Los días en Rocadragón transcurrían con una tensión palpable. El viento gélido que solía barrer la fortaleza no hacía más que intensificar las miradas cautelosas entre los consejeros, los rumores que corrían por los pasillos y los planes de guerra que se fraguaban en el salón del consejo. Pero en medio de todo ese caos, había un respiro de tregua para Aelyria Graegoris, aunque fuera temporal.Aelyria, erguida y firme como siempre, caminaba por el largo pasillo hacia el salón principal, su cabello ahora mezclado con mechones negros y rojos —un símbolo claro de los cambios que las sombras y el fuego habían dejado en su interior— ondeando a su espalda. A su paso, los guardias la miraban con respeto y curiosidad, sus ojos no podían evitar fijarse en esos colores extraños que antes no estaban en su apariencia. Las leyendas sobre su transformación no dejaban de correr por Rocadragón, pero eso poco le importaba a la regente de los Graegoris.
A su llegada al salón, Daenerys, rodeada por sus consejeros más cercanos, ya la esperaba. Tyrion Lannister, Verme Gris, Missandei y el resto del consejo estaban presentes, discutiendo las estrategias para la inminente campaña contra Jon Snow. Sin embargo, en cuanto Aelyria entró, todas las voces callaron.
—"Tengo algo que debo notificar," comenzó Aelyria, sin rodeos, como era su costumbre.
Daenerys, sentada en su asiento al frente de la mesa, la miró con curiosidad. El vínculo entre ellas se había vuelto más fuerte tras los recientes eventos. Sin embargo, un hilo de preocupación cruzó el rostro de la Reina Dragón al ver la expresión en el rostro de Aelyria.
—"Hace tiempo, Thalion, mi hermano, desposó a la hija del Lord Redwyne, y como saben, estaban esperando hijos. Las noticias han llegado de que los bebés ya han nacido en The Arbor, y debo ausentarme para asegurarme de que todo esté en orden. No solo es una visita familiar, sino también una misión para inspeccionar el estado económico y militar de The Arbor. La economía de nuestra alianza depende en gran medida de su producción y comercio, especialmente con la amenaza que Snow representa."
Los murmullos en la sala comenzaron. Verme Gris intercambió miradas con Tyrion, y Daenerys se quedó en silencio por un momento, procesando lo que había escuchado. Pero antes de que alguien pudiera decir algo, Vorak Velaryon, el tío de Kaelen, intervino con un tono algo más jovial del que usualmente usaba en los consejos.
—"Si me permites, Aelyria," dijo Vorak, levantándose ligeramente de su asiento, —"me gustaría pedirte un favor. Mi hija, Lyssara, tiene mucho que aprender sobre asuntos de comercio, alianzas y administración. The Arbor es una de las regiones más ricas y cruciales de Poniente, y creo que este sería el viaje perfecto para que empiece a entender cómo funcionan esos aspectos del poder. ¿Te importaría llevarla contigo? Estoy seguro de que aprendería mucho de ti y de las gentes de Redwyne."
Aelyria lo miró por un momento, pensando. No le molestaba la compañía de Lyssara, pero sabía que Daenerys no recibiría la noticia con tanta calma. Desde que había notado el comportamiento coquetón y descarado de Lyssara hacia ella, las tensiones en Rocadragón habían aumentado. Sin embargo, Aelyria era una mujer de palabra y responsabilidad, y sabía que educar a los más jóvenes sobre cómo gobernar y mantener alianzas era una parte crucial del futuro de cualquier casa.
—"No tengo ningún problema con que Lyssara me acompañe," respondió Aelyria, sin darle demasiada importancia al asunto. —"Será un buen viaje para que aprenda sobre la importancia del comercio marítimo y de cómo mantener una economía próspera en tiempos de guerra."
Los ojos de Vorak brillaron con satisfacción, y Lyssara, quien estaba sentada cerca de su padre, lanzó una mirada traviesa hacia Aelyria. Pero el gesto no pasó desapercibido para Daenerys, quien, desde su lugar en el consejo, frunció el ceño. Aunque no dijo nada en ese momento, sus pensamientos eran claros: no le gustaba la idea de que Lyssara acompañara a Aelyria. No era solo la evidente atracción que la joven mostraba hacia la regente de los Graegoris, sino la sensación de que algo más podría estar en juego. La idea de ver a Lyssara con Aelyria, tan lejos de Rocadragón, no le hacía gracia.
El silencio que siguió fue tenso, y Daenerys, incapaz de contenerse más, finalmente habló.
—"Aelyria," dijo, su voz contenida pero firme, —"¿Es realmente necesario que te ausentes por tanto tiempo? Con todo lo que está sucediendo... Jon Snow, nuestras fuerzas... ¿Podemos darnos el lujo de estar sin tu presencia aquí, en Rocadragón?"
Aelyria la miró con serenidad, comprendiendo sus preocupaciones.
—"Lo entiendo, Daenerys. Pero la economía es tan importante como nuestras tropas. Si The Arbor flaquea, nuestras reservas de alimentos y armas lo harán también. Además, debo asegurarme de que mi hermano Thalion esté bien. Las alianzas familiares son tan importantes como las políticas. No me iré mucho tiempo, solo lo suficiente para asegurarme de que todo esté en orden."
Daenerys asintió, aunque aún no parecía completamente convencida. No era una cuestión de confianza en Aelyria; sabía que la regente de los Graegoris tenía todo bajo control. Era la presencia de Lyssara lo que le hacía sentir un incómodo malestar en el estómago. Sin embargo, decidió no insistir más en el tema por ahora.
—"Entiendo," dijo finalmente Daenerys, recostándose en su asiento. —"Haz lo que debas hacer. Pero no tardes demasiado. No sabemos cuándo Jon Snow hará su próximo movimiento."
Aelyria asintió. La conversación sobre su partida parecía cerrada, pero el ambiente seguía cargado de tensiones no dichas. Era evidente que Daenerys no era indiferente a la situación, y la actitud desvergonzada de Lyssara hacia Aelyria solo empeoraba las cosas.
El almuerzo continuó con cierta incomodidad. Lyssara, ajena o quizás simplemente desinteresada en las preocupaciones de los demás, seguía hablando despreocupadamente con Aelyria, comentando trivialidades y haciendo preguntas con un tono demasiado amistoso, mientras que Daenerys los observaba con una mirada que ocultaba su creciente irritación.
Vorak, por su parte, pareció notar el malestar de la Reina Dragón, pero decidió no intervenir directamente. En su lugar, optó por desviar la conversación hacia temas más importantes.
—"Hemos recibido informes de que las fuerzas de Jon Snow están en marcha hacia el sur," dijo Vorak, mirando a los demás miembros del consejo. —"Ya están cerca de Aguasdulces. Si no actuamos pronto, podríamos perder el control de los ríos."
Este comentario logró desviar la atención de todos hacia asuntos más serios, y la conversación se centró en la estrategia militar. Aelyria, aunque sabía que la guerra era importante, ya tenía su mente puesta en The Arbor y en lo que encontraría allí. Thalion, su hermano, era capaz, pero algo le decía que su presencia era necesaria, especialmente ahora que los hijos de su hermano habían nacido.
Mientras los consejeros hablaban de guerra, Aelyria se permitió unos segundos de reflexión. Sabía que este viaje traería más que solo alianzas y acuerdos comerciales. Algo en el viento de Rocadragón le susurraba que su partida marcaría un cambio, no solo en los eventos que se avecinaban, sino en su propia vida.
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Hijos del Fuego y de la Sombra
FanficTras la caída de Valyria, los Targaryen se erigen como los últimos señores de dragones. Sin embargo, en las sombras de la historia, una casa valyria desconocida resurge, reclamando su lugar y su legado. Con dragones olvidados y secretos ancestrales...