Capitulo 36: El Tablero se Mueve

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Aelyria cargaba a Daemon en sus brazos mientras cruzaba el campamento de la Casa Graegoris. Las antorchas iluminaban el camino mientras el murmullo de los soldados y oficiales se convertía en un rugido. El regreso de Daemon, aunque debilitado y herido, era un golpe de esperanza para la Casa, que había sufrido tanto en esta guerra incierta. Los soldados, que lo consideraban uno de los guerreros más fieros y leales de su linaje, se agolpaban para ver el momento en que el hijo perdido volvía.

—¡El señor Daemon ha vuelto! —gritó alguien desde la multitud.

El grito fue seguido por vítores, que resonaron como un trueno en el campamento. Aelyria, aunque cansada y tensa, no dejó que su expresión traicionara emoción alguna. Su mirada seguía fija en el frente, decidida, mientras avanzaba hacia la tienda médica. Sabía que su hermano necesitaba atención inmediata, pero también que este era un momento crucial para la unidad de la Casa. Nada debía fallar ahora.

Thalion y Kaelen, sus otros dos hermanos, salieron de la tienda principal al escuchar el alboroto. Cuando vieron a Daemon en los brazos de Aelyria, sus rostros mostraron una mezcla de asombro, alivio y rabia. Kaelen fue el primero en reaccionar, corriendo hacia ellos.

—¡Daemon! —exclamó, con el corazón acelerado—. ¿Qué te han hecho?

Aelyria solo negó con la cabeza, sus ojos advertían que no era el momento para preguntas. Thalion, más mesurado, se acercó con la espalda erguida, aunque su rostro revelaba su preocupación.

—Llevémoslo dentro —ordenó Thalion, dando paso para que Aelyria pudiera ingresar a la tienda médica, donde los curanderos de la Casa ya estaban preparados para recibir a su hermano.

Aelyria depositó cuidadosamente a Daemon sobre la camilla improvisada y, después de asegurarse de que los médicos comenzaban a atenderlo, salió de la tienda. Se limpió el sudor de la frente y suspiró profundamente. En ese momento, Kaelen y Thalion la rodearon, las preguntas acumulándose en sus ojos.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Kaelen, su tono lleno de frustración contenida.

—Jon Snow —respondió Aelyria, con los ojos fríos—. Él es el verdadero traidor. Ha estado jugando con nosotros, manipulando a todos. No solo me mintió a mí, sino que ha atacado a nuestra casa desde las sombras.

Thalion frunció el ceño, su mente ya girando en torno a las implicaciones de esa traición.

—¿Y Daenerys? —preguntó Thalion—. ¿Ella lo sabe?

—Lo sabrá pronto —respondió Aelyria, con una sonrisa amarga—. Pero esto cambia todo. No podemos permitirnos mantener todas nuestras fuerzas aquí. Jon podría estar tramando algo aún más grande.

Los hermanos intercambiaron miradas. La mención de Jon Snow como traidor trajo un aire de urgencia a la conversación. Thalion, siempre el estratega, fue el primero en hablar.

—Debemos proteger lo que es nuestro —dijo Thalion con un tono firme—. Si Jon está detrás de esto, no podemos descuidar nuestros territorios, especialmente The Arbor. Es crucial para nuestras rutas comerciales y la defensa naval.

Aelyria asintió, y entonces miró a su hermano.

—Thalion, tú y tu esposa deben regresar a The Arbor inmediatamente. No sabemos qué más tiene Jon bajo la manga, y no podemos arriesgar perder nuestro puerto o nuestra gente. Llévate a la mitad de las tropas que tenemos aquí para asegurar la defensa. No permitas que nada caiga en manos enemigas.

Thalion apretó los labios, comprendiendo la gravedad de la situación. No le gustaba la idea de separarse de su familia, pero Aelyria tenía razón. The Arbor era un objetivo estratégico, y Jon Snow podría aprovechar cualquier debilidad.

Hijos del Fuego y de la SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora