Capitulo 82: Guerra, sombra y Celos

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En Rocadragón, la atmósfera era tensa. Los informes que llegaban desde los Gemelos eran sombríos. Aguasdulces había caído en manos de Jon Snow y su hermana Arya, quien, a pesar de haber perdido una mano, había demostrado ser aún más peligrosa. La noticia de la victoria de los Stark resonó como un trueno en los pasillos del castillo. Arya Stark había vuelto a reclamar una parte vital del dominio sobre los ríos, y ahora las rutas comerciales y las líneas de suministro estaban bajo su control. Era un golpe devastador, uno que podría cambiar el curso de la guerra.

El consejo de guerra estaba reunido, y Kaelen, junto a su tío Vorak y los demás comandantes, discutían los próximos pasos. No podían permitirse dejar que los Stark consolidaran su control sobre los Gemelos, y la decisión era clara: debían actuar rápidamente.

—Mandaremos tropas hacia los Ríos —dijo Kaelen, su tono firme mientras señalaba el mapa extendido sobre la mesa de estrategia—. No podemos permitir que Jon Snow refuerce su posición allí. Si lo hace, los suministros que necesitamos quedarán cortados, y nuestra campaña en Poniente podría fracasar.

Vorak, su tío, asintió con gravedad. Aunque no había hablado mucho hasta el momento, cuando lo hacía, sus palabras eran claras y precisas.

—He visto a Snow en acción —comentó—. No subestimemos su habilidad para hacer movimientos rápidos e inesperados. Si los atacamos, debemos hacerlo con una estrategia precisa y contundente. Las tropas de las Islas del Verano Eterno y Asshai están listas para moverse. Debemos utilizarlas sabiamente.

Kaelen estaba de acuerdo, pero su mente no dejaba de preocuparse por lo que esto significaría para su hermana. Sabía que Aelyria tenía asuntos pendientes en The Arbor, pero ahora no podían permitirse desviar su atención de la guerra.

Mientras los planes de batalla se discutían, la hija de Vorak, Lyssara, entró en la sala con un aire despreocupado. Ya había dejado claro que acompañaría a Aelyria en su viaje a The Arbor, y aunque lo había hecho con una sonrisa encantadora y llena de entusiasmo, no pasó desapercibido el hecho de que Daenerys Targaryen había estado vigilando cada uno de sus movimientos con ojos llenos de celos.

—Todo está listo para el viaje, Aelyria —anunció Lyssara, con una sonrisa radiante mientras se acercaba a la mesa de estrategia—. Estoy emocionada de ver lo que The Arbor tiene para ofrecer. Hay muchas cosas que quiero hacer y conocer... contigo, claro.

Su mirada se posó en Aelyria, y la sonrisa coqueta que le lanzó fue imposible de ignorar. El aire en la sala pareció congelarse por un instante. Aelyria, sin darle demasiada importancia, simplemente asintió con una sonrisa leve, pero la tensión que brotaba de Daenerys era palpable.

La Reina Dragón se puso de pie de forma abrupta, su expresión endurecida, y sin decir una palabra, salió de la sala con pasos rápidos. Aelyria, viendo la situación, se disculpó brevemente ante el consejo y siguió a Daenerys, sabiendo que la tormenta que se avecinaba no sería fácil de calmar.

Aelyria la alcanzó en uno de los largos pasillos de Rocadragón, los pasos de Daenerys resonando con fuerza sobre la piedra fría.

—Dany... —llamó Aelyria, alcanzándola por el brazo, pero Daenerys se soltó rápidamente, girando sobre sus talones con una mirada furiosa.

—¿Qué? —replicó Daenerys, su voz cargada de ira—. ¿Vas a decirme que no debería estar molesta? Esa mujer... esa niña está jugando contigo como si fueras un trofeo, y tú... ¿acaso no te das cuenta?

Aelyria suspiró, tratando de mantener la calma, pero sabiendo que Daenerys estaba realmente afectada. La furia en sus ojos y la rigidez de su postura hablaban más que mil palabras.

—Dany, no tienes de qué preocuparte —intentó suavizar el tono—. Lyssara es solo una joven curiosa. No es más que una muchacha que quiere aprender sobre los asuntos de The Arbor. Eso es todo.

Hijos del Fuego y de la SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora