La noche en Rocadragón era tan oscura como siempre, con el rugido del mar golpeando las rocas y el viento silbando a través de las paredes de la fortaleza. Los días recientes habían estado llenos de tensiones políticas, estrategias de guerra y la llegada de noticias tanto preocupantes como esperanzadoras. Aelyria sentía que había demasiadas cosas en juego, demasiados secretos ocultos en la sombra, pero había una cosa que no podía postergar más: hablar con Daenerys.Aelyria llevaba un tiempo dándole vueltas a la idea de compartir su siguiente paso con Daenerys, pero siempre había algo que la detenía. Sin embargo, esa noche, había traído consigo algo que sabía que le ayudaría a suavizar el momento: una botella de vino de la familia Redwyne, uno de los más finos y celebrados de Poniente. Sabía que sería el detonante perfecto para relajar los ánimos, y tal vez, aclarar algunas emociones que ambas habían estado reprimiendo.
Al llegar a los aposentos de Daenerys, dos guardias la observaron de reojo, pero la dejaron pasar sin decir una palabra. Su presencia en el castillo ya era tan natural como la de la propia reina. Con una pequeña sonrisa, tocó suavemente la puerta antes de entrar. Daenerys estaba en su escritorio, repasando un mapa de Poniente, claramente perdida en sus pensamientos.
—"Daenerys," comenzó Aelyria, su tono calmado pero firme, —"creo que necesitas un descanso."
La Reina Dragón levantó la vista, sus ojos violetas encontrándose con los de Aelyria. Por un momento, la tensión en su rostro pareció disiparse al verla.
—"Aelyria," respondió Daenerys, dejando a un lado el mapa, —"parece que conoces mis pensamientos mejor que yo misma."
—"A veces," Aelyria dijo con una ligera sonrisa, mientras levantaba la botella de vino, —"pero esta vez, te traigo algo especial. Un regalo de los Redwyne, su mejor vino. Dicen que solo lo reservan para ocasiones muy especiales."
Daenerys arqueó una ceja, claramente interesada.
—"No suelo dejarme llevar por el vino, pero supongo que hoy puede ser una excepción," dijo, haciéndose a un lado para permitir que Aelyria se sentara a su lado.
Aelyria vertió el vino en dos copas, entregándole una a Daenerys antes de levantar la suya.
—"Por un respiro en medio del caos," brindó Aelyria, mientras Daenerys la imitaba.
El primer sorbo fue suave y delicioso, y ambas se relajaron un poco más con cada trago. El vino, tal como Aelyria había predicho, ayudaba a relajar las tensiones que habían estado presentes desde hace tiempo. Tras unos minutos de conversación ligera, Aelyria supo que era el momento de tocar el tema que realmente la había llevado allí esa noche.
—"Daenerys, quería hablar contigo sobre mi partida," comenzó Aelyria, mientras giraba suavemente la copa en su mano.
Daenerys la miró con atención, su expresión volviéndose un poco más seria.
—"¿Vas a marcharte pronto?" preguntó, aunque ya conocía la respuesta.
—"Sí, en dos noches. Debo ir a The Arbor, visitar a mi hermano Thalion y asegurarme de que todo está bien tanto en términos familiares como en lo que respecta a las alianzas. Sabes que los Redwyne son clave para nosotros, tanto por sus flotas como por sus recursos."
Daenerys asintió, aunque sus ojos mostraban una ligera sombra de preocupación.
—"Lo sé," dijo, su voz calmada pero con un matiz de incomodidad. —"Pero no puedo evitar sentir que cada vez que te alejas, las cosas se complican más. La última vez casi te pierdo..."
Aelyria extendió su mano y la colocó suavemente sobre la de Daenerys, interrumpiéndola.
—"No tienes que preocuparte por eso," dijo Aelyria en un tono tranquilizador. —"Estaré bien. He pasado por cosas peores. Pero... quería proponerte algo."
Los ojos de Daenerys brillaron con curiosidad.
—"¿Qué cosa?"
Aelyria tomó un sorbo de vino antes de continuar.
—"Quiero que vengas conmigo. Será un buen respiro para ti. The Arbor es pacífico en comparación con Rocadragón y sus preocupaciones. Podríamos supervisar todo juntas, y podrías ver a los hijos de Thalion, los herederos de nuestra alianza."
Daenerys se inclinó hacia atrás en su silla, pensando en la propuesta. El peso de la guerra y la inminente confrontación con Jon Snow la mantenían atada a Rocadragón, pero había algo tentador en la idea de escapar, aunque fuera por un tiempo.
—"Es una tentación muy fuerte, Aelyria," dijo Daenerys, sonriendo levemente, —"pero no estoy segura de que pueda permitirme dejar Rocadragón ahora mismo."
—"Si lo piensas," continuó Aelyria, su voz suave, —"siempre habrá algo que te ate aquí. Siempre habrá un plan que deba perfeccionarse, una estrategia que debatir. Pero si sigues esperando el momento perfecto, nunca llegará. A veces es necesario dar un paso atrás, tomar un respiro para poder ver las cosas con mayor claridad."
Daenerys pareció pensarlo por un momento, observando a Aelyria con una mezcla de admiración y confusión.
—"Tienes razón, como siempre," respondió finalmente. —"Quizás deba considerar tu propuesta. Después de todo, no puedo negar que estar cerca de ti siempre trae algo de... tranquilidad."
Aelyria sonrió. El vino comenzaba a hacer efecto, y las tensiones que habían sido tan palpables antes se disipaban lentamente.
—"Entonces, ¿me dejarás dormir contigo esta noche?" preguntó Aelyria, dejando caer la pregunta con una ligereza que sorprendió a Daenerys.
La Reina Dragón la miró, sus ojos llenos de sorpresa y diversión.
—"¿Estás pidiéndome permiso para compartir mi cama?" preguntó Daenerys con una risa suave, aunque claramente intrigada por la propuesta.
Aelyria se encogió de hombros, fingiendo una inocencia que no sentía.
—"Algo así. No es la primera vez que compartimos el mismo espacio, pero tal vez esta vez sea diferente."
Daenerys soltó una carcajada ligera, y luego asintió.
—"Está bien, puedes quedarte esta noche conmigo."
Aelyria sonrió con satisfacción, pero antes de que Daenerys pudiera agregar algo más, la regente de los Graegoris dio un paso hacia adelante, dejando su copa a un lado. Se inclinó lentamente, sus ojos fijos en los de Daenerys, y antes de que la Reina Dragón pudiera reaccionar, sus labios se encontraron en un beso suave pero firme.
El tiempo pareció detenerse. Daenerys, sorprendida al principio, cerró los ojos y respondió al beso, permitiendo que esa conexión largamente contenida finalmente se liberara. El sabor del vino en sus labios, el calor de Aelyria cerca de ella, todo se sintió más intenso en ese momento. Fue un beso que llevaba mucho tiempo esperando, aunque quizás no se había dado cuenta hasta entonces.
Cuando finalmente se separaron, ambas respiraban un poco más rápido, sus miradas cargadas de emociones no expresadas.
—"Eso," dijo Aelyria con una sonrisa juguetona, —"era lo que necesitaba hacer antes de dormir tranquilamente."
Daenerys, aún recuperándose del momento, no pudo evitar sonreír.
—"Si hubieras dicho eso antes, no habría dudado en dejarte quedarte," respondió con una chispa de humor en su voz.
Aelyria soltó una pequeña risa antes de tomar nuevamente su copa de vino.
—"Entonces, ¿te arrepientes?" preguntó en tono de broma.
Daenerys negó con la cabeza.
—"No, para nada."
Esa noche, las dos compartieron la cama, pero no fue solo el calor físico lo que las unió. Era una conexión más profunda, una promesa tácita de que, sin importar lo que viniera, estarían juntas para enfrentarlo. Las sombras, la guerra, los dragones y los reinos se volvían secundarios en ese momento. Ahora, lo único que importaba era la cercanía de sus cuerpos y la confianza que empezaba a florecer entre ellas.
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Hijos del Fuego y de la Sombra
FanfictionTras la caída de Valyria, los Targaryen se erigen como los últimos señores de dragones. Sin embargo, en las sombras de la historia, una casa valyria desconocida resurge, reclamando su lugar y su legado. Con dragones olvidados y secretos ancestrales...