La herida de Aelyria había sido cosida, y aunque su cuerpo se encontraba debilitado por los días de tortura y batalla, no era nada que no pudiera sobrellevar. Al menos, eso era lo que ella pensaba. A pesar de las insistencias de su gente y de Daenerys, había ordenado que solo cosieran la herida y no hicieran más. Después de todo, no era la primera vez que sufría una herida en combate, y había sobrevivido a cosas peores.Sin embargo, aquella noche, algo comenzó a cambiar. Aelyria, que normalmente se recuperaba con rapidez, sintió una punzada de dolor que no correspondía solo a la herida. Era un dolor profundo, una sensación de ardor que comenzaba a extenderse desde el punto donde la espada de Arya la había atravesado.
Al principio, lo ignoró. Estaba acostumbrada al dolor, pero esa misma fortaleza se convertiría en su debilidad.
En Rocadragón, la atmósfera era tensa. Daenerys y su consejo estaban reunidos, discutiendo las estrategias militares necesarias para enfrentar la inminente batalla que se avecinaba. Aunque la reciente victoria en el rescate de Aelyria había sido significativa, sabían que Jon no descansaría. Y menos ahora, con las nuevas fuerzas aliadas que se habían sumado a su causa.
Sin embargo, en medio de los planes de guerra, un mensajero entró en la sala del consejo con el rostro desencajado y el miedo claramente reflejado en sus ojos. Daenerys, que estaba concentrada en los mapas y los informes, levantó la vista al notar la urgencia del hombre.
— "Mi reina... Regente Graegoris... algo no está bien con Lady Aelyria," dijo con voz temblorosa, incapaz de articular del todo lo que estaba ocurriendo.
Daenerys sintió un nudo formarse en su estómago. La expresión en el rostro del hombre no auguraba nada bueno. Se levantó de inmediato, y sin esperar más, salió de la sala del consejo, seguida por los demás miembros, incluido Kaelen, que estaba tan preocupado como la Reina Dragón.
Al llegar a la tienda de Aelyria, el caos reinaba. Varios sanadores y soldados estaban reunidos alrededor de la regente, que se encontraba tumbada en una cama improvisada, su respiración irregular y el sudor cubriendo su frente. El dolor era visible en su rostro, y su piel, que debería estar recuperándose, parecía cada vez más pálida y quebradiza.
— "¿Qué está ocurriendo?" preguntó Daenerys, su voz controlada, pero con una evidente nota de preocupación.
Uno de los sanadores se adelantó, inclinando la cabeza en reverencia antes de hablar. — "Mi reina, hemos hecho todo lo posible para tratar la herida de Lady Aelyria, pero algo más está ocurriendo. Su cuerpo está reaccionando de una forma que no comprendemos."
Kaelen se acercó al lecho de su hermana, sus ojos recorriendo su rostro en busca de alguna señal de que se estaba recuperando, pero solo encontró una expresión de dolor y sufrimiento.
— "Esto no es normal," murmuró Kaelen, apretando los dientes. "Aelyria ha sobrevivido a heridas peores que esta. ¿Qué le está pasando?"
Daenerys también lo sabía. Algo no encajaba. Se acercó más a Aelyria, su mirada fija en la herida cosida, que ahora parecía infectada, con líneas negras que se extendían desde el corte como raíces venenosas. Entonces, un pensamiento sombrío cruzó su mente.
— "Veneno," susurró.
Kaelen la miró, incrédulo. — "¿Veneno?"
Antes de que Daenerys pudiera responder, otro mensajero entró en la tienda apresuradamente, su rostro lleno de urgencia. — "Mi reina, hay algo que debemos informar... Jon Snow... ha encontrado algo en los antiguos libros de Valyria."
Daenerys frunció el ceño. — "¿Qué tiene que ver eso con esto?"
— "En esos textos," continuó el mensajero, "se menciona un veneno antiguo, utilizado por los asesinos más letales de Valyria. Un veneno que solo se activa cuando la herida ha sido cerrada, propagándose lentamente por el cuerpo hasta alcanzar los órganos vitales."
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Hijos del Fuego y de la Sombra
FanfictionTras la caída de Valyria, los Targaryen se erigen como los últimos señores de dragones. Sin embargo, en las sombras de la historia, una casa valyria desconocida resurge, reclamando su lugar y su legado. Con dragones olvidados y secretos ancestrales...