El viento salado soplaba con fuerza mientras un barco, sin estandartes visibles, se aproximaba lentamente hacia la costa. Las olas golpeaban con suavidad el casco, como si susurraran secretos antiguos. Era una tarde gris en Rocadragón, el aire cargado con un inusual presentimiento. Daenerys observaba desde las alturas de su fortaleza, sus ojos inquietos, atentos a cada detalle de la vida en la isla, cuando uno de sus consejeros se acercó con un informe: un barco desconocido había sido avistado acercándose a la bahía.
La reina frunció el ceño. Desde Essos, había poco tráfico últimamente, pero esta nave no parecía ser un navío comercial, ni uno de los suyos. Inmediatamente ordenó que se preparara una escolta para investigar y recibir a la embarcación. Sentía curiosidad, pero también un nudo de ansiedad que no lograba explicar.
Aelyria, quien se había estado recuperando, estaba en el campamento Graegoris revisando estrategias con sus comandantes. Su mirada calculadora se centraba en la próxima acción contra Jon Snow. El traidor. La mención de su nombre todavía la encendía, y las cicatrices de su reciente batalla resonaban en cada uno de sus músculos. Sin embargo, cuando uno de sus centinelas llegó apresuradamente a informar sobre la llegada del barco, su expresión cambió.
"Capitana Graegoris, un barco proveniente de Essos ha atracado en la bahía. Ningún estandarte ondea en su mástil, pero una figura familiar ha sido vista en la cubierta."
Aelyria se enderezó, sintiendo un remolino de emociones dentro de sí misma, y salió sin pronunciar palabra. Algo en su pecho se aceleraba. No esperaba a nadie de Essos... o eso creía. Los recuerdos se agolparon en su mente mientras cruzaba el campamento. Sabía de quién podía tratarse.
Cuando finalmente llegó al puerto, su mirada captó una figura femenina de pie en la proa del barco. Era alta, con una cabellera oscura y ojos profundos que parecían brillar con una mezcla de determinación y ternura. Vestía ropas simples, pero había algo en su porte, una elegancia que no necesitaba adornos. Aelyria sonrió, una sonrisa verdadera que rara vez compartía con nadie. La figura en el barco la vio y le devolvió la sonrisa, un gesto que no pasó desapercibido para Daenerys, quien había llegado detrás de Aelyria, intrigada por la escena.
Daenerys observó cómo Aelyria, quien había sido tan reservada en todo momento, se acercaba con una calidez que no había mostrado con nadie más, ni siquiera con ella. El pecho de la Madre de Dragones se apretó con una sensación extraña. ¿Era celos? ¿Preocupación? No podía descifrarlo del todo, pero ver esa conexión tan instantánea e intensa le provocaba incomodidad.
—"Tavina," dijo Aelyria, su voz suave pero cargada de afecto. Se detuvo frente a la mujer del barco y, sin más preámbulos, la abrazó. El gesto fue breve, pero suficiente para que Daenerys lo notara.
Tavina, la mujer recién llegada, acarició suavemente el rostro de Aelyria, examinando sus heridas.
—"Has luchado más de lo que deberías, amiga mía," dijo Tavina en un tono que transmitía una intimidad que hizo que los labios de Daenerys se tensaran.
Aelyria rio ligeramente, algo que raramente hacía en público, y esa risa resonó como un eco en la mente de Daenerys. Observó cómo ambas mujeres intercambiaban miradas y sonrisas. La relación entre ellas era clara, pero las implicaciones eran lo que comenzaba a confundir a Daenerys. ¿Quién era esta mujer que había logrado que Aelyria, siempre tan reservada y disciplinada, se comportara de manera tan abierta y cercana?
Daenerys se acercó, sintiendo la necesidad de intervenir, de marcar su presencia. Estaba acostumbrada a ser el centro, a atraer la lealtad de quienes la rodeaban, y no le agradaba ver que alguien más lograba conectar con Aelyria en ese nivel.
—"Bienvenida a Rocadragón," dijo Daenerys, su tono cortés pero frío, mientras miraba fijamente a Tavina.
—"Gracias, Su Majestad," respondió Tavina, inclinando la cabeza respetuosamente, pero sin apartar su mano del brazo de Aelyria. "He oído mucho de usted."
Daenerys asintió, pero sus ojos se fijaron en la mano de Tavina sobre Aelyria. Era un gesto pequeño, pero lleno de una cercanía que la incomodaba.
—"Aelyria," comenzó Daenerys, sin poder evitar que un tono inquisitivo se filtrara en su voz, "no mencionaste que esperaras visitas de Essos."
Aelyria, aún con una ligera sonrisa, giró hacia Daenerys.
—"No lo esperaba. Tavina y yo nos conocemos desde hace muchos años. Ha venido para... ofrecer su apoyo, supongo."
Tavina asintió suavemente, mirando a Daenerys con una leve sonrisa.
—"No podía quedarme al margen mientras los rumores de las batallas en Poniente crecían. Tenía que ver cómo estaba mi amiga."
Daenerys se sintió atrapada entre el orgullo y una emoción que no podía controlar del todo. Quiso decir algo, quizás una reprimenda por la falta de formalidad, pero antes de que pudiera hablar, Aelyria intervino.
—"Tavina es de confianza. Hemos pasado por mucho juntas."
Daenerys solo asintió, pero las palabras de Aelyria no la tranquilizaban del todo. Tavina no era solo una aliada, no por cómo Aelyria la miraba. Había una historia profunda entre ellas que Daenerys no conocía, y eso la inquietaba.
Con una excusa poco convincente, Daenerys se retiró de la escena, sintiendo una tormenta de emociones en su interior. Desde lo alto de Rocadragón, observó cómo Aelyria y Tavina continuaban conversando, sus risas mezclándose con el sonido del mar. Había algo en todo aquello que no podía definir del todo, pero sabía que no le gustaba. No solo porque Tavina parecía conocer un lado de Aelyria que ella no había visto, sino porque, por primera vez en mucho tiempo, sentía que alguien más había captado la atención de la persona que había comenzado a confiar en ella. Y eso, de algún modo, la perturbaba.
Mientras tanto, Aelyria continuaba conversando con Tavina, sintiéndose momentáneamente en paz. Pero esa paz no duraría mucho. Las sombras de Essos aún se cernían sobre ellas, y la guerra en Poniente estaba lejos de terminar.
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Hijos del Fuego y de la Sombra
Hayran KurguTras la caída de Valyria, los Targaryen se erigen como los últimos señores de dragones. Sin embargo, en las sombras de la historia, una casa valyria desconocida resurge, reclamando su lugar y su legado. Con dragones olvidados y secretos ancestrales...