En Volantis, los ecos de la grandeza de Valyria aún resonaban en las profundidades de los dominios de la Casa Graegoris. Aelyria, la regente de la familia, observaba con atención la carta que Jon Snow les había enviado. A su alrededor, sus hermanos, Kaelen, Thalion y Daemon, discutían las implicaciones de las palabras de Jon, cada uno con una opinión distinta.La luz de las antorchas proyectaba sombras danzantes en las paredes cubiertas de inscripciones en alto valyrio, y el aire estaba cargado de tensión. Aelyria, siempre observadora y cauta, sabía que esta decisión podría definir el destino de su casa.
Kaelen fue el primero en hablar, con su voz grave llenando el salón. —Jon Snow ha pedido nuestra ayuda para detener a Daenerys. Afirma que su ambición destruirá Westeros. ¿Cómo podemos saber si dice la verdad? Después de todo, es un Targaryen, igual que ella.
Aelyria asintió ligeramente, sus ojos aún fijos en la carta. —Es cierto, Kaelen. Pero debemos considerar todo. Jon tiene sangre de dragón y ha demostrado ser un hombre honorable en más de una ocasión. Sin embargo, lo que sugiere aquí es una traición a su reina, algo que no tomamos a la ligera.
Thalion, el más pragmático de los hermanos, intervino con calma. —Quizás Jon Snow no esté mintiendo, pero tal vez esté malinterpretando las intenciones de Daenerys. No es fácil llevar el peso de una corona, y a veces las palabras pueden ser torcidas por el miedo y la desconfianza.
Daemon, el más joven y reflexivo de los hermanos, habló desde el rincón donde había estado observando. —Jon habla del discurso de Daenerys en alto valyrio, pero todos sabemos que no domina el idioma. Su interpretación podría estar teñida por su temor a lo que ella representa. Aún así, si lo que dice sobre su amenaza es cierto, debemos estar preparados. No podemos dejar que la historia se repita con otra guerra de dragones.
Aelyria finalmente apartó la mirada de la carta y los miró a todos, su voz suave pero firme. —Respeto a Jon Snow por lo que es y por lo que ha hecho, pero no puedo olvidar las lecciones de la historia. No somos ajenos a la traición entre sangre de dragón. La Danza de los Dragones casi destruye a Westeros y no permitiré que nuestra casa se vea envuelta en una nueva lucha por el Trono de Hierro, trono que no nos pertenece. Si bien le creemos, no seremos parte de una usurpación.
Kaelen asintió, cruzando los brazos sobre su pecho. —Al parecer, otro Aegon el Usurpador en la historia de los Targaryen. Debemos andar con cuidado.
Thalion, pensativo, agregó. —Deberíamos escuchar con más atención a Jon. Si realmente cree que Daenerys va a destruir Westeros, hay algo que nos estamos perdiendo. No podemos quedarnos ciegos ante la posibilidad de que haya algo de verdad en sus palabras.
En ese momento, un mensajero irrumpió en la sala con una noticia inesperada. —Mi señora, ha ocurrido algo importante. Los huevos de dragón... han eclosionado.
La noticia de los nacimientos llenó la sala con una emoción contenida. Aelyria, Kaelen, Thalion y Daemon se dirigieron rápidamente hacia la cámara donde los huevos habían estado guardados durante años. Al llegar, el calor de las llamas envolvió la habitación, y allí, entre las cenizas, se encontraban tres dragones recién nacidos, brillando con la esencia de sus ancestros valyrios.
El más grande de los tres, Vyrex, tenía escamas negras como la noche y ojos ardientes que reflejaban el fuego ancestral de Valyria. Aelyria sintió una conexión inmediata con él. Este dragón era suyo, el segundo que reclamaría como jinete, una rareza en la era actual.
—Vyrex será mío —dijo Aelyria, acariciando las escamas de su nuevo dragón, con una sonrisa que ocultaba una mezcla de orgullo y temor.
El segundo dragón, Ariovos cuyo jinete fue Kaelen, tenía escamas plateadas que brillaban como el acero bajo la luz, y una elegancia salvaje en sus movimientos. Este dragón irradiaba poder y control, un reflejo de la nobleza de los dragones de antaño.
El tercero, Khalzor (el cual sintio una conexión inmediata con Thalion), de escamas rojizas, más pequeño pero de mirada feroz, soltaba pequeños rugidos que llenaban la cámara con una vibración potente. Aunque era el más pequeño, su energía era indómita, un verdadero hijo del fuego.
La eclosión de los dragones marcaba un punto crucial para la Casa Graegoris. Eran los últimos dragones nacidos con sangre pura de Valyria, descendientes directos de aquellos que volaron junto a Rhaenyra. Los rumores de su poder empezarían a correr por todo Essos, y eventualmente, llegarían a Westeros.
Mientras Aelyria contemplaba a Vyrex, su mente también se centraba en las decisiones que debían tomar. Las guerras con piratas y mercaderes en el Mar Angosto habían agotado sus recursos, pero ahora, con los dragones de su lado, todo cambiaría. Los piratas que osaban atacar sus barcos pronto sentirían el fuego de los dragones valyrios.
Sin embargo, Aelyria sabía que no podía distraerse demasiado con los conflictos de Essos. La carta de Jon Snow aún resonaba en su mente. Necesitaban decidir cuándo y cómo partir hacia Westeros.
Esa noche, mientras todos dormían, uno de los hermanos, Daemon, descubrió a Aelyria en sus aposentos, no sola, sino en compañía de una cortesana, una mujer de Volantis conocida por su belleza y habilidades en las artes más oscuras del placer.
Daemon, quien había abrazado el celibato y la paz, miró a su hermana con desaprobación, pero sabía que no era momento de discutir las decisiones personales de Aelyria. En cambio, habló en alto valyrio. —Pronto deberíamos partir hacia Westeros, hermana. Jon Snow espera nuestra respuesta, y no podemos retrasarnos si queremos que nos cumpla su promesa.
Aelyria, aún recostada junto a la mujer, esbozó una sonrisa y respondió con un tono despreocupado. —Cumpliremos con Jon, y él nos cumplirá. Pero no te equivoques, Daemon. Jon Snow puede ser sangre de dragón, pero nunca olvides que los dragones de Valyria fueron forjados por fuego y traición. Si intenta engañarnos, él mismo será devorado por su propia ambición, o sino nosotros mismos le haremos pagar, somos Sangre y Sombras.
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Hijos del Fuego y de la Sombra
FanfictionTras la caída de Valyria, los Targaryen se erigen como los últimos señores de dragones. Sin embargo, en las sombras de la historia, una casa valyria desconocida resurge, reclamando su lugar y su legado. Con dragones olvidados y secretos ancestrales...