personaje ni lo conozco, no estaba en el Mortal Kombat 9.

En cuanto vi a la tal Cassie Cage comprendí por qué mi hermana la había elegido, se trataba de una chica rubia de pelo corto, bonita y con bastante ego... muy similar a Estefanía, aunque mi hermana no es tan rubia ni usa el pelo corto. Pero en lo del ego excesivo sí que se parecen.

Aislado Entre MujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora