Capitulo 45: La Caida

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Aelyria partió hacia Essos en silencio, sin el acostumbrado despliegue de poder y gloria que acompañaba a la Casa Graegoris. No había estandartes ondeando en su barco, ni dragones que la escoltaran por los cielos. Solo un barco solitario cortando las aguas, su proa rompiendo las olas bajo la luna creciente. Se fue sin despedidas elaboradas ni ceremonias, dejando solo a sus hermanos y algunos consejeros de Daenerys desconcertados.

Cuando Daenerys convocó a su consejo para discutir el tema, la pregunta era inevitable:

—¿Por qué parte sola? ¿Dónde está su ejército? —inquirió Varys, su mirada curiosa, mientras se acariciaba el mentón.

Kaelen, quien permanecía en la mesa del consejo, fue quien rompió el silencio.

—Mi hermana guarda su imagen y la de nuestra casa, como lo haría cualquier buen líder —dijo con calma, pero sus ojos brillaban con un fuego interior—. Ya lo hemos dicho antes: lo que hemos traído a Westeros no es más que una fracción de nuestras verdaderas fuerzas. En Essos, en nuestras tierras, los ejércitos de Graegoris están bien protegidos. Aelyria no necesita dragones para controlar su hogar. Las sombras de Asshai son más peligrosas de lo que pueden imaginar, pero mi hermana ha sido entrenada toda su vida para enfrentarlas.

El consejo de Daenerys intercambió miradas sorprendidas. No era un secreto que la Casa Graegoris tenía influencia en Essos, pero nunca imaginaron que su poder fuera tan vasto. Varys, con su usual astucia, se mantuvo en silencio, tomando nota de la revelación.

—¿Dejaron a los dragones con ella? —preguntó Tyrion, su tono más inquisitivo.

Kaelen negó con la cabeza.

—Los dragones aunque poderosos, jovenes. Los ha dejado en un lugar seguro, uno que solo ella y nosotros conocemos. Su guerra en Essos no se librará con bestias aladas, sino con fuego y sombra, como siempre ha sido.

Daenerys no dijo nada en ese momento, pero en su interior, una mezcla de admiración y preocupación se agolpaba. Sabía que la guerra en Essos no sería sencilla para Aelyria, y la incertidumbre de lo que podría pasar la inquietaba.

Pasaron meses. Los informes llegaban a Westeros lentamente. Asshai, esa tierra oscura y misteriosa en el extremo del mundo, estaba envuelta en una guerra con las sombras que emergían de lo profundo de la tierra. Las sombras, criaturas del caos y el olvido, desafiaban la autoridad de Aelyria, pero ella, con la tenacidad de un dragón, luchaba sin cesar. En la octava luna desde su partida, la guerra en Asshai alcanzó su clímax.

Aelyria, vestida con su imponente armadura de batalla, con los colores de su casa brillando a la luz del fuego, se enfrentó a las sombras más oscuras de su reino. La batalla fue brutal, pero al final, fue ella quien se alzó victoriosa. Las sombras fueron repelidas, y en su lugar, la oscuridad quedó vacía. Solo una advertencia resonaba en las tierras más allá de las montañas de Asshai:

"Soy sombra. Soy fuego. Quien ose levantarse contra mí o mis aliados pagará con sangre."

Este mensaje, inquietante y poderoso, llegó a todos los rincones de Essos y pronto cruzó el Mar Angosto, encontrando su camino hasta Poniente. El eco de la victoria de Aelyria no fue solo un triunfo sobre las sombras, sino un mensaje claro para todos aquellos que conspiraban en su contra.

Sin embargo, lo que nadie sabía en ese momento era que el enemigo más peligroso de Aelyria no eran las sombras de Asshai, sino los mortales que conspiraban desde Poniente. Jon Snow, desde las profundidades de Invernalia, había estado maquinando durante meses, esperando el momento perfecto para golpear. Conocía la importancia de separar a Aelyria de su ejército y su familia. Sabía que la clave para debilitar a los Graegoris era eliminar a su líder más formidable. El ataque que planeaba no sería en Essos, sino en el mar, cuando Aelyria estuviera más vulnerable.

Cuando Aelyria emprendió el regreso a Westeros con una pequeña flota, confiada en su victoria sobre las sombras, fue sorprendida por una emboscada. Una flota que navegaba bajo una bandera desconocida atacó en plena noche. Los barcos de Aelyria fueron golpeados con brutalidad, cañones rompiendo los cascos, flechas llameantes atravesando las velas. Aunque la flota Graegoris luchó con valentía, algunos barcos comenzaron a hundirse. Entre ellos, el barco que transportaba a Aelyria.

La noticia llegó a Poniente como un susurro en el viento: "Aelyria Graegoris, la Reina de Fuego y Sombra, ha muerto en el mar."

El impacto fue devastador. Daenerys, al enterarse de la supuesta muerte de Aelyria, se encerró en sus aposentos, su mente debatiéndose entre la furia y el pesar. Los hermanos de Aelyria, Kaelen y Thalion, no tomaron la noticia con calma. En lugar de hundirse en la desesperación, su reacción fue una de pura furia. Thalion, quien había estado siempre más cercano a Aelyria, fue el primero en hablar.

—Hermana por hermana —dijo con la voz cargada de rabia contenida—. Daemon puede estar aún herido, pero nosotros no. Arya Stark está en Highgarden, y si no podemos tener a Jon Snow, entonces ella o su hermana pagarán el precio por esto.

El consenso fue rápido y claro. Los Graegoris no eran una casa que se quedara de brazos cruzados mientras sus miembros caían. Si bien sus lazos con Daenerys eran fuertes, la prioridad ahora era la venganza. Sansa Stark, la reina en Invernalia, también estaba en su mira. Aunque los Graegoris no sabían quién exactamente estaba detrás del ataque, sabían que los Stark estaban involucrados.

Kaelen, con la voz más fría y calculada, añadió:

—Así como Daemon Targaryen dijo una vez "hijo por hijo", hoy la Casa Graegoris dirá "hermana por hermana". Jon Snow no se dará cuenta de lo que le espera hasta que sea demasiado tarde. Si Arya o Sansa caen, su escudo se romperá, y él será vulnerable.

Los Graegoris habían perdido a su hermana, o al menos, eso creían. Y ahora, el viento en Poniente cambiaría de dirección, llevándolos a una inevitable confrontación no solo con Jon Snow, sino con toda su familia. Las piezas en el tablero de la guerra estaban listas, y cada movimiento sería decisivo.

Hijos del Fuego y de la SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora